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Dormir en verano puede ser una auténtica pesadilla, especialmente en aquellas noches donde las temperaturas se mantienen casi igual que durante el día, no corre ni una pizca de viento y no paras de levantarte a beber agua o a ir al baño. Evidentemente no podemos cambiar el clima, pero sí podemos ayudarte a paliar esta situación con ideas para decorar el dormitorio que rebajen la sensación de calor, aporten una nota de frescura y, en definitiva, logren que puedas conciliar mejor el sueño.

 

1. Busca aliados

En materiales y tejidos que no pesen, asfixien, den calor o te salga urticaria con solo verlos. Esto no significa que debas renunciar a las alfombras (también son para el verano), las cortinas, los cojines sobre la cama o, incluso, la colcha. Se trata de aliarte con las fibras vegetales, los textiles frescos y ligeros, los colores claros, llenos de luz y que no absorben calor, los pavimentos cerámicos que invitan a andar descalza…

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2. Elige un colchón a prueba de todo

Duro y transpirable, capaz de absorber los 50 cl de agua corporal que puedes llegar a perder durante la noche. Si vas a cambiar el colchón, ten en cuenta que su firmeza también influye, ya que en un blando te hundes más, la cantidad de aire que corre es menor y aumenta el calor. Y si sudas por la cabeza, contempla la posibilidad de elegir una almohada con gel, que tiene baja conductividad y mantiene el frescor. Ten en cuenta que, tanto por motivos prácticos como decorativos, el tamaño de la cama debe adaptarse al de la habitación.

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3. Una cama vestida para la ocasión

Los textiles aportan siempre su granito de arena. En invierno, aumentan la sensación de calidez y confort con tejidos que no pesen, pero te abracen, mientras que en verano buscas otros más frescos y ligeros, como el lino, la seda y el algodón (dos clásicos de esta época), preferiblemente en colores claros (el blanco nunca falla) o con estampados típicamente veraniegos, como rayas o motivos florales, que creen la sensación de que estás en la casa de la playa o durmiendo en pleno campo. Huye de los tonos cálidos como el rojo, que aumenta los grados con solo mirarlos. Por cierto, recuerda que para tener buen feng shui lo mejor es que el cabecero mire al norte.

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4. Controla la temperatura y la humedad

A partir de 26ºC, la calidad del sueño disminuye. Por eso, aunque te sientas tentada de enchufar el aire acondicionado y tenerlo a 18 grados toda la noche, esto no es aconsejable ni para tu salud ni para tu bolsillo. Lo más conveniente es encenderlo dos o tres horas antes de irte a la cama, para que baje a los 20ºC y puedas descansar bien. La temperatura ideal para dormir está entre 18 y 21ºC, aunque cada persona tiene una sensación térmica distinta. También es importante controlar los niveles de humedad, incorporando un humidificador o recurriendo al truco casero del cuenco con agua.

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5. Ventanas con 'filtro'

Bien vestidas con cortinas y visillos tan ligeros que ayuden a refrescar el dormitorio y, al mismo tiempo, tamicen la luz y las miradas indiscretas, y aporten un plus de estilo cuando el viento los mueva. Evidentemente, olvídate de los colores oscuros, que dan calor y abrazan en exceso, y alíate con los tonos claros, blancos o beis, pero también azules o grises, que absorben menos las ondas de luz y proporcionan calma y relajación.

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6. Enciende el ventilador

Son uno de nuestros mejores aliados cuando hace calor en toda la casa y la solución perfecta para todos aquellos que se niegan a dormir con aire acondicionado por el ruido, la sensación de frío durante ciertos momentos o el consumo energético. Nos gustan los de techo porque son tan prácticos como decorativos y puedes adaptar su diseño al estilo del dormitorio. Además, los nuevos modelos son más silenciosos, te permiten jugar con las velocidades, elegir funciones como el efecto brisa o incorporar, incluso, un nebulizador de agua, para que duermas más fresquita. Recuerda que, para que realmente funcione, debe adaptarse a las dimensiones de la estancia. De manera que para 12 metros cuadrados necesitas un modelo de 75-100 cm de diámetro.

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7. Ventila por la mañana

Necesitas que el calor nocturno desparezca y eliminar la condensación. Por eso, nada más levantarte, abre las ventanas de par en par y ventila la habitación (y toda la casa) durante 10 minutos. Después, baja las persianas para crear penumbra e impedir que el sol entre y aumente el calor. Recuerda que, si tu dormitorio está orientado al norte, habrá sol por la mañana y si tiene orientación sur, por la tarde. ¡Juega con ventaja!

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8. Crea el escenario perfecto

Una media hora antes de irte a dormir, abre las ventanas y ventila, para que el calor de todo el día desaparezca. Procura hacer ventilación cruzada para que haya corriente abriendo las ventanas de otras habitaciones o del baño. Si el calor de fuera es insoportable, cierra las ventanas (has oído bien) y crea una especie de microclima dentro: no será el más fresco, pero tampoco el más caluroso. Recuerda que los aparatos eléctricos enchufados también desprenden calor.

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9. Refresca con plantas y flores

Son siempre bienvenidas, pero durante el verano más, ya que no solo aportan sensación de frescor, sino que algunas plantas rebajan la temperatura. Eso sí, no vale con que coloques un ejemplar en un rincón, sino que crees una especie de vergel con varias macetas que puedan ‘dormir’ contigo, absorban toxinas, liberen oxígeno y proporcionen un aire más limpio. Los arreglos florales son también buenos aliados de los dormitorios veraniegos porque tienen la capacidad de decorar y aportar un toque fresco y natural a la estancia.

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10. Antes de irte a dormir…

Cena algo ligero y a su hora. Sabemos que durante el verano llevamos otro ritmo, pero, a pesar de todo, deberías cenar dos o tres horas antes de irte a la cama. Olvídate de comidas copiosas y apuesta por alimentos ligeros que te permitan dormir bien, no te den sed para que no tengas que levantarte a beber agua varias veces a lo largo de la noche y no te causen malestar. Pescado, huevos o arroz son buenas opciones. Ojo con las ensaladas, ya que la lechuga puede causarte hinchazón y molestias. Recuerda también que el alcohol es mal acompañante nocturno, porque impide alcanzar un sueño profundo y reparador.

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