Nany Sánchez, pedida de mano de Victoria Ortiz Martínez-Sagrera y Jaime Serra Díez© Nany Sánchez

Así ha sido la pedida de la diseñadora Victoria Ortiz Martínez-Sagrera: en el campo y con un vestido estampado

Una celebración íntima, elegante y campestre con la que Victoria Ortiz Martínez-Sagrera inspira a las futuras novias a organizar una pedida de ensueño


25 de mayo de 2025 - 11:00 CEST

Cuando decidimos dar el ‘sí, quiero’ al amor de nuestra vida, comenzamos a preparar con ilusión -y un poquito de nervios- el esperado día de la boda. El vestido de novia, las flores, la iglesia, la decoración… y muchos otros detalles que harán inolvidable el enlace. En este camino hacia el altar, muchos novios, fieles a la tradición, deciden organizar otra celebración que merece vivirse -y organizarse- con la misma ilusión que el propio día de la boda: la pedida de mano. Rodeados de naturaleza, en la casa familiar de la novia y junto a sus seres queridos, Victoria Ortiz Martínez-Sagrera y Jaime Serra Díez celebraron una de las pedidas de mano más bonitas e inspiradoras de la temporada, que capturó la fotógrafa Nany Sánchez.

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Media Image© Nany Sánchez

Una celebración íntima y familiar

La pedida de Victoria es el ejemplo perfecto de cómo cuidar cada preparativo sin perder naturalidad, como si cada detalle hubiera surgido de manera espontánea, sin pretensiones. El encuentro, como manda la tradición, tuvo lugar en la casa de los padres de la novia, en Córdoba, en un entorno natural que aportaba cercanía y calidez. Aprovechando la luz y las buenas temperaturas, la pedida se celebró al aire libre, en el jardín, donde la naturaleza fue la otra gran protagonista.

© Nany Sánchez
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El campo como inspiración

Gran apasionada de los caballos y de la vida en el campo, la inspiración para la pedida de Victoria no podía ser otra que la naturaleza. La decoración, de estilo rústico y campestre, como los novios querían, giró en torno a una paleta fresca y primaveral que combinaba flores silvestres con otras especies, como margaritas. La decoración floral fue obra de Jose Gálvez, mientras que del catering se encargó El Huaso, especializado en asados. 

© Nany Sánchez

Mesas con estilo

Bajo la sombra de los árboles se dispusieron varias mesas, cuya decoración seguía esa línea natural y fresca: manteles de hilo blancos -uno de ellos de la abuela de la novia-, servilletas de lino natural, muchas velas, cestos de mimbre de flores y bajoplatos en este mismo material, que ayudaron a recrear una atmósfera que respiraba armonía, romanticismo y un gusto refinado por los pequeños detalles.

© Nany Sánchez
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El look de pedida

Al igual que el vestido del día de la boda es uno de los detalles más esperados, en la pedida la novia también hace gala de su estilo nupcial. El look que eligió Victoria es toda una inspiración, tanto para futuras prometidas como para invitadas de verano. Para la ocasión, la novia eligió, en un guiño a la naturaleza y en consonancia con el estilo campestre de la pedida, un precioso vestido de lino blanco con pequeños detalles florales bordados en azul, firmado por Agua Bendita. Para completar el look, llevó pocas joyas -una de ellas su anillo de compromiso- y se decantó por un maquillaje y peinado muy naturales, obra de Javier Aranda, fieles al estilo y personalidad de la futura novia.

© Nany Sánchez
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El rol de la familia

Muchos novios deciden contar con una wedding planner, también para la organización de su pedida, mientras que otros prefieren la ayuda y apoyo de sus familiares para prepararla. Este último fue el caso de Victoria y Jaime, quienes, felices e ilusionados, querían hacer partícipes a sus seres queridos. Y fue todo un acierto: lo organizaron en pocas semanas, ya tenían claro lo que querían, el estilo que buscaban y se pusieron manos a la obra para que todo saliera perfecto. Las tías de Victoria, por ejemplo, se encargaron del postre, sus hermanos del regalo de Jaime… Fue un trabajo en equipo que hizo todo aún más especial, cercano y emotivo.

© Nany Sánchez
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Del anillo de compromiso al brindis

Cada instante de la pedida de mano se recuerda con gran cariño y una felicidad desbordante, pero hay dos que suelen ocupar un lugar especial en el corazón y la memoria de los protagonistas. Se trata del simbólico intercambio de regalos -habitualmente un anillo para la novia; un reloj para el novio- y el momento del brindis con los discursos. Las bonitas palabras de Jaime y de sus familias pusieron, sin duda, la nota más emotiva a la celebración.

© Nany Sánchez
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Lo más importante…

Vivir el proceso sin agobios, con calma y al ritmo de los propios protagonistas, sin dejarse llevar por expectativas ajenas porque lo verdaderamente importante es el significado de ese día: celebrar el compromiso y el amor eterno, y compartirlo con las personas que más quieres.

© Nany Sánchez
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