1/6 © Adobe Stock

Si lo has padecido, seguro que sabes perfectamente de qué te hablamos. Pero tal vez son muchas las personas que no han oído hablar, hasta ahora, de esta patología que, sin duda, genera muchos quebraderos de cabeza a quienes la padecen. Hombro congelado es el diagnóstico al que llegan tras pasar por etapas de dolor intenso en dicha articulación, lo que obliga a recurrir a la medicación para intentar mitigarlo. Y hablamos de una patología que, según algunos estudios de prevalencia indican que tiene una frecuencia del 7 al 20 % entre el adulto general.

 

“Se denomina 'hombro congelado', capsulitis adhesiva o capsulitis retráctil a una condición patológica de la articulación del hombro o Glenohumeral, en la cual se evidencia una disminución del rango normal de movimiento del mismo. Esto puede ser producto de distintas lesiones de las estructuras anatómicas que lo conforman o, también, puede producirse cuando se deja de usar la articulación de forma normal a causa de dolor o alguna otra patología, produciendo así que los tejidos circundantes se vuelvan rígidos y se forme tejido cicatricial por la inflamación crónica, lo que hace que mover el hombro se vuelva difícil y doloroso”, nos cuenta el doctor Jhoan Silva, director del equipo médico del seguro de salud digital Elma.

 

Lee también: ¿Cómo aliviar el dolor de la tendinitis? ¿Cuánto tarda en curarse? Resolvemos todas tus preguntas

2/6 © Adobe Stock

Síntomas y causas

Tal y como nos explica el doctor, las causas más frecuentes de esta condición pueden ser:

-Procedimientos médicos o quirúrgicos que impiden o reducen la movilidad del brazo.

-Alguna patología que afecte o restrinja la movilidad de la articulación.

-Lesiones crónicas que producen dolor en la zona y, por lo cual, se evita movilizar el miembro superior. 

-Suele ser más probable que ocurra en personas que tienen diabetes o en aquellas que recientemente tuvieron el hombro inmovilizado durante un período largo de tiempo, como ocurre después de una cirugía o una fractura en el brazo.

Mientras, los síntomas suelen comenzar de forma gradual, empeoran con el tiempo y luego se resuelven, generalmente, en un plazo de uno a tres años. Los síntomas más frecuentes son rigidez, dolor, disminución de los rangos de movimiento normales de la articulación. Generalmente se manifiesta de forma lenta y en varias etapas que pueden durar meses. 

 

Lee también:  Ante un dolor muscular o articular, ¿qué conviene aplicar, frío o calor?

3/6 © Adobe Stock

Factores de riesgo

Existen ciertos factores que hacen a la persona más propensa para sufrir esta condición patológica, entre ellos están:

-Mayores de 40 años, especialmente las mujeres.

-Las personas que han tenido inmovilidad prolongada o movilidad reducida del hombro, ya sea por lesiones del manguito de los rotadores, fracturas de brazo, accidentes cerebrovasculares, recuperación de cirugías, etc.

-Las personas que tienen ciertas enfermedades parecen más propensas a desarrollar el hombro congelado. Entre las enfermedades que podrían aumentar el riesgo se incluyen las siguientes: diabetes, glándula tiroides hiperactiva (hipertiroidismo), glándula tiroides hipoactiva (hipotiroidismo), enfermedades cardiovasculares, tuberculosis o Enfermedad de Parkinson.

 

Lee también:  Resolvemos todas tus dudas sobre el hipotiroidismo

4/6 © Adobe Stock

¿Cómo se realiza el diagnóstico de esta patología?

El doctor nos explica que el diagnóstico de esta condición es meramente sintomático y a través de exploración física para determinar si el hombro rígido afecta a ambas amplitudes de movimiento y rango articular, tanto activa como pasiva. “En algunos casos, podemos indicar pruebas de diagnóstico por imagen (Radiografía o Resonancia magnética) para descartar otros problemas estructurales si hay alguna otra sospecha”, nos dice.

 

Lee también:  Radiografías, ecografías, mamografías... resuelve tus dudas sobre las pruebas diagnósticas

5/6 © Adobe Stock

Su pronóstico y evolución

¿Cómo suele evolucionar este problema desde su diagnóstico? Tal y como he mencionado anteriormente, se suele evidenciar un conjunto de fases, tres para ser exactos:

-Una fase de dolor intenso y bloqueo motor en la cual el dolor que produce mover la articulación hace que se evite realizar movimientos.

-Una segunda fase marcada por la rigidez, con menos o muy poco dolor.

-Y, finalmente, una tercera fase de “descongelamiento” en la cual empieza a mejorar el rango articular nuevamente.

 

Lee también:  ¿Sabes cómo cuidar tus articulaciones?

6/6 © Adobe Stock

Cómo actuar una vez diagnosticado

Una vez que tenemos el diagnóstico, lo que más le preocupa al paciente es cuál es el protocolo que debe seguirse, así como el posible tratamiento para intentar solucionar el problema. “En cuanto se tiene el diagnóstico, el objetivo final del tratamiento o plan terapéutico se basa en controlar el dolor de hombro y preservar/recuperar tanta amplitud de movimiento en el hombro como sea posible”, nos dice el experto, que cuenta que, en principio, las técnicas aplicadas son las de terapia física y, a veces, medicamentos corticoesteroides y anestésicos que se inyectan en la cápsula articular. La fisioterapia se convierte, por lo tanto, en una de las bases del tratamiento. “En un pequeño porcentaje de los casos, se puede indicar una cirugía artroscópica para la aflojar cápsula articular y que pueda moverse con más libertad si el tratamiento continuo con terapia y otros medios no invasivos no produce resultados positivos o hay resultados muy lentos”, matiza.

 

Lee también: La fisioterapia también puede ayudarte a resolver tus problemas digestivos

Más sobre: