Esta villa renacentista encuentra en el diseño contemporáneo su mejor compañero
Creando juntos interiores elegantes y lujosos
Ubicada en una colina, con unas impresionantes vistas de la ciudad de Florencia, la rehabilitación de esta villa del siglo XV establece un fluido diálogo entre el estilo renacentista y el contemporáneo. El arquitecto Pierluigi Sammarro fue el encargado de las obras de restauración, en la que los muebles y objetos de decoración, donde el arte ocupa un lugar principal, se fusionan con el pasado y la historia de la construcción. Así, las líneas suaves de los espacios, el uso de muebles diseñados a medida, iconos de diseño con un carácter minimalista, y el empleo de materiales refinados y originales realzan la arquitectura, creando ambientes elegantes, lujosos y contemporáneos, que no renuncian, sin embargo, a la calidez y al confort de sus moradores.
Salón: el corazón de la vivienda
Con suelos de terracota, techos de madera y una bella chimenea de época, se ha dividido en varias zonas, entre las que destaca el estar. Delimitado visualmente del resto por una alfombra, destacan su sofá y sus butacas de cuero, la mesa de centro de cristal y las fotografías enmarcadas de Marilyn y Audrey. En uno de sus lados, se ha colocado un aparador y un espejo del mismo tamaño, que hace crecer los metros y multiplica la luz natural que entra por las ventanas.
Comedor con chimenea
Presidido por una chimenea del siglo XV (fielmente restaurada), presente también en muchas otras estancias de la vivienda, el comedor muestra la buena relación entre una ‘caja’ renacentista llena de objetos preciosos, como el artesonado del techo, con muebles y piezas de diseño contemporáneo.
Situada en el centro de la estancia, una distribución que se repite en otros espacios de la casa, la mesa de comedor actúa como eje vertebrador. Sobre ella, una espectacular lámpara de techo, a juego con el aplique de pared, pone luz y estilo. Hay que destacar también el aparador, coronado por una fotografía de Michelle Pfeiffer.
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Cocina con isla central
La cocina juega con el contraste entre las paredes blancas y el mobiliario oscuro, las líneas rectas y las curvas de la bóveda y los diferentes espesores. De planta rectangular, una gran isla central, que alberga la zona de fuegos y una gran barra de desayunos con taburetes altos, divide el espacio en dos partes, una de ellas dedicada al almacenaje, con vinoteca incluida. La luz que incorporan los armarios en su interior se suman al proyecto lumínico, favoreciendo el desarrollo de las actividades cotidianas como luces de apoyo, tremendamente decorativas.
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Dormitorio principal
Una gran cama es la protagonista absoluta de la habitación principal, con permiso del techo y los frescos de las paredes, , cuidadosamente restaurados. Situada a modo de isla y delimitada visualmente por una alfombra en el mismo color, la Squaring de Bonaldo, diseñada por Giuseppe Viganò, es toda una declaración de intenciones: el dormitorio es un templo del relax y el descanso.
Para crear la atmósfera propicia, se ha apostado por una paleta cromática de colores cálidos y neutros, que realzan, al mismo tiempo, la arquitectura y la decoración de este ambiente lleno de preciosos detalles, en el que no falta una chimenea. Aunque situado en otro espacio, el vestidor abierto se cuela en el ‘paisaje’ de la habitación. Con una zona de tocador, destaca la butaca y el espejo ‘tipo camerino’ que aporta la luz idónea para maquillarse.
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Sala de estar
Conectada directamente al dormitorio principal, se encuentra esta sala que mantiene el mismo juego cromático neutro y la misma distribución. Así, una gran alfombra blanca crea su propia ‘isla’ con el sofá Peanut de Bonaldo como protagonista absoluto, junto a una mesa de centro negra, que pone la nota de contraste. Llama la atención el proyecto lumínico, difícil en un proyecto de restauración histórica, que, además de acompañar al mobiliario, realza los frescos sin perder su faceta práctica.
Dormitorio con rincón de lectura
Las dimensiones de este dormitorio permiten diseñar varias zonas, conectadas visualmente, aunque manteniendo cierta independencia. La cama Bloom de Bonaldo se ha colocado centrada en la pared principal, para dejar espacio libre alrededor. Con el cabecero y la estructura tapizada en color azul, encaja a la perfección con el resto de tonalidades del ambiente y con el suelo de madera. El rincón de lectura, ubicado cerca de una de las ventanas, se ha diseñado con dos butacas, una mesa de centro y una alfombra que, además de delimitar visualmente el área, aporta un plus de calidez.
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Cuarto de invitados
Minimalista y funcional, solo el precioso suelo de madera y los pufs morados de Bonaldo parecen romper la sobriedad del ambiente. La cama, adosada a la pared, cede protagonismo al cuadro, apoyado en el pavimento, que vuelve a poner de manifiesto la importancia del arte contemporáneo en la decoración de interiores, como un testigo silencioso con mucho que decir y que aportar.
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Baño con papel pintado
El papel pintado se ha convertido en uno de los revestimientos preferidos para vestir el cuarto de baño, por su capacidad para transformar un espacio normal, aunque este no lo es, en un lugar lleno de personalidad. Aquí, un modelo estampado de grandes flores, se ha usado también para forrar el armario, favoreciendo la integración en el ambiente. Para completar el conjunto, se ha optado por un pavimento de mármol negro, un mueble bajolavabo del mismo color, el radiador Rift de Tubes y un espejo retroiluminado.
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Con espíritu de ‘spa’
Los baños de la villa, y hay varios igual de espectaculares, son auténticas salas de relax, cada uno a su modo y con su estilo, con materiales ricos como mármoles, están equipados con todo lo necesario para convertirse en un auténtico ‘spa’, incluida una sauna. En el baño principal, vestido con mármol negro, destacan la bañera exenta y el radiador de Tubes, ambos también en negro y la amplia ducha a ras de suelo. La iluminación es también parte esencial del espacio. Además de apliques, destacan la tira de la hornacina y el espejo retroiluminado.
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Jardín italiano
Al salir fuera, el jardín es todo un espectáculo para los sentidos. De estilo renacentista italiano, encuentra en el orden y la geometría sus mejores aliados, al igual que en las estatuas y las fuentes. Los parterres de macizos y setos, perfectamente cortados, configuran un bello paisaje donde el verde domina frente a las (escasas) pinceladas de color que aportan algunas flores. Llama la atención el muro, casi cubierto en su totalidad por trepadoras que lo convierten en un auténtico jardín vertical. Como la casa está en alto, ofrece una bella vista de la ciudad de Florencia. Un auténtico privilegio.
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