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Si estás buscando una planta adecuada para cultivar en tu jardín y que no te suponga quebraderos de cabeza, el bambú puede ser una buena opción. Es resistente y fácil de cuidar, perfecta para jardineros inexpertos. Solo tendrás que buscarle un buen sitio y proporcionarle agua y algunas otras atenciones sencillas. ¿Te animas a cultivar bambú?

 

Una amplia variedad

Esta es una de las características más señaladas del bambú: su gran diversidad. Comprenden una amplia familia perteneciente a las gramíneas, con más de 200 especies diferentes.

Originaria de regiones tropicales, el bambú es una planta de rápido crecimiento. Algunas variedades pueden alcanzar los 20 metros de altura, mientras que otras no superan los dos metros. La raíz del bambú es fuerte y resistente. Tiene forma de rizoma, desde el cual emergen los tallos, muy característicos, con nudos marcados.

Entre las variedades más destacadas están el Bambu phyllostachys, el Bambu vulgaris, Bambu sasa y Bambu bambusa.

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El lugar adecuado en el jardín

Una de las particularidades del bambú es que puede cultivarse con éxito tanto en el exterior como dentro de casa. Si quieres plantarlo en el jardín tendrás que buscarle un rincón luminoso pero no a pleno sol. Le gusta más la semisombra, en especial en aquellos climas con altas temperaturas.

Procura que el sustrato sea rico en nutrientes y capaz de mantener la humedad, algo muy importante para el bambú. Sin embargo, debes vigilar los encharcamientos porque podrían perjudicarle bastante.

Un consejo: hay variedades de bambú que son tremendamente invasivas, por lo que conviene tomar medidas para controlarlas. Una idea es colocar en el interior del agujero una barrera antirraíces de polipropileno.

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Un clima cálido y templado

Dado que el bambú es una planta originaria de zonas tropicales, necesita para crecer adecuadamente en el jardín un clima cálido y un ambiente húmedo.

Si vives en una zona de clima frío y temperaturas extremas en invierno, será necesario proteger las raíces del bambú mediante un buen acolchado. Esta técnica consiste en tapar la zona del terreno bajo el bambú con un material adecuado (hojas, mantillo, etc.). De esta forma protegerás las raíces del frío en invierno y conseguirás que el agua del riego no se evapora tan pronto en verano.

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Cómo regar el bambú

Se trata de una planta con grandes necesidades de agua, por lo que el riego debe ser abundante en las épocas más calurosas del año.

Durante la primavera y el verano tendrás que regarlo hasta cuatro veces a la semana. A pesar de esto, es fundamental que la tierra en la que crece tu bambú no se encharque, ya que esto podría provocarle graves daños. A partir del otoño debes ir reduciendo la frecuencia de riego, vigilando que no se seque el sustrato por completo.

Un consejo: el bambú necesita una gran humedad ambiental, por lo que es importante pulverizarlo con frecuencia, en especial en verano.

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Un aporte extra de energía

Debido a su rápido crecimiento, el bambú consume gran cantidad de recursos energéticos y le vendrá bien un aporte de abono de la manera adecuada. Puedes proporcionarle al sustrato materia orgánica de forma regular, especialmente a partir de la primavera. El humus de lombriz, por ejemplo, es una buena opción.

También puedes recurrir a los fertilizantes líquidos que se aplican una vez al mes diluidos en el agua de riego, y que le proporcionarán a la planta una buena dosis de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K).

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¿Hay que podar el bambú?

En general, los bambús de exterior necesitan podas de mantenimiento con determinada frecuencia, en función de su tamaño.

- Los que son más grandes, con una altura que supera los dos metros, necesitan una poda de mantenimiento a finales del invierno. Tendrás que cortar por la base las cañas deterioradas y quitar las ramas secas. También tendrás que recortar los setos de bambú a la medida deseada.

- El bambú de porte medio (en torno a 1,5 m de altura) también debe podarse para eliminar las hojas secas o estropeadas. Puedes podarlo a conciencia a finales del invierno y hacer otra poda ligera en agosto.

- Los ejemplares más pequeños solo deben ser podados para eliminar las hojas marchitas que les afean. Conviene cortar las cañas a unos 40 cm del suelo en algunas ocasiones.

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Para cultivar en maceta

Existen diferentes especies de bambú que se pueden cultivar en maceta, tanto al aire libre como en el interior. Conviene elegir la variedad adecuada ya que no todas tienen las mismas características. Por ejemplo, el Bambu phyllostachis y el Bambu sasa poseen unas raíces fuertes y bastante invasoras que podrían colonizar por completo cualquier contenedor e, incluso, romper las macetas de barro o cerámica. En estos casos lo mejor es emplear macetas de resina o cualquier otro plástico resistente.

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Bambú de la suerte, una planta de interior

Entre todas las variedades que se pueden cultivar en interior destaca especialmente el bambú de la suerte o Lucky bamboo. En realidad, no es un bambú al uso, sino que se trata de la planta Dracanea deremensis, de la familia de las drácenas. De origen africano, puede cultivarse en agua aunque lo mejor es plantarlo en una maceta con tierra.

A pesar de que sobrevive en agua, cuando está plantado en tierra es importante no encharcarla al regar. A la hora de buscarle un emplazamiento adecuado en tu casa, ponla en un rincón luminoso. Le encanta la luz natural indirecta.

Un consejo: si lo cultivas en agua, recuerda cambiarla una vez a la semana en verano. En invierno puedes hacerlo cada dos semanas.

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Vigila las plagas

Aunque el bambú es una planta que no suele verse afectada por las plagas, puede ocurrir. Debes estar atento porque en ocasiones sufre el ataque de algunos insectos como la cochinilla o los ácaros.

Si ves manchas pardas o blanquecinas en el envés de las hojas de tu bambú, lo más seguro es que se trate de cochinilla (parda o algodonosa, respectivamente). Puedes emplear un insecticida específico para erradicar estos molestos insectos.

¿Las hojas de tu bambú están amarilleando, tienen manchas de este color y terminan por caer? ¡Atención! Puede ser que le estén atacando los ácaros. Ya que esto suele suceder cuando hay escasa humedad ambiental, comienza por pulverizar la planta con más frecuencia. Si el problema no remite será necesario emplear un insecticida adecuado.

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