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Aunque tú hagas todo por mantener limpios tus muebles y textiles, con fundas para el sofá, tratamientos protectores o directamente prohibiendo que los más pequeños de la casa pinten en la mesa de comedor, lo cierto es que hay manchas de las que no puedes escapar, pero sí puedes limpiar. Estas ideas prácticas, muchas de ellas copiadas a nuestras abuelas, te ayudarán a eliminarlas más fácilmente, dejándolos como nuevos.

 

1. Manchas ‘corrientes’ en la tapicería

 A veces los remedios caseros son los que mejor funcionan. Así, mezcla una taza de agua tibia, un cuarto de taza de vinagre blanco y una cucharada de lavavajillas y habrás conseguido un tratamiento local eficaz para las marcas antiestéticas en tus tapicerías. Rocía o aplica el líquido en el área afectada, frota lcon un cepillo de cerdas suaves y limpia con una bayeta húmeda. Ten en cuenta que hay tejidos como la seda, el cuero y ciertas fibras sintéticas que pueden tener requisitos de limpieza especiales. Por eso, no te olvides de mirar la etiqueta.

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'Difíciles' en el mármol

Una mesa de mármol quedará perfecta limpiándola con una solución de nueve partes de agua y una de bicarbonato. Recuerda aclarar bien con agua fría y secar con un paño para sacar brillo. Para manchas difíciles, prepara una pasta de bicarbonato y agua, que quede espesa, y cubre la zona a tratar. Déjala actuar unos minutos y retira. Si persiste, prueba con lavavajillas diluido en agua oxigenada. Recuerda que si se mancha, lo mejor es limpiarla cuanto antes, ya que el mármol es un material poroso que absorbe la suciedad enseguida.

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Si se te ha caído algo y se ha producido un pequeño desconchón, aplica un reparador de mármol: un producto que sella y rellena. Aplica una masa más o menos densa, según el desperfecto, retira el sobrante con un paño mojado en acetona cuando empieza a endurecer. Finalmente, lija para igualar.

3/11 © Rowen & Wren

De óxido

Si tu mueble metálico está oxidado, mezcla bicarbonato de sodio con agua hasta formar una pasta. Aplícala sobre la superficie, déjala reposar durante 15 minutos, frótala con algo abrasivo (un cepillo de dientes viejo servirá) y listo. Otra opción es el vinagre o una mezcla de sal y zumo de limón, el primero actúa como abrasivo, mientras que el ácido de la fruta ayuda a eliminar el óxido.

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Marcas de pegatinas

Después de quitar la etiqueta o el precio, suele quedar una marca que, si no quitas, actuará como un imán para el polvo y el pelo de las mascotas. Aunque el primer impulso sea rasparla, es mejor usar productos, como alcohol o vinagre, que no rayan y hacen que salga fácilmente. Todo lo que necesitas es rociar el residuo, esperar unos minutos y limpiarlo con un trapo limpio y húmedo.

5/11 © Sklum

En los asientos de cuero

Aunque existen tratamientos que la protegen, creando una película, que caiga una mancha es casi inevitable. Si esto sucede, debes actuar con rapidez e intentar eliminarla con un papel de cocina, sin ir más allá de la zona afectada, para no extenderla. A continuación, limpia con un trapo mojado en agua y jabón neutro, como el de Marsella, sin empapar, aclara y seca bien. Si sin querer tus hijos le han manchado con boli, una buena manera para quitarla es pegando y despegando un trozo de cinta de pintor, para quitar lo máximo posible, y terminar con un bastoncillo de algodón con alcohol.

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6/11 © Soho Home

Marcas de roce en las alfombras

Si hay zonas que parecen más viejas que otras, frótalas con una esponja mojada en agua caliente con lavavajillas y amoniaco y desaparecerán al instante. Mientras que, para recuperar el pelo aplastado por el peso de los muebles, usa el vapor de la plancha. Si tienen un chicle pegado, quítalo con un cuchillo sin filo o similar y pasa el aspirador por el pelo y por el revés, ya que es aquí donde se acumula la suciedad.

