Este mismo fin de semana, Rania de Jordania acaparaba titulares desde Egipto con un vestido rojo que rendía homenaje a la estética faraónica en la inauguración del Gran Museo Egipcio de Giza. Apenas unas horas después, la soberana ha vuelto a captar la atención internacional desde Múnich, donde ha participado en el One Young World Summit 2025, uno de los encuentros de liderazgo juvenil más influyentes del planeta. Y si en Egipto su vestuario fue una lectura simbólica del pasado, en Alemania ha sido una declaración de presente: una reina que abraza la modernidad con chaquetas oversize de estilo urbano y pantalones tie-dye. Un look que no nos esperábamos.
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El estilo de Rania —habitualmente sinónimo de sobriedad diplomática y precisión sartorial— ha experimentado una evolución en los últimos años. Cada vez más, la reina jordana se atreve con códigos contemporáneos que rompen el molde de la “moda real” tradicional. Su aparición en Múnich lo confirma: un look de líneas relajadas, guiños urbanos y tintes artísticos, que podría haber salido del armario de una editora de moda neoyorquina.
Un look que redefine el lenguaje de la realeza
Para la ocasión, la reina ha elegido una chaqueta asimétrica en color caqui de JW Anderson, una pieza que combina volumen arquitectónico y artesanía británica. Su silueta oversize, hombros caídos y cinturón desmontable aportan un aire artístico, casi conceptual, que rompe con la rigidez del protocolo clásico. El diseño, confeccionado en algodón puro, pertenece a la línea más vanguardista de Jonathan Anderson, un creador que ha hecho del desequilibrio visual su firma.
Como contrapunto, Rania ha optado por unos pantalones de corte amplio y patrón degradé de Maison Alaïa, confeccionados en algodón estructurado con una técnica de torsión que genera un efecto visual de movimiento. Este degradé verde grisáceo —o vert de gris— suaviza el conjunto y aporta un matiz cromático inesperado.
El accesorio protagonista ha sido el bolso Kalimero Città de Bottega Veneta en color verde menta, elaborado en piel de ternero con la emblemática técnica Intreccio y un nudo lateral inspirado en los pañuelos de seda. En cuanto al calzado, la reina ha llevado los zapatos de tacón Lorenzo 105 de Jennifer Chamandi, realizados en piel, con el característico Eye of the Needle, el orificio en el tacón que permite pasar o retirar una fina correa. Este diseño arquitectónico, concebido en Londres y fabricado en Italia, conjuga precisión y feminidad.
Completan el conjunto dos pulseras Bois de Rose de Dior, en oro rosa y oro blanco, que reinterpretan la espina de la rosa —flor emblema de la maison— como símbolo de fortaleza y delicadeza. Su pelo suelto con ondas naturales, la raya al medio y unas uñas en tono burdeos, en sintonía con las tendencias de la temporada, han reforzado esa idea de modernidad.
Rania y el nuevo código de la elegancia real
Que una reina se vista de tie-dye es bastante inusual. El estampado, nacido de movimientos contraculturales en los años sesenta y reinterpretado por diseñadores como Dior, Proenza Schouler o Stella McCartney, ha pasado de símbolo de rebeldía a icono de artesanía contemporánea. En manos de Rania, se convierte en un símbolo de apertura cultural. Del mismo modo, el uso del volumen oversize en la chaqueta no responde únicamente a una tendencia estética. En la semiótica del vestir, la amplitud de las formas sugiere autoridad, libertad y confianza.
De Giza a Múnich: la coherencia de una reina
Hace unos días, Rania deslumbraba en El Cairo durante la inauguración del Gran Museo Egipcio (GEM) con un vestido rojo a medida de Dolce & Gabbana que reinterpretaba los pliegues del shenti masculino y la silueta del kalasiris femenino, un homenaje a la iconografía faraónica sin caer en el disfraz. La reina comprendió, una vez más, el poder del gesto: leer el contexto a través del vestuario.
De la solemnidad arqueológica de Egipto al tie-dye de Múnich, Rania demuestra que es una reina moderna y versátil, que se atreve con las tendencias y sabe leer el lenguaje estético que requiere cada acto.
