Consejos para sobrevivir a una comida de catering

Comer en un 'catering' es un abrir la veda a todo tipo de miniplatos que nos ofrecen de manera constante y a los que no sabemos decir que no. Elige siempre los mejores y disfruta del momento.

por Cristina Soria
Consejos para sobrevivir a una comida de catering

Asistir a un catering despierta en nosotros unas ganas de comer sin parar similares a las que sentimos cuando abrimos una bolsa de pipas. Tantos platos diminutos a nuestra disposición repartidos en una o varias mesas ponen a prueba nuestra capacidad de autocontrol y de distinguir qué debemos comer y qué debemos evitar. Cuando la comida no está dispuesta en mesas, sino que es ofrecida de manera gradual por un camarero añadimos la presión de aceptar cualquier plato que nos ofrezcan, no vaya a ser que nos guste y hayamos perdido la única oportunidad que había de probarlo.

Cuando nos encontramos ante un buen catering, podemos dar rienda suelta a nuestras ganas de probarlo todo, pero esto no es lo que ocurre siempre. Anna Gutiérrez de Quevedo, responsable del Departamento de Calidad y Producción del Grupo Kuai y miembro de la Unión Española de Catadores, nos dice que la mejor manera de saber si estamos ante un buen catering “es su precio, pero este dato solo lo tendrá un anfitrión, así que debemos buscar otras pistas”. 

Los detalles que no son la comida también cuentan: “la decoración, los uniformes y la presentación cuidada nos habla de un catering al que le importan sus clientes.” Cuando llegamos al momento de la comida, el secuenciado de los platos parece fundamental: ha de ser coherente en su evolución, ha de esperar la reacción entre plato y plato para que no se acumulen las sensaciones. En cuanto a la bebida, “tiene que estar servida en cristalería adecuada y a temperatura adecuada, no hay nada más desagradable que beber una cerveza caliente, ¿verdad?”, asegura Anna Gutiérrez de Quevedo.

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¿Cuáles son los platos más saludables de un catering?

La experta nos advierte de que los platos más saludables y más convenientes son aquellos que se pueden manipular en el momento. Por ejemplo, “frutas y verduras en sus diferentes presentaciones, gazpachos, brochetas, smothies, crudités, etc., que se pueden cortar, batir o ensamblar en el momento y se pueden consumir frescas y repletas de vitaminas.”

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En cambio, nos aconseja evitar los precocinados, que inevitablemente contienen una gran cantidad de aditivos, como conservantes, emulgentes y colorantes “que no aportan ningún valor añadido a nuestra dieta”.

Curiosamente, aunque lo habitual es que un catering incluya siempre una crema de verduras, son la opción con menos amigos. Y si son de color verde, no tienen nada que hacer.  Nuestra recomendación y la de la experta es que en tu próximo catering no las dejes de lado: son saludables, seguramente estén buenas y son la referencia perfecta para entrar en calor en un catering. 

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Cuando somos nosotros los que encargamos el catering

Según Anna Gutiérrez de Quevedo, es muy importante que nos dejemos asesorar por la empresa, “porque son ellos quienes conocen las tendencias y quienes saben cuáles de sus referencias funcionan mejor y soportan mejor el bagaje de un catering.” En ocasiones es posible que pensemos que podemos incluir en el catering cualquier plato que veamos en un restaurante, pero la realidad es muy diferente. “La carta de catering se elabora pensando en que se pueda transportar, regenerar, y debe pensar también en la comodidad del plato a la hora de consumirse y de comerse de pie”. 

Su propia recomendación es elegir “una comida que tenga una buena base mediterránea, pero combinada con toques del mundo oriental, creo que es la opción más saludable. Lo que más gusta a la gente, por otro lado, es la comida crujiente, las empanadillas de cualquier país del mundo: gyozas, empanadillas chilenas, colombianas, rollitos, samosas, pasta brick envolviendo cualquier cosa… esto es lo que más gusta a todos.” 

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