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Por su elegante follaje en un espectacular verde oscuro y buena aclimatación a los ambientes interiores, la areca (Dypsis Lutescens) es una bonita palmera muy popular para decorar pisos y casas.

Se trata de una palmera tropical que por estas latitudes cultivamos en interior porque es friolera, aunque en las Canarias sí pueden plantarla en jardines o terrazas con excelentes resultados. Descubre qué cuidados necesita esta hermosa y resistente planta, aunque con ciertas particularidades dado su origen en el africano Madagascar y países del sur de Asia, como Malasia.

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Favorita en muchas casas

La areca es considerada una palmera de tamaño medio, pues puede alcanzar los 2 metros de altura, frente a los 10 metros habituales de otras especies.

También ha sido bautizada como palmera bambú debido al aspecto de su tronco, que se asemeja mucho al tener una forma anillada. Aunque las verdaderas protagonistas de la areca son sus largas hojas perennes, que están divididas en un gran número de folíolos, tal y como puedes ver en la propuesta de Be.Green. Además, aunque en el jardín florece, raramente lo hará en maceta.

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¿Necesitan mucha luz?

Lo mejor es no someterla a los rigores de los rayos solares, especialmente en verano, porque podría quemar sus hojas. Así, sin temor a equivocarte sitúala en semisombra, junto a una ventana, como vemos en esta cocina donde todas las plantas proceden de April Plants y la areca se ubica en el ángulo, recibiendo luz natural.

Respecto a la temperatura, se encuentra cómoda entre los 18 y los 25º C.

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Le encanta el agua

Recuerda que es una planta tropical, así que necesita riegos regulares y abundantes. A modo orientativo te diremos que en los meses más cálidos la frecuencia suele ser de dos o tres riegos semanales, mientras que en invierno puede bastar con hacerlo cada 10 días. ¿Qué puede cambiar su demanda? Que esté expuesta a calefacción que seque el ambiente o a sol directo, por ejemplo.

Otra forma interesante de que le aportes agua y humedad es nebulizando las hojas. La areca te agradecerá estos cuidados, pero no pulverices durante las últimas horas del día, para que no permanezca húmeda a lo largo de la noche.

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Abono más que recomendable

¿Sabías que la areca es una planta que transpira a través de sus hojas? Pues este es el motivo por el que convendrá que tenga un suelo rico que la conserve vital y esplendorosa. En los meses más cálidos, adminístrale mensualmente fertilizante natural o, si prefieres uno de fabricante, selecciona uno para planta verde.

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Un suelo que no se encharque

No es una planta muy exigente con la tierra, emplea un sustrato para plantas de interior o plantas verdes y, eso sí, debes asegurarte de que el suelo no se encharca. Por ejemplo, en el fondo de la maceta puedes colocar un lecho de grava o pequeños guijarros para facilitar un buen drenaje.

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Trasplante y multiplicación

Solo te recomendamos trasplantar tu areca si las raíces han ocupado todo el espacio que tenían disponible para crecer. Dicha tarea debe hacerse a inicios de la primavera. De nuevo, aprovecha para emplear una tierra que facilite el correcto drenaje del riego.

Respecto a la multiplicación, es muy fácil reproducirla por la división de sus rizomas. Estre trabajo puedes hacerlo en cualquier época aunque la más idónea es la primavera, cuando la planta está empezando a crecer con fuerza. Otro método menos habitual de reproducirla es el empleo de semillas.

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Detecta problemas

Sus características hojas de un verde oscuro son un signo de su vitalidad y cuando se tiñen de otros colores, serán reflejo de que no está pasando por su mejor momento de salud. Vigila si hay presencia de plagas si sus hojas se ponen amarillas y actúa con celeridad. Ojo porque no hablamos de que aparezcan unas cuantas sino de forma más generalizadas, pues es común que algunas hojas antes de desprenderse de la planta se vuelvan amarillas, no es nada preocupante.

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No la quemes ni la ahogues

Cuando el follaje se torna marrón puede ser por un encharcamiento y exceso de riego, que la ahoga, o en respuesta a que le falta humedad. En el primer caso procura un buen drenaje y en el segundo, recuerda que le gusta que le pulverices agua. Y si lo que percibes es que las hojas están deformadas, sin duda se debe a la falta de luz o al exceso de agua.

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