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Estrenar casa siempre es un placer, seas o no amante de la decoración de interiores, aunque cada vez somos más a los que nos ha picado el gusanillo. Una vez hecha la compra, queda la parte más difícil: hacer que sea tuya y resulte bonita, incluso cuando solo vas a cambiar algunas cosas. En estos momentos ilusionantes, es frecuente caer en algunos errores, de los que te arrepentirás, tanto a corto como a largo plazo. Para que no ocurra, hemos preparado una lista con las 11 equivocaciones más usuales de una reforma. No digas que no estás avisada.
 

1. Empezar antes de tiempo

Antes de tomar decisiones importantes, tipo dónde irán las habitaciones de los niños o la ubicación exacta de la cama o del sofá, es preciso conocer bien la vivienda. Ver a qué hora da el sol, en qué dormitorio hace más frío, si oyes las pisadas del vecino… Es decir, tienes que hacerte una idea general y encontrar el ‘alma’ que toda construcción tiene.

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2. No estar del todo preparada

Aunque tengas todo bajo control, hay aspectos que nunca salen como estaban previstos, dispuestos a darte más de un quebradero de cabeza. Por eso, es conveniente que presupuestes siempre un 20% más de lo que crees que costará la reforma y que tengas paciencia con la fecha estipulada: normalmente pasará sin que esté todo finalizado. Eso sí, para que vaya como la seda, nada mejor que contratar al profesional (contratista, arquitecto o decorador) adecuado, con el que se establezca una relación de sintonía y confianza.

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3. No preguntar y hacer cambios de última hora

No tengas miedo en preguntar todo aquello que te preocupa y desconoces. Alíate con la cinta de pintor para mostrar sobre el terreno lo que quieres o cómo lo ves. Y, por tu bien y el de tu bolsillo, procura no hacer muchos cambios, una vez esté cerrado el presupuesto: hasta mover un interruptor de la luz tiene coste extra.

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4. Trabajar (y decorar) por libre

Cualquier reforma y proyecto decorativo suele acarrear mucho estrés. Por eso, si la casa la has comprado con tu pareja, intentar ser tolerantes el uno con el otro y ceder en algunos aspectos es fundamental para que todo marche bien. Te sorprenderá ver que, aunque es tu alma gemela, hay ideas, estilos y enfoques que desconocías de él.

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5. Ahorrar en cosas de mucho uso

Puertas, grifos, electrodomésticos, suelos, sanitarios, revestimientos… No tengas miedo en gastar algo más en cosas y accesorios que usas habitualmente. ¿Te imaginas un cuarto de baño de revista con una cisterna que pierde agua o con un pavimento que parece viejo a los dos días?

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6. Derrochar donde no debes

Un buen proyecto decorativo no implica necesariamente 'darlo' todo con las piezas principales. Aprende a mezclar muebles ‘low cost’ con piezas de diseño, no subestimes el poder de los cojines en un sofá y las posibilidades que te brinda una alfombra, aunque no sea ‘top’ de gama. De la misma manera, tampoco es conveniente invertir mucho en tecnología, ya que se queda pronto obsoleta y es difícil recuperar el dinero empleado. Esto no significa que dejes la domótica a un lado, por ejemplo, ya que da valor a tu vivienda y te hace la vida más cómoda.

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7. Sustituir las ventanas sí o sí

Sabemos que el aislamiento es clave, tanto para el confort como para el consumo, pero, a veces, no es necesario reemplazar todas las viejas ventanas, sino simplemente actualizarlas y renovarlas, incidiendo tanto en su eficiencia como en lo que aportan a la estética de la casa.

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8. Ir de compras sin medir antes

Si no quieres adquirir un sofá o una mesa de comedor que se ‘coman’ todo el espacio o, por el contrario, resulten algo ridículos por su tamaño, necesitas medir bien, hacerte una composición de lugar y llevar tu lista de dimensiones a cada tienda que visites. Un consejo: no olvides mirar el ancho de la puerta de entrada o el hueco de la escalera, para evitar sorpresas como que la cama no sube al piso de arriba.

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9. Adquirir alfombras XS

Las alfombras, como esta de la diseñadora Kelly Behun para The Rug Company, son uno de los pocos accesorios decorativos que lucen más si son grandes, incluso cuando no sobran los metros. Si son muy pequeñas, se verán raquíticas y harán que el resto de la decoración parezca deslucida. Como norma general, es preciso que las patas del sofá o las sillas estén dentro de ella. Recuerda que, hoy por hoy, hay alfombras que se adaptan, por tamaño y forma, a (casi) todas las casas.

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10. Trabajar en varias habitaciones a la vez

El refrán “quien mucho abarca…” se convierte en un mantra, a la hora de diseñar la casa de tus sueños. Si tu presupuesto no alcanza para una reforma de arriba abajo, no inviertas tiempo ni dinero en intentar ir a por todo. Céntrate en el lugar donde pasas más tiempo, alrededor del cual gira la vida familiar y es capaz de transformar una vivienda en un hogar: normalmente el salón, la cocina y el comedor. Y una vez termines con él, pasa al siguiente espacio y dirige tu energía a otro objetivo: ¿el dormitorio de matrimonio, el cuarto de baño…?

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11. No ser realista

Soñar es libre, pero hay que ser consecuente con tu plan de vida. Si trabajas en casa o tienes niños, los espacios abiertos, tipo ‘loft’, con pocas habitaciones independientes, pueden ser un problema para trabajar sin interrupciones o con el ruido de la televisión de fondo. ¡Ajusta tus deseos a tus necesidades!

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