Qué es el 'slow eating' y por qué puede ayudarte a perder peso

Un estudio de una universidad de Japón afirma que tomarte tu tiempo a la hora de comer podría tener beneficios en tu figura

Por Mariana Chacón

“¡A la mesa!”, la clásica frase que reúne a toda la familia en el comedor podría ser también la excusa perfecta para acostumbrarte al slow eating. Porque el ajetreo de la vida cotidiana no invita a tomarte tu tiempo para disfrutar de cada plato. De hecho, los tentempiés exprés que desaparecen en un visto y no visto son la norma en las dietas actuales. Sin embargo, respetar la duración de las comidas podría ser el secreto para mantener un peso ideal ya que, según un estudio llevado a cabo por la Universidad de Kyushu, en Fukuoka (Japón), las personas que se toman su tiempo a la hora de masticar la comida disminuyen sus probabilidades de sufrir obesidad en un 42%. En efecto, disfrutar con tranquilidad de cada bocado y masticar lo suficiente, un consejo médico para facilitar la digestión, no solo te ayudará a sentirte más ligera, sino que realmente lo estarás.

Después de sacar las conclusiones del estudio en el que se confirmaba que las personas que masticaban más despacio tenían menos posibilidades de ganar peso, no se confirmó la razón por la que ambos hechos estaban relacionados. Una teoría que barajan los investigadores es que las personas que comen con más lentitud se llenan con menos cantidad de comida. Esto es debido a que, como muchos especialistas explican, el cerebro tarda 20 minutos en darse cuenta de que está lleno desde que se empieza a comer. Si se mastica pausadamente, el número de calorías ingeridas cuando pase ese tiempo habrá sido, por lo general, menor.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Aunque practicar el slow eating no se trata tan solo de masticar despacio. Tener en cuenta la calidad de las materias primas y el modo de preparación de los alimentos son otras de las particularidades de este movimiento que considera la hora de la comida como un ritual que ha de ser disfrutado. Un cambio en las costumbres con el que no solo se reducen inconscientemente el número de calorías ingeridas, según el citado estudio, sino que además se recupera el placer por la gastronomía más saludable.

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