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El marisco es un alimento delicioso, lleno de vitaminas, minerales, proteínas y ácidos omega 3, que nos gusta comer en cualquier época del año, aunque el verano parece estar hecho para disfrutar de él en cualquier momento.

Sin embargo, a pesar de sus propiedades y de su sabor, es conveniente consumirlo con moderación por diferentes razones. Una de ellas es que algunos mariscos pueden hacer elevar los niveles de colesterol en sangre, ya que son ricos en grasa de este tipo.

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El bogavante, ideal para tomarlo solo, resulta también perfecto si lo añadimos al arroz; además es, posiblemente, el crustáceo más ligero. Pero no debes abusar de él si tienes el colesterol alto, porque por cada 100 gramos de este sabroso crustáceo obtenemos 150 mg de colesterol. Tampoco es recomendable consumirlo en exceso si padeces hipertensión, ya que es muy rico en sodio.

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La gamba es un clásico de nuestra gastronomía que hay que consumir con moderación, ya que es uno de los mariscos que más colesterol aporta a nuestra dieta (hasta 200 mg por cada 100 gramos). Por eso es necesario limitar su consumo cuando tenemos el colesterol alto y, muy importante, no chupar nunca las cabezas (aunque sea toda una tentación). En la cabeza de la gamba es donde se concentra la mayoría del colesterol, además de que puede haber acumulado metales pesados como el cadmio, muy perjudicial para nuestra salud.

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El pulpo siempre es una excelente opción, porque todo son virtudes: es un marisco bajo en colesterol y en grasas (solo 52 kcal por cada 100 gramos). En cuanto a su aporte nutritivo, el pulpo es rico en minerales como el hierro, el calcio y magnesio, además de en vitaminas del grupo B, como el ácido fólico.

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La sepia es uno de los mariscos con los que más moderados hemos de ser. No solo es muy rico en colesterol (110 mg por cada 100 gramos), también es muy rica en sodio, lo que no la ha hace aconsejable cuando tenemos hipertensión. Como contrapartida, es rica en minerales como el hierro, calcio, fósforo y zinc, además de en vitaminas A, B y E.

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Las ostras son un placer que te puedes permitir sin culpa, siempre que te asegures de que están en buen estado, especialmente si las consumes crudas. Son ricas en calcio, hierro, fósforo y selenio, además de contener solo 50 mg de colesterol por cada 100 gramos. Opciones de preparación son a la plancha, escabechada o asada.

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Los mejillones son el molusco de concha que aporta más colesterol (63 mg por cada 100 gramos), pero, aún así, es un contenido bajo si lo comparamos con otros mariscos. A su favor juega su alto contenido en hierro, superior incluso a la carne de ternera o de cerdo. Son muy bajos en calorías y son deliciosos cocinados sencillamente al vapor (sin olvidar el chorrito de limón tras la cocción).

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Las almejas, en cambio, son el molusco que tiene menos colesterol, además de ser bajo en calorías (solo 47 kcal. por cada 100 gramos). Ricas en hierro, las almejas son un alimento versátil del que puedes disfrutar al vapor, crudas, en arroz, con salsa marinera… Aprovecha sus infinitas posibilidades e inclúyelas en tus aperitivos de verano.

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El calamar es mejor tomarlo solo de manera muy ocasional si tienes el colesterol alto, ya que contiene hasta 220 mg por cada 100 gramos. Para no añadir más grasas al plato, lo mejor es cocinarlo a la plancha.

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El caviar es un alimento que no solemos consumir, entre otras cosas por su elevado precio. Pero no hay razones para echarlo en falta ya que, aunque se consume en pequeñas cantidades, sus niveles de sal son desproporcionados, al igual que de colesterol (440 mg por cada 100 gramos).

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