Hay algo mágico e, incluso, hipnótico en el brillo de una joya. No solo por su belleza, sino por lo que evoca: momentos, promesas o recuerdos. Un diamante no brilla solo por la luz que recibe, sino por la historia que guarda. Estas piezas tienen ese poder de unir lo tangible con lo emocional. En un mundo en el que cada vez se le da más importancia a lo efímero, las joyas se convierten en un recuerdo para siempre. Son arquitectura, moda y arte, pero también sentimiento. Los diamantes no pasan de moda, y ahí reside su encanto, pero eso no significa que no puedan reinventarse. Aura y Tesela, las nuevas propuestas de la firma Suarez, son un claro ejemplo de ese tándem perfecto entre atemporalidad y diseño.
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La emblemática casa de joyería española lleva más de ocho décadas entendiendo el lujo como una cuestión de alma. Desde 1943, ha crecido sin perder ese espíritu artesanal: cada diamante pasa por manos expertas, cada diseño se elabora en sus propios talleres, cada joya cuenta una historia. El gran desafío es crear nuevos modelos sin renunciar a su característica elegancia atemporal, reinventarse pensando en que todas las piezas trasciendan en el tiempo.
Este otoño no propone una, sino dos colecciones de Alta Joyería: Aura y Tesela. La primera es un homenaje a la magnificencia del Art Déco, un movimiento que convirtió la geometría y la proporción en sinónimos de belleza. Esta línea traduce ese espíritu en piezas de una presencia imponente: collares estructurados, pendientes que parecen pequeñas esculturas y sortijas que capturan la luz.
Realizadas en oro blanco de 18 quilates y diamantes seleccionados individualmente por los gemólogos de la casa, estas joyas no buscan brillar por exceso, sino por armonía: son arquitecturas de luz, silenciosas y majestuosas, que evocan la elegancia atemporal de las grandes décadas del diseño.
Si Aura representa la grandeza, Tesela encarna la sutileza. Inspirada en el arte del mosaico y en esas pequeñas piezas que, unidas, crean composiciones infinitas, esta colección celebra la belleza del conjunto y la delicadeza del detalle.
Las piezas de Tesela -entre las que destacan los brazaletes estilo riviére, pendientes y collares de composición geométrica- dibujan un lenguaje de precisión y ritmo. El resultado es una joya serena, equilibrada, que transmite una sensación de armonía y modernidad.