Una piscina en el salón, lámparas esculturales y un baño de ónix: entramos en la casa de cristal de Monique Delacroix


"No queríamos un estilo clásico americano, a pesar de estar en la zona más antigua y original de Brookville. Nuestro objetivo era construir un hogar moderno, casi futurista"


Monique Delacroix en vestido negro y falda blanca con volantes, posando en escalera de mármol.© Mattia Bettinelli
14 de diciembre de 2025 - 6:00 CET

Nos encontramos en la Costa Dorada de Long Island, a solo 40 minutos de Manhattan, Nueva York. Aquí se extienden las propiedades de algunas de las familias más influyentes de Estados Unidos, desde los Vanderbilt y los Guggenheim hasta los Morgan; un enclave que inspiró a F. Scott Fitzgerald para escribir El gran Gatsby. En esta zona destacan villas y palacetes rodeados de paisajes que muestran la fuerza de la naturaleza, con fincas donde aún se recuerdan los carruajes de caballos y los antiguos establos, símbolos de la vida de la élite durante la edad dorada y los primeros años del siglo XX. 

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© Mattia Bettinelli
Monique Dela­croix, quien, tras licenciarse en Arquitectura y Diseño, se dedica al diseño y desarrollo de edificios modernos

En este entorno se sitúa la historia de Monique Delacroix, descendiente de la nobleza, cuyos lazos familiares atravesaron momentos clave que desembocaron en el desmantelamiento de la monarquía en Rumanía, en 1947 (cuando el Rey Miguel I fue obligado a abdicar por el régimen comunista tras la ocupación soviética de la posguerra).

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Vistas de la impresionante fachada de la casa, ubicada en una propiedad de dos hectáreas y media a solo 40 minutos de Manhattan

Monique encontró su nuevo hogar en Nueva York, centro internacional de cultura e innovación. Al llegar quedó impresionada por el paisaje urbano y, con su mirada estética, aplicó diseños y conceptos artísticos que transformaron el emblemático horizonte de la ciudad. Sus proyectos, desde fachadas hasta paisajes urbanos, le valieron el título de Reina de los rascacielos de Nueva York. 

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Con una presencia notable en la industria, decidió establecerse en este oasis donde la discreción es parte esencial del estilo de vida. Su residencia es una casa de cristal con techos excepcionalmente altos, una escalera y una chimenea concebidas como auténticas obra de arte. Dispone de tres piscinas y un concepto decorativo que integra el exterior con el interior a través de enormes ventanales, creando efectos distintos según la luz del día. 

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Monique posa junto a su hijo Tristan Pierre, de 17 años.

"Cuando llegué a este país, aspiraba a ser diseñadora de moda, pero, poco a poco, descubrí que quería dejar mi huella en esta ciudad"

Una casa impresionante y acogedora que refleja la personalidad de su propietaria: "Aquí, la mayoría de las residencias son iguales. Nosotros, sin embargo, no queríamos eso; queríamos construir la nuestra propia. Pese a encontrarnos en la parte más antigua y original de Brookville, no buscábamos una vivienda clásica americana. Queríamos crear una casa moderna, casi futurista".

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La escalera, una obra de arte concebida a medida sobre la piscina, que combina agua y vegetación para crear un flujo de energía que recorre toda la casa. La chimenea es una escultura de mármol con inserciones de cobre

Un lugar precioso para vivir

¿Cuándo comenzaste a vivir aquí?

Me mudé de la ciudad tras el atentado de las Torres Gemelas, en 2001. Sentí que era el momento de alejarme. Me dolía el corazón por las vidas perdidas en aquel trágico suceso, muchas de ellas personas que conocía personalmente, y comprendí que debía cambiar de entorno. Puse la mirada en los alrededores, encontré un terreno baldío y pensé: "Este es un lugar precioso para vivir". Así fue como me trasladé aquí.

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El salón abierto, que baña el espacio de luz y magnificencia, reflejando la esencia de este hogar único

¿Construiste esta residencia o ya estaba hecha?

No, la construí yo. Estoy acostumbrada a vivir en una vivienda con cristales, así que levanté este hogar transparente para experimentar tanto el ambiente interior como el exterior, sumergiéndome en la belleza de la naturaleza. Quería contemplar el amanecer desde la cocina y la puesta de sol desde la sala de estar. Deseaba contar con amplios balcones en todos los dormitorios para salir por la mañana, abrir las puertas y disfrutar de un desayuno tranquilo.

"Hoy en día, mi misión es defender a los padres dedicados y a las mujeres emprendedoras. Cada día que pase utilizaré mi talento y creatividad para inspirar a la nueva generación a soñar en grande"

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Y ahora, cuéntame, ¿a qué te dedicas?

Una parte importante de mi negocio nace de mi deseo de transformar el paisaje de Nueva York. Cuando llegué a este país, aspiraba a ser diseñadora de moda, pero, poco a poco, descubrí que quería dejar mi huella en la ciudad. ¿Qué mejor manera de hacerlo que contribuyendo a dar forma a un lugar tan enérgico y atemporal? Aprovechando mi talento, comencé a trabajar en el diseño y desarrollo de edificios modernos. Así nació mi proyecto, creando exteriores que embellecen la ciudad. Estudié en la Parsons School of Design, donde me licencié en Arquitectura y Diseño. Me incorporé a una industria dominada por hombres y terminé fascinándome y destacando en ella. Finalmente, fundé mi empresa, que construye y desarrolla edificios que transforman el horizonte y dan forma a la ciudad.

