A sus 86 años, Farah Diba sigue siendo un símbolo de estilo y nostalgia de una era perdida. La última emperatriz de Irán, que vive en el exilio tras la Revolución Islámica de 1979, mantiene ese gusto por la moda más distinguida que le hace destacar allá donde va. Así ha ocurrido este fin de semana con su presencia destacada como invitada en la boda de su nieta la princesa Imán Pahlavi con el empresario Bradley Sherman en París.
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El estilo impecable de la emperatriz que deslumbró al mundo
Desde los palacios de Teherán hasta las alfombras rojas de París, Farah Diba siempre ha sido sinónimo de elegancia, sofisticación y clase atemporal. Su estilo, admirado tanto en Oriente como en Occidente, inspira a los amantes de la moda, diseñadores y mujeres que buscan combinar tradición con modernidad. Además, ella supo combinar el refinamiento europeo con la riqueza cultural persa. Sus looks siempre denotan que se han cuidado al detalle y contaban con la maestría de grandes casas de la Alta Costura parisina como Dior, Yves Saint Laurent o Pierre Balmain. La encumbraron como musa de gracia natural, siempre adecuada y nunca ostentosa, y, en definitiva, siempre majestuosa.
Demostrando que la verdadera elegancia es ajena al paso del tiempo, Farah Diba vivió con elegancia y mucho orgullo la boda de su nieta Imán Pahlavi, que, recientemente, celebró su enlace civil en Nueva York de forma mucho más discreta. A través de su perfil social, hemos podido ver cómo la última emperatriz de Irán acertaba con su look de invitada clásica, pero visualmente rompedora. En concreto, la viuda del último sah de Persia, Mohammad Reza Pahlevi, llevó una chaqueta de corte impecable en color marfil, botones forrados y un rico bordado floral en tonos pastel. También captaron grandes miradas sus pendientes de diamantes en forma de flor.
Por su parte, la novia optó por un fabuloso vestido blanco de Elie Saab. La pieza era desmontable lo que permitió que jugara con diferentes escotes. Posteriormente, se cambiaría y luciría un segundo vestido, este en tono dorado y cuello a la caja.