A sus recién estrenados 24 años, la princesa Elisabeth de Bélgica (2001, Anderlecht, Bélgica), hija mayor del rey Felipe y la reina Matilde, ya se ha consolidado como una de las figuras más prometedoras de la realeza europea. Futura heredera al trono y primera en la línea de sucesión de Bélgica, la joven combina una sólida formación académica en la Universidad de Harvard, donde estudia un máster en Administración Pública, con una imagen pública impecable, digna de su título.
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Y, es que en paralelo a su formación, Elisabeth de Bélgica ha desarrollado una relación cada vez más estrecha con la moda, mostrando especial aprecio por firmas españolas como María de la Orden o Zara. Su forma de vestir ha despertado interés, ya que es uno de esos rostros de las nuevas generaciones de royals que demuestran saber, perfectamente, cómo combinar juvenil con la discreción institucional que rigen los códigos propios de sus familia. Como explica la asesora de imagen y creadora del Método 40/400, Zaida Muñoz (@zaida_munoz_estilista._), sus looks "dependen mucho del contexto, y eso es precisamente lo interesante de su estilo".
Informal y juvenil en su día a día
En su vida cotidiana, la princesa apuesta por una estética relajada y casual. "Viste como la chica de 23 años que es, apostando por looks naturales, sencillos y con un punto muy fresco", señala la experta, indicando también más detalles sobre la ropa más recurrida de su armario: "Prefiere prendas básicas bien combinadas que reflejan una elegancia espontánea y una cercanía poco habitual en las casas reales".
De hecho, parte del éxito de su estilo reside en el abanico de básicos que atesora: “Aunque es joven, ya ha consolidado un armario con prendas atemporales, como las blazers estructuradas, las camisas blancas, los pantalones rectos y los abrigos de lana o tweed. A ello se suman los vestidos midi en tejidos fluidos y tonos neutros, una elección recurrente que, según la estilista, “está muy en línea con su sobriedad elegante".
Minimalista y colorida en las grandes citas
En los actos oficiales o eventos de Estado, en cambio, su imagen se transforma en una versión más sobria y depurada de sí misma. Un fenómeno que podríamos atribuir también a otras royals europeas, como a la princesa Leonor, o su hermana, la infanta Sofía. Tanto Elisabeth de Bélgica, como las dos hermanas españolas, siguen códigos de estilo parecidos, pero la futura reina belga, a juicio de Zaida Muñoz, "mantiene una base clásica con siluetas limpias y cortes estructurados, pero siempre incorpora algún guiño actual. Con una paleta de tonos alegres y tejidos ligeros, consigue transmitir sobriedad sin renunciar a la modernidad".
A lo largo de los años, Elisabeth de Bélgica ha ido incorporando guiños propios de su generación a sus looks, pero adaptándolos al contexto real siempre que debía. Ahora que acaba de cumplir 24 años, ya comienza a distinguirse con personalidad en este ámbito, demostrando que, en terreno real, cada vez son más las mujeres que moldean las normas instaurando códigos de vestimenta más amplios.
"Sin perder de vista las tendencias de su generación, Elisabeth de Bélgica introduce pequeños gestos de actualidad que revitalizan su imagen. Integra las tendencias con mucha sutileza; juega con el minimalismo contemporáneo, los tonos pastel y los trajes monocolor”, detalla la asesora de imagen, que, también, indica otro de sus trucos de estilo a seguir para dar distinción a sus looks. "añadir accesorios y complementos como los bolsos de asa corta o los mocasines con suela gruesa. Así completa ese equilibrio entre juventud y protocolo".
Estilo heredado
Pensar en una royal joven y no compararla con su madre resulta casi imposible. Casi todas las chicas de la generación Z que pertenecen a una dinastía real, toman referencias familiares indudables en su estilo. En este caso, la influencia de su madre, la reina Matilde de Bélgica, resulta evidente pero no determinante. "De la reina Matilde ha heredado el gusto por la elegancia serena, la sobriedad y la armonía cromática", señala la estilista. No obstante, Elisabeth aporta su propia mirada. "Se nota la influencia, pero también la intención de encontrar su propia voz dentro de ese legado", concluye.
Consciente de su papel como futura monarca, Elisabeth de Bélgica ha sabido construir una identidad visual acorde con su tiempo: refinada, coherente y profundamente contemporánea. Entre Oxford y Harvard, entre la tradición familiar y la modernidad, la princesa encarna una nueva forma de elegancia real que combina educación, estilo y una personalidad marcada en cada look.
