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Son vitales para el buen funcionamiento de nuestro organismo. "No aportan energía, puesto que no se utilizan como combustible, pero sin ellas el organismo no es capaz de aprovechar los elementos constructivos y energéticos que recibimos a través de la alimentación”, nos cuenta sobre las vitaminas la farmacéutica Luz García Toro, directora de comunicación de los laboratorios Arkopharma, que añade que nuestro cuerpo no puede sintetizarlas, y es por ello que deben ser aportadas por la dieta. Aunque hay excepciones, por ejemplo, la vitamina D se puede formar en la piel con la exposición al sol, y las vitaminas K, B1, B12 y ácido fólico, se forman en pequeñas cantidades en la flora intestinal. “En general, una dieta equilibrada y abundante en productos frescos y naturales aportan las dosis necesarias de vitaminas. Eso sí, recordemos que esa aportación debe ser diaria”, nos detalla.

Cuenta, además, que las vitaminas se dividen en dos grandes grupos: hidrosolubles y liposolubles. “Las vitaminas hidrosolubles son aquellas que se disuelven en el agua. En este grupo se encuentran la vitamina C y las vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6 y B12). Su almacenamiento en el organismo es mínimo, por lo que la dieta diaria debe de cubrir las necesidades de estas sustancias. Las vitaminas liposolubles se almacenan en el hígado y el tejido adiposo (la grasa). Son las vitaminas A, E, D y K. Son solubles en los cuerpos grasos, son poco alterables, y el organismo puede almacenarlas fácilmente”, nos explica.

 

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Cítricos

Piensas en vitamina C y piensas en la naranja. No es extraño. Estamos ante la más popular de las vitaminas en las frutas. Y es que los cítricos (naranja, mandarinas, limones, pomelos...) son la fuente más conocida de este nutriente. Pero no están solos: también la conseguirás si incluyes en tu dieta el kiwi, las fresas, papaya, nectarinas, las acerolas o la ciruela, que aportan buena dosis de esta vitamina. Es una de las más importantes para nuestro organismo. Es la vitamina antioxidante por excelencia, captadora de los radicales libres, causantes directos del envejecimiento, sobre todo el cutáneo. Es, además, necesaria para una buena absorción del hierro. Interviene en la síntesis del colágeno, y fortalece huesos, ligamentos y tendones. mandarinas, pero son muy ricos en vitamina C también albaricoques y kiwis.

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Aguacate

También es una vitamina liposoluble, y las frutas que la contienen son ricas en ácidos grasos. Por eso, entre ellas destacamos el aguacate, una de las frutas que puede contener esta vitamina, así como la papaya. Y si quieres reforzar tu dosis de vitamina E, también puedes apostar por el kiwi. Es antioxidante, ayuda a prevenir el envejecimiento cutáneo y mejora el sistema inmunitario.

 

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Melón cantaloupe

Es una excelente fuente de vitamina A, así como los albaricoques. Por regla general, esta vitamina está presente en frutas de color amarillo o naranja, entre los que también podemos citar el níspero, la papaya o el mango. Estas frutas, además, contienen altas dosis de carotenos, que desempeñan una importante función antioxidante. También podemos encontrarla en otros alimentos como el hígado, el aceite de hígado de bacalao, las zanahorias, el brócoli, la batata, la col rizada, la espinaca, la calabaza, el huevo o la leche.

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Acerola

En este caso, nos encontramos con un árbol que crece en los bosques secos de América Central y de Sudamérica. La experta de los Laboratorios Arkopharma nos explica que, además de ser un potente antioxidante natural, produce uno de los frutos más ricos en vitamina C y nos brinda también vitaminas A, B6 y B1. Y no hay que menospreciar su gran contenido en minerales, entre los que destacan el fósforo, el hierro, el magnesio y el calcio.

 

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Amla

Tal vez no habías oído hablar de ella, pero lo cierto es que esta baya, también llamada groseya de la India, y que es el fruto de este árbol de origen asiático, es rica en vitaminas C y B6, así como en cromo. Un dato más para que tengas en cuenta: se utiliza mucho en la cultura ayurvédica para fortalecer el organismo.

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Guayaba

Estamos ante el fruto del guayabo, un árbol de origen sudamericano que ya era valorado por civilizaciones tan antiguas como los incas. “No solo traerá color y variedad a tus platos ¡también un montón de vitaminas! Vitaminas A, B y C, para empezar, además de calcio”, nos cuenta la experta de los Laboratorios Arkopharma.

 

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Albahaca sagrada

En este caso estamos ante una planta también conocida como Tulsi, que se cultiva en Asia (sobre todo en la India), en el norte de Sudamérica, en las Antillas y en África. “Además de sus múltiples cualidades inmunitarias, empleadas en fitoterapia, el Ocimum sanctum se utiliza desde hace milenios en ritos religiosos (de ahí el nombre). Por sus propiedades antivirales, esta planta aromática se considera una auténtica joya en la medicina ayurvédica”, nos detalla Luz García Toro. Destaca su contenido en vitaminas A, C y K.

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Perejil

Tal vez no lo sabías, pero esta hierba tan utilizada en nuestras cocinas contiene mucha vitamina K, que también puedes encontrar en las verduras de hoja verde, así como en las uvas, el aguacate o el kiwi. Aunque es una vitamina liposoluble, ayuda a la coagulación de la sangre y acompaña la absorción del calcio y de la vitamina D, por lo que está muy indicada para prevenir la osteoporosis.

 

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