Rehabilitar una vivienda antigua siempre es un reto. Si encima se trata de una iglesia del siglo XVI, la cosa se complica (¿o no?) aún más, aunque también aumenta la ilusión, la creatividad y cierto vértigo que supone transformar una antigua ermita, prácticamente en ruinas, en una vivienda actual. Garmendia Cordero Arquitectos aceptó el desafío y el resultado es una casa de diseño con una decoración de interiores tan inusual como espectacular.
“Durante todo el proceso, se manejaron tres conceptos que se constituyeron como hoja de ruta: la historia, el cliente y el proyecto entendido como prólogo. La transformación se hizo asumiendo las consecuencias que conlleva un cambio de uso. Entendiendo cómo ese nuevo espacio ha adquirido un nuevo valor y cómo se ha conseguido, sin olvidar el pasado, convertir un espacio de culto en un hogar”.