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Aprender a gestionar el ego es fundamental para tener una vida más sana y equilibrada.

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El ego no es malo, solo nos perjudica cuando nuestra autoestima es baja. El ego "positivo" puede ayudar a relacionarnos mejor con los demás y con nosotros mismos.

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Si enseguida estás a la defensiva, te sientes humillado con frecuencia, o te enfadas al recibir una crítica, puede que tu ego te esté jugando una mala pasada.

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Puede provocar ansiedad y cambios en nuestros comportamientos, así como cohibirlos a la hora de hacer cosas por "miedo al que dirán".

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