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Tras la celebración de la Fórmula 1 y su icónico torneo de tenis, el Principado retoma la agenda deportiva con otro evento de alto nivel: cada verano, el Puerto Hércules de Montecarlo se convierte en un insólito hipódromo con vistas al mar, donde se dan cita algunos de los mejores jinetes y caballos del mundo para competir en el Longines Jumping International. Como era de esperarse, allí estuvieron la princesa Carolina de Mónaco y sus hijas, Carlota y Alejandra, todas de lo más elegantes y haciendo gala de sus respectivos estilos.
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Carolina de Mónaco y sus hijas, juntas en la hípica de Montecarlo
Carolina aprovechó la oportunidad para reciclar un vestido que le vimos recientemente, durante su último viaje a Cuba. Se trata de un diseño manga corta con un llamativo estampado tipo batik, cuello de muesca y botonadura frontal decorada con botones de nácar. Lleva el nombre de Roxana Batik Diamond y pertenece a la firma Muzungu Sisters, cofundada por Tatiana Santo Domingo, mujer de Andrea Casiraghi.
Carolina recupera en un diseño artesanal que vimos en Cuba
La pieza está confeccionada en sarga de seda y fue realizada artesanalmente en la India, en línea con el compromiso que mantiene la marca con la moda ética y la reivindicación del trabajo manual. Lo estrenó en mayo de este año, cuando viajó a Cuba para acompañar al Ballet de Montecarlo en su estreno de la obra Core Meu en el Teatro Nacional de La Habana.
En su momento, al otro lado del Atlántico, la hermana de Alberto de Mónaco combinó esta prenda étnica con uno de sus bolsos negros característicos de Chanel, con asa de cadena dorada, pero en Montecarlo aplicó una fórmula mucho más casual, con un bolso de hombro en piel azul bebé, gafas de sol redondas y, por supuesto, un abanico, para combatir las altas temperaturas.
Alejandra de Hannover estrena un vestido que diseñó Sassa de Osma
Y sabemos que Carolina no fue la única que decidió apoyar a las empresas familiares en este día de hípica porque su hija menor, Alejandra, lució un vestido nuevo de Philippa 1970, la firma de moda de Sassa de Osma, quien es mujer de Christian de Hannover.
Es el modelo Melody (140 euros), que está confeccionado en algodón 100% y presenta un estampado floral suave, cuerpo fruncido tipo nido de abeja, tirantes con lazo y una falda de volantes que aporta un aire romántico y veraniego.
Carlota Casiraghi, rompedora con un minivestido de punto
Por su parte, Carlota huyó de los estampados y se decantó por un vestido estilo años 60, con cuello redondo, dos bolsillos a la cadera con botones y mangas cortas, realizado en punto canalé color azul cielo con hilos metalizados. Lo firma Chanel, casa para la que ejerce como embajadora desde 2020 y a cuyos desfiles asiste casi religiosamente.
Tanto ella como su hermana menor y su madre optaron por joyería sutil, desde finos colgantes dorados a pendientes de perlas diminutas y brazaletes lisos, para no restar atención a su labor en el evento.
Pocos saben que Carlota está implicada de lleno en la organización del torneo. El pasado viernes por la noche, ese mismo escenario acogió la Longines Pro Am Cup Monaco, una cita ya imprescindible del calendario hípico monegasco que fue impulsada por ella misma en 2010 y reúne a parejas formadas por jinetes aficionados y figuras internacionales, que compiten en un dinámico recorrido por relevos.