Fueron una de las parejas preferidas de la industria cinematográfica: guapos, jóvenes y estilosos. Su separación, en la que Angelina Jolie apareció también como parte implicada, supuso el fin del cuento de hadas que parecían vivir sus protagonistas.
Tras 13 años sin cruzarse sus caminos, ahora que ambos están separados de sus parejas (Jolie y Theroux), sus nombres vuelven a acaparar titulares juntos. Primero cuando el actor acudió a la fiesta del 50 cumpleaños de Aniston, celebrada el pasado mes de febrero en el Sunset Tower Hotel de Los Ángeles, y ahora con la venta de la casa que ambos compartieron durante sus últimos años de matrimonio. ¿Coincidencia?
La pareja vivió en esta mansión de Beverly Hills más de tres años, hasta su divorcio en 2005, tras el cual se la vendieron a un ejecutivo de bolsa, el actual propietario, que hoy la pone a la venta por 50 millones de euros. Construida en la década de los 30 por Wallace Neff, el arquitecto de las estrellas de la época dorada de Hollywood parece no haber pedido ‘tirón’, ya que actualmente una de las mansiones que diseñó se vende por 216 millones de euros, encabezando el ranking de las propiedades en venta más caras de EEUU.
Considerado el creador del ‘California Style’, la construyó para los actores Fredric March y su esposa Florence Eldridge, aunque pasó por diferentes propietarios hasta que llegó al matrimonio de Pitt y Aniston, que la adquirieron por 12 millones de euros.
Durante tres años, la pareja estuvo remodelando y decorándola a su gusto (el actor es un apasionado de la arquitectura) hasta que finalmente se separaron y la vendieron. Entre las mejoras que incorporaron están los suelos de mármol con calefacción, una sala de cine privada y la instalación de pavimentos de madera de 200 años de antigüedad, importados de un castillo francés. Grandes cristaleras separan los ambientes interiores de los exteriores, que, al abrirse durante los meses estivales, logran eliminar las barreras entre ambos, favoreciendo la integración. La decoración en colores claros, madera y alfombra de fibras vegetales proporciona una atmósfera agradable y natural, donde la televisión se camufla colgada en la pared.
Con 1.200 metros cuadrados, la mansión en la que un día vivieron Jennifer Aniston y Brad Pitt cuenta con seis habitaciones, seis baños, un pub con grandes cristaleras al jardín, un spa con gimnasio y una preciosa piscina. La entrada con un espectacular techo de madera, cuenta con el mismo pavimento de piedra del jardín, lo que unifica ambos espacios. Con una decoración casi monacal, con paredes de ladrillo pintadas de blanco, destacan la lámpara de techo y los dos apliques de pared.
El binomio ‘black & white’ viste la cocina de suelo a techo, reservando el blanco para las paredes y la encimera de mármol y el negro para el mobiliario y los electrodomésticos. Llama especialmente la atención el damero del pavimento, que atrae las miradas y proporciona un punto sofisticado a una estancia poco dada al ‘glamour’.
Con una distribución en paralelo y un gran espacio central libre, la zona de fuegos se sitúa justo enfrente de la de fuegos, favoreciendo el flujo entre ambas. Muy luminosa, los apliques empotrados se han reforzado con tres lámparas de techo, que evitan dejar rincones a oscuras.
Junto a la cocina se encuentra el comedor con mesa para 10 comensales, iluminada con una gran lámpara de techo y delimitada visualmente por una alfombra de color oscuro. La estancia está presidida por una chimenea negra de tamaño XL, que aporta confort y un toque ‘chic’ al ambiente. Un ambiente donde el ‘California Style’ se muestra fresco y cosmopolita y apuesta por la mezcla como su rasgo de personalidad más glamuroso.
La espectacular mansión cuenta con un bar en el que se ha mantenido la chimenea original de los años 30 y una bodega perfectamente equipada. Con suelos y barra de madera posee un atractivo aire retro, al que contribuye la máquina expendedora de Coca Cola. La iluminación general se complementa con una lámpara de techo y focos en cada cuerpo de la vinoteca.
Rodeada de altos y grandes árboles, que proporcionan sombra en los meses más calurosos del año y mantienen la privacidad alrededor, la casa se erige imponente en esta privilegiada zona de Los Ángeles. Suelos de piedra, que continúan hasta el interior de la entrada principal, crean caminos y rincones en el jardín, potenciando la frescura y ese aire ‘rural chic’.
En el jardín se ha montado un comedor al aire libre, ideal para las reuniones familiares y las celebraciones con amigos, con una mesa de madera con capacidad para 10 personas. Para que por la noche sea igual de cómodo, se ha cuidado la iluminación exterior con lámparas de techo, distribuidas estratégicamente en los diferentes porches, y balizas que señalizan viales y paseos y ponen luz a los distintos rincones.
La pista de tenis y el pabellón de invitados, obra del dueño posterior que tuvo la propiedad de Beverly Hillls, proporcionan un plus a la espectacular mansión, que en su día fue el nido de amor de una de las parejas más seguidas y queridas de Hollywood.
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