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7/11 © Carl Hansen & Son

Arañazos en los muebles de madera

Ahora que la oficina y la zona de estudios se han trasladado a la mesa de comedor, es posible que esta sufra más que en circunstancias normales. Uno de los desperfectos más habituales son los arañazos, pero tranquila tienen solución. Si son pocos y superficiales te bastará con un rotulador especial del color del mueble, mientras que si la zona afectada es grande, mejor cera de ebanista, que puedes comprar en cualquier tienda de bricolaje. Aplica con un paño de microfibra, que no suelta pelusa, o con una brocha, deja que actúe 15 minutos y saca brillo con otro trapo.

Por cierto, recuerda que para que tus muebles de madera estén siempre bonitos, es conveniente colocarlos lejos de una ventana, sobre todo si el espacio no tiene cortinas, y contar con un humidificador o un recipiente con agua, especialmente durante el invierno, cuando la calefacción les reseca en exceso.

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8/11 © Casa Viva

Moho y hongos

Dado que al moho y los hongos les gusta la humedad y la oscuridad, podrían crecer en la parte posterior de los muebles que se colocan contra una pared o ventana, en los cajones, detrás de los libros en los estantes o en el interior de los armarios. Algo que, si no se trata, puede suponer un riesgo para la salud. Para eliminarlo, comienza aspirando las esporas sueltas. Tanto los muebles tapizados como de madera (los dos lugares donde es probable que veas moho fuera del baño) límpialos con una solución a partes iguales de agua y alcohol o vinagre. Asegúrate de enjuagar repetidamente la esponja y secar bien.

Si quieres que la humedad no se instale en tu armario, ábrelo y deja que se ventile 10 minutos semanalmente, no introduzcas ropa medio seca y, si está en un sitio húmedo como un sótano, coloca un cuenco con sal gorda, arroz o carbón vegetal, que además evitan el mal olor.

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9/11 © Kave Home

Malos o extraños olores

En ocasiones, los muebles y los textiles, especialmente los antiguos que han estado en sótanos y buhardillas durante mucho tiempo, pueden desprender cierto olor. En el caso de cojines y alfombras, frótalos con bicarbonato de sodio, ya que cuando reacciona con un ácido (que suele ser el culpable del mal olor), lo neutraliza, lo que hace que el aroma sea mucho menos perceptible. Déjalo reposar durante unas horas y aspira. Para muebles y otras superficies, espolvorea el bicarbonato de sodio por todas partes y luego límpialo con una mezcla de agua y vinagre. Este último también es un desinfectante seguro y fácil.

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10/11 © Proyecto de Tinda's Project, estilismo Mar Gausachs y foto Jordi Canosa

Vino, tomate, rotulador…

Son algunas de las manchas típicas de manteles y tapicerías. Si se trata de vino tinto, espolvorea al instante sal fina, para que chupe el líquido. Si son antiguas, déjalas en remojo y lava de forma habitual. Si es de algodón blanco, una buena idea es frotar la mancha con vino blanco (has oído bien), mientras que si es de color, ponla en remojo con agua fría y amoniaco. Si después de todo sigue (casi) igual, aplica sobre la zona una mezcla de jabón, unas gotas de amoniaco y agua durante media hora y lava.

Si se trata de rotulador frota la mancha con alcohol o zumo de limón. También puedes cubrir la mancha con leche tibia y ‘repasarla’ con lejía. Si es de color, frota con alcohol de 90º o etílico hasta que desaparezca. Las manchas de tomate o kétchup son unas de las más complicadas de eliminar. En primer lugar, quita los restos con un paño y rocía con agua tibia por detrás, para retirar lo que se haya quedado en las fibras. Después, pasa una esponja empapada en agua con detergente líquido. Si persiste y es un mantel blanco, ponlo a remojo en agua con cuatro cucharadas de perborato. Deja actuar y lava.

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11/11 © Las Hilanderas

Amarillas en los manteles blancos

La Navidad está a la vuelta de la esquina y debes ir preparando todo. Algo muy habitual es sacar la mantelería para las fiestas y encontrar que tiene ciertas partes amarillentas. No sufras, hacer que vuelva a tener un blanco inmaculado es posible. Para ello, añade al cajetín de la lavadora tres o cuatro cucharadas de perborato, un producto que blanquea sin dañar la prenda y listo. También puedes verter directamente sobre la mancha media taza de vinagre y media de sal, dejarla actuar media hora y lavar de forma habitual. Recuerda que la prevención es clave. Por eso, si no quieres que salgan, guarda el mantel siempre limpio, hazlo en un sitio cerrado y cúbrelo con una tela azul, para que el sol no le dé ni por casualidad cuando abras el cajón.

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