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La leche es un producto que solemos identificar como saludable, pese a que la lactosa ahora no goza de su mejor momento de fama y en adultos comienza a presentar serias dudas que sea saludable consumirla de forma diaria. Pero la leche guarda otros secretos que le convierten en un alimento procesado del que desconfiar, pues la leche pausterizada pasa por unos procesos químicos que desnaturalizan completamente lo que entendemos por “leche”. Esto no es bueno ni malo, y en muchos aspectos ha sido un avance científico indispensable el hecho de que este alimento de primera necesidad pudiera pausterizarse y evitar que sea un peligro por las bacterias que pudiera contener.

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Todos los productos cárnicos que no mantengan su forma original son sospechosos. La razón por la que las salchichas y los nuggets se hayan puesto tan de moda en la alimentación rápida es que son baratos, no porque estén especialmente ricos. El márketing ha sido el responsable de darles un aspecto divertido y enfocarlos al público infantil. Sin embargo, la razón de su bajo coste es que realmente están fabricados con restos de carne y productos artificiales.

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Este es un ejemplo de producto alimenticio que suele ser tomado en cuenta como muy saludable, cuando realmente su composición podría extrañarnos si miramos con lupa sus ingredientes. Entre ellos el más perjudicial es el azúcar, pues aunque los fabricantes saben que cuando compramos yogures pretendemos alimentarnos con un producto saludable, la forma de hacerlo rico es aumentar su sabor y darle un toque diferenciado, y eso se hace con azúcar.

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Caldos para sopa

En España contamos con una amplia tradición de caldos, especialmente los que proceden de cocidos y hervidos. Hace una década que empezamos a dar la espalda a las sopas de sobre, que durante generaciones fueron la tónica contínua de comidas y cenas socorridas. Aprendimos que estos preparados industriales contenían altísimas cantidades de sal y saborizantes artificiales, y a día de hoy no habría que ser un científico ni dietista para darse cuenta al abrir el sobre y recibir el olor penetrante de los polvos.

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