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Es uno de los dolores articulares más habituales que podemos padecer. Son, de hecho, muchas las personas que viven con dolor en sus rodillas. Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que este dolor es un síntoma muy frecuente, y en cada grupo de edad responde a una patología, tal y como nos explica la doctora López Medina, médico rehabilitador en el Hospital Marqués de Valdecilla de Santander. Todo ello, además, si hablamos de dolores de rodillas no traumáticos, es decir, aquellos que se producen como consecuencia de un traumatismo. ¿Cuáles pueden ser las causas más habituales de esta dolencia que afecta, en mayor medida, a las mujeres?

 

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Tendinopatías en las personas más jóvenes

La doctora nos explica cuál es una de las primeras causas. "En los jóvenes y deportistas nos hará pensar en una tendinopatía rotuliana asociada a deportes de salto o una epifisitis por defecto de unión del núcleo de osificación de la tuberosidad tibial, el llamado síndrome de Osgood-Slatte”, nos detalla, y añade que, en estos casos, lo que hay que hacer es analizar los factores que intervienen en la lesión, que pueden ser muy variados tanto características de la propia persona (desalineaciones o dismetrías de la extremidades); como factores externos (exceso de entrenamiento, pista excesivamente dura…). 

 

“El tratamiento irá dirigido a modificar esos factores.  Puede requerir parar o modificar la actividad deportiva para permitir al tendón su reparación. Pero hay que evitar el reposo absoluto. Y es que el tendón para su reparación necesita ser sometido a cargas que pueda tolerar; porque las fibras de colágeno, de las que está hecho el tendón, se van sintetizando y reorganizando según la dirección de las cargas a las que es sometido”, nos cuenta.

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Desgaste del cartílago

Mientras, en mujeres de edad media es relativamente frecuente el dolor de rodillas que se produce al subir escaleras, o tras permanecer bastante tiempo en la misma posición.  “Tienen sensación de que la rótula se les traba al extender la rodilla y pueden presentar episodios de subluxación externa de rodillas. Se acompaña de desgaste del cartílago articular de la rótula, lo que se denomina condromalacia rotuliana”, nos detalla la doctora, que nos dice que en estos casos lo más importante es ejercitar el músculo cuádriceps, especialmente el músculo vasto interno; que nos centrará la rótula en la rodilla cuando flexionamos y extendemos la misma. “Hay que evitar estar mucho tiempo en la misma posición de flexión de rodilla, como estar horas sentados o en cuclillas”, apunta la especialista.  

 

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Artrosis, un problema que aparece con la edad

De lo que no hay duda, tal y como nos confirma la experta es de que el dolor de rodillas aumenta con la edad. “Con el envejecimiento se va desgastando o degenerando el cartílago articular. Cuando se pierde completamente el cartílago se afecta el hueso y aparecen cambios degenerativos en las articulaciones. Esto es lo que conocemos como artrosis”, nos cuenta la doctora López Medina, que explica que estamos ante una dolencia, la artrosis de rodilla, que afecta al 14% mujeres y 5,4% de los hombres de cualquier edad.  “Por tanto, es más frecuente en mujeres.  Pero como hemos dicho, su presencia aumenta con la edad, y la mitad de la población adulta de más de 50 años tienen signos radiológicos de artrosis de rodilla”, nos dice.

 

Eso sí, matiza que existen grados de severidad de artrosis, que se clasifican en base a los hallazgos radiológicos.  “En un inicio es el desgaste del cartílago, que puede mostrar dolor cuando se camina en exceso, sobre superficies duras o irregulares. A veces se pueden tener pequeños derrames articulares de liquido sinovial, que con reposo y hielo suelen mejorar.  Según avanza la artrosis, se pierde el espacio articular entre los huesos, se deforman los huesos, saliendo osteofitos; y aumenta el dolor de características mecánicas, es decir con el caminar o estar mucho tiempo de pie. Un signo muy típico de la artrosis es la rigidez tras el reposo, que suele ser de 5-10 minutos; y que mejora en cuanto se inicia la actividad”, nos explica.

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¿Hay solución para el dolor de rodilla?

Nos preguntamos si en los casos en los que el dolor de rodilla se debe a la artrosis conviene hacer ejercicio. La doctora así lo considera. “También para la artrosis de rodillas hacer ejercicio y tener los músculos cuádriceps lo más fuertes y desarrollados posibles es lo mejor, porque mejora la función y la estabilidad de la rodilla”, nos dice, y recomienda optar por hacer ejercicio aeróbico como caminar, elíptica, bicicleta a una intensidad moderada. “En casos de artrosis avanzadas, puede estar limitada la marcha por el dolor, y en estos casos puede requerirse caminar con un bastón para evitar la carga completa del peso sobre la rodilla dañada.  El ejercicio más recomendable en estos casos es el ejercicio en el agua tipo aquagym o bicicleta en el agua”, nos dice.   

 

Lo que sí que nos confirma la doctora López Medina es que aunque no hay tratamientos definitivos o curativos de la artrosis, sí tratamientos que alivian los síntomas. “Tener un diagnóstico de artrosis no es un drama ni un estigma. Tener artrosis no significa que tengas dolor permanentemente, ni que no puedas caminar. Puede cursar con episodios de dolor y otras épocas libre de dolor”, nos dice. Hay, además, fármacos que enlentecen (aunque no detienen) el desgaste del cartílago y la progresión de la artrosis. Son fármacos formados por los constituyentes del cartílago. Y hay disponibles en farmacias y herbolarios suplementos alimenticios que llevan estos componentes junto a péptidos de colágeno y oligomentos que participan en la síntesis del colágeno.

 

“Cuando hay dolor importante y derrames articulares se pueden utilizar infiltraciones de corticoides, de ácido hialurónico que es un lubricante intraarticular.  Y últimamente se están utilizando mucho infiltraciones de factores de crecimiento plaquetario.  Estos se obtienen de la sangre de la propia persona.  Es decir, previamente se le saca sangre, se centrifuga la sangre obteniendo el plasma y de él se selecciona una parte que lleva los factores de crecimiento plaquetario y es lo que se inyecta dentro de la articulación o en tendones (para el tratamiento de tendinopatías)”, concluye la experta.

 

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