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Si arreglarte por las mañanas acaba convirtiéndose en misión imposible; si no encuentras tus cosas porque están desordenadas en el baño junto con las del resto de la familia; si has encontrado tu barra de labios favorita mezclada con los cepillos de dientes de los niños… ¡necesitas un tocador!

Un espacio para arreglarte solo para ti, donde puedas tener tus cosas ordenadas y a mano. Te contamos cuáles son las claves (sencillas) para lograrlo.

 

Elige el tocador que va con tu estilo

Antes el tocador era un mueble destacado en la mayoría de los dormitorios que siempre estaba presente. Clásico o setentero, constaba de una mesita con espejo y una silla. Sin embargo, su uso se fue diluyendo según pasaban los años y hoy no es tan habitual contar con un mueble de tocador en el dormitorio o el vestidor.

Recuperarlo es una idea fantástica porque te proporcionará un espacio privado, solo para ti.

Un consejo: a la ahora de elegirlo no hace falta que sea igual al resto de los muebles de la habitación. Solo debe mantener cierto equilibrio visual.

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Busca uno que se adapte a ti

Disponer de un mueble tocador en el dormitorio te deparará grandes alegrías, ya que son muchas las ventajas que presenta y muy pocos los inconvenientes.

Para empezar, contarás con más espacio de almacenaje en el cuarto de baño, al retirar tus cosas, y también dejarás de usarlo para arreglarte, lo que favorecerá a los otros miembros de la familia si se trata de un baño compartido.

Además, podrás maquillarte más cómodamente, con más tiempo y sin distracciones. Por último, pero no por ello menos importante, logarás por fin tener tus cosméticos, perfumes y maquillaje en orden y bien guardados.

Una idea, si no tienes demasiado espacio en el dormitorio, es colocarlo en el lugar que ocuparía la mesilla de noche, como en la imagen. Elige un modelo pequeño como este de Made.

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Los cajones, imprescindibles

La mayoría de los muebles de tocador cuentan con uno o dos cajones, en función de su tamaño. Son elementos que no pueden faltar, ya que tendrás que guardar muchas cosas.

Lo más habitual es que se trate de cajones grandes, por lo que necesitarás divisores, cajas más pequeñas y otros accesorios para organizar el espacio en el interior y así sacarle el máximo partido.

Ten en cuenta que tendrás que ordenar grupos distintos de objetos: cosméticos, maquillaje, cepillos y peines y accesorios de pelo, perfumes, etc.

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Espejito, espejito…

Es uno de los elementos estrella en el mueble de tocador y, además, ha de contar con una buena iluminación. Lo mejor es disponer de dos puntos de luz, uno a cada lado del espejo pero, sino es posible, bastará con poner una lámpara cerca.

Si no encuentras un mueble de tocador que encaje en tu espacio (bien porque no te gusta ninguno, o porque no se adaptan al hueco como tú quieres), configúralo tú misma: busca una consola o un escritorio que te guste y añade un espejo bonito, colgado o apoyado en la mesa. Puedes jugar al contraste combinando un escritorio minimalista con un espejo de marco clásico y dorado. ¡Ya tienes el tocador que soñabas!

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La hora de la verdad: haz limpieza

Uno no sabe la cantidad de cosas que se pueden acumular en los cajones del mueble del baño hasta que decide hacer una limpieza en profundidad.

Ahora que vas a organizar tu tocador, y vas a procurar tenerlo en orden, es el momento de tirar todo lo que sobra. A saber: productos caducados y cosas que ya no usas (ni vas a usar jamás).

Para saber si una crema o un cosmético está en buen estado o ha caducado hay que mirar el PAO (Period After Opening). Aparece con un dibujo de un bote y un número, que son los meses que puedes utilizarlo una vez se ha abierto.

Como regla general, calcula que las cremas hidratantes y los serums pueden durar de seis meses a un año, los maquillajes uno o dos años, las lacas de uñas un año aproximadamente, y los perfumes de dos a tres años, siempre que los hayas mantenido resguardados de la luz y del calor.

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Establece una pauta de orden

Una vez has desechado todas aquellas cosas que no deben estar en tu tocador, es el momento de clasificar el resto. Lo mejor es hacerlo por categorías y por frecuencia de uso.

Separa el maquillaje por un lado, los productos de belleza por otro, los perfumes en otro apartado, etc. También has de ordenar todas estas cosas según la frecuencia con la que las usas, para colocar delante lo que usas a diario y más atrás aquello que utilizas de vez en cuando. De esta manera optimizas el espacio y lo estructuras de una manera lógica.

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Accesorios infalibles

Ni te imaginas la cantidad de complementos y accesorios de orden existen para el mueble de tocador: cajas, bandejas, contenedores en altura, expositores giratorios, etc. Piensa en las cosas que tienes que guardar y en su tamaño, y divide el espacio interior de los cajones para saber qué accesorios necesitas.

Lo más importante es no precipitarse a la hora de comprar. Reflexiona y mide bien los huecos para asegurarte de que aciertas. Puedes colocar algún accesorio de mesa con varias repisas, cajas con compartimentos, etc.

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Un lugar para tus joyas

Aunque cuentes con un joyero en el que guardar tus tesoros más preciados, no está de más disponer en el tocador de un rinconcito para dejar las que más te pones: collares de bisutería, pulseras y pendientes.

Lo mejor es buscar un contenedor adecuado, como una bandeja o una caja forrada para que no se arañen las piezas. O un pequeño colgador en la pared para los collares, como en el tocador de la imagen.

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Aprovecha los espacios ocultos

Si tu dormitorio es pequeño y no quieres que el mueble de tocador se convierte en el protagonista absoluto, puedes optar por un modelo sencillo y ligero, que no tenga demasiado peso visual.

¿Qué tal un tocador con tapa abatible? Una vez cerrado, el espejo y el espacio de almacenaje quedan ocultos. Para dormitorios sencillos y despejados que huyen del exceso.

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