¿Cuáles son las más utilizadas?
Dependiendo la piedra que utilicemos tendremos unos beneficios y resultados diferentes, como nos resume Paz Torralba:
-Jade. El jade de color verde tiene propiedades calmantes, estimula la energía vital y, según la medicina oriental, posee cualidades curativas. Al estar fría ayuda a drenar y por lo tanto está muy recomendado para tratar las bolsas. Atenúa las arrugas y suaviza los signos de expresión del rostro, conseguimos relajar los músculos faciales, oxigenan la piel, eliminan toxinas, reducen arrugas y favorecen la circulación sanguínea. “Es mi favorita, porque su rodillo es una auténtica joya de la belleza natural. Es la piedra de la mujer y en Asia lo utilizan desde hace miles de años las emperatrices y las concubinas de la corte del emperador para mantener la piel firme y rejuvenecida. Son relativamente frías al tacto y tienen la capacidad de mantenerse frescas, incluso cuando entran en contacto con la piel. Este enfriamiento ayuda a aclarar la tez, a reducir la hinchazón, a estimular el drenaje linfático y a promover la circulación sanguínea. Al entrar en contacto con la piel genera un campo electromagnético que produce una aceleración del riego sanguíneo del rostro, transporta oxígeno a las células de la piel y ayuda a que los productos de belleza penetren más profundamente en los tejidos. Además, promueve la producción de colágeno y elastina y se puede trabajar sobre las arrugas para mitigarlas. También tiene un efecto détox ideal para los granitos, relaja la musculación del rostro, recoloca los tejidos y drena y combate bolsas y ojeras, y mejora la textura de la piel en general”, añade la experta.
-Diamante. Se usa como exfoliante de la piel por su dureza. Se utilizan más en cuidados después de la exposición al sol ya que tienen un efecto de hidratación.
-Rubí. Se utiliza como una piedra curativa que aporta energía, favorece la eliminación de los signos de fatiga, elimina células muertas y aporta frescura y vitalidad a las células de la dermis.
-Amatista. Es una piedra que actúa relajando los nervios, se usa mucho en sales de baño porque aporta un efecto muy relajante. Purifica, desintoxica y revitaliza la piel regenerando células muertas y aumentando la producción de colágeno. “El color de esta piedra hace que se considere el rayo violeta de la transformación de las energías negativas a la positivas. Además de sus propiedades calmantes, también se utiliza para sanar muchas cosas relativas a la tensión. Es una piedra preciosa muy femenina y delicada”, añade.
-Cuarzo rosa. Es una de las piedras más utilizadas, nos ayuda a equilibrar la piel hidratándola y eliminando brillos, disminuye las líneas de expresión, reduce arrugas, favorece la eliminación de toxinas, reduce la hinchazón y mejora la circulación.
-Ámbar. Ayuda a recuperar la juventud de la piel, minimiza la apariencia de los poros abiertos, reduce líneas de expresión e iguala el tono de la piel. Aporta firmeza y elasticidad.
-Zafiro. Ayuda a las pieles más sensibles a recuperar sus alteraciones e irritaciones y en las maduras calma mucho también. Reduce las líneas de expresión.
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