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Panorámica del salón, que cuenta con una altura de 7,6 metros y una increíble lámpara de araña que simula gotas de lluvia
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La fabulosa mesa de comedor, una pieza magnífica de Radica y Golda Otra
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Otro rincón de la estancia, que cuenta con amplios ventanales al jardín

Entonces, ¿se te considera la primera mujer en construir este tipo de edificios en la ciudad?

No estoy segura de ser la primera, pero, sin duda, soy de las pocas mujeres que han logrado destacar en este sector. Aunque hay muchas mujeres en arquitectura, en el desarrollo y la construcción propiamente dichos probablemente sea una de las pocas, si no la única. Hoy quizás haya algunas más.

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Nuestra anfitriona en el comedor

Herencia rumana

Quisiera conocer un poco más sobre tu vida personal. ¿Es cierto que eres rumana?

Sí, mi herencia rumana proviene de mi padre y mi ascendencia francesa, de mi madre. Crecí allí y luego vine aquí a estudiar. Me educaron con amor y cuidado por los demás, con la comprensión de que dar es una parte esencial de la vida y que, a lo largo de tu existencia, debes cambiar y dejar tu huella, sin importar tus orígenes. Eso siempre formará parte de tu educación y de lo que eres. Las posesiones materiales van y vienen, y la historia lo ha demostrado. Esto es algo que quería transmitir a mi hijo: lo que tú o tu familia posean no debe definirte. Lo que realmente importa es lo que haces y el legado que dejas atrás.

"Aunque hay muchas mujeres en arquitectura, en el desarrollo y la construcción propiamente dichos probablemente sea una de las pocas, si no la única"

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Monique posa en uno de los baños de la vivienda: "Hay dos diseñados con gran maestría. Uno está realizado en ónix, una piedra preciosa que aporta energía, y se encuentra adornado con una pieza central de oro de 24 quilates", explica, revelando su pasión por los materiales nobles y la armonía en cada detalle del hogar
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El dormitorio principal de la casa, donde Monique Delacroix ha vivido durante 24 años; un espacio que refleja su estilo y personalidad

Tenías una residencia en Ruma­nía que, después, se donó para acoger a niños en orfandad. ¿Cómo se produjo ese proceso y qué significó para ti?

Rumanía contaba con un gran número de huérfanos desatendidos y mi familia dedicó su tiempo y recursos para crear un lugar seguro e inclusivo donde pudieran crecer. Contamos con el apoyo de la Madre Teresa, cuya amabilidad y ayuda contribuyeron a generar conciencia, ya que muchas de las personas a las que ella asistía tenían discapacidades. Curiosamente, muchos de esos niños terminaron viniendo a Estados Unidos, porque los estadounidenses eran los únicos que aceptaban a niños con discapacidades, lo cual resulta bastante interesante. El centro ahora está cerrado, ya que todos los niños han sido acogidos en hogares defi­nitivos.

© Mattia Bettinelli

Veo que tu hijo está muy ocupado con su trabajo y sus estudios, y tú también con el tuyo. ¿Cómo sigue adelante tu legado en Rumanía?

Soy muy proactiva a la hora de promover mi país entre los recién llegados y actúo como una verdadera embajadora, apoyando a quienes desean venir aquí y empezar una nueva vida, así como a conectar con empresas locales. También sirvo de enlace para atletas y jóvenes adultos que aspiran a vivir y aprender en Estados Unidos.

© Mattia Bettinelli

¿Cómo es tu hijo?

Es un ganador. Tiene 17 años y se llama Tristan. Desde muy joven, se ha dedicado a muchas actividades. Además de estudiar, también rema y, cuando era más joven, también participaba en karting. Habiendo viajado mucho, ha desarrollado una gran curiosidad por la historia de su propia familia. Así, se ha vuelto cada vez más consciente de lo frágil que es la vida, de lo fácil que es darla por sentada y de lo a menudo que la humanidad no aprende de su pasado. La guerra actual le ha hecho darse cuenta de cómo la historia se repite, a pesar de todo lo que nos ha enseñado. Al mirar a su alrededor y adquirir una nueva comprensión del mundo, se dio cuenta de que ser deportista no es tan fácil en zonas desfavorecidas. Por ello, decidió crear una organización llamada United Athletes for Peace (Atletas Unidos por la Paz). Es el fundador de esta organización sin ánimo de lucro, que ayuda a los atletas en zonas de conflicto.

"Mi hijo decidió crear una organización llamada United Athletes for Peace (Atletas Unidos por la Paz) Es el impulsor de esta iniciativa sin ánimo de lucro, que apoya a los atletas en zonas de conflicto"

© Mattia Bettinelli

En este momento de tu vida, te consideras más estadounidense o más rumana?

Mi herencia es muy profunda y nunca dejaré de sentirme rumana, desde la cocina tradicional hasta las fiestas especiales y los actos de honor con la familia y los amigos. Esto es lo que soy, donde está mi sangre y mi linaje. Pero lo que me define hoy, lo que realmente soy, es Nueva York.

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La habitación de Tristan, con toques de terciopelo amarillo y sofás de Roche Bobois: «Quería que fuera feliz. Como en aquella época todo era azul, azul, azul, pensé: “Debemos añadir un toque de alegría, un toque de amarillo, para decirle: ‘Tu vida será brillante’”»
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La sala de estar, con un sofá de terciopelo negro, sillones de terciopelo amarillo, una alfombra geométrica y una mesa de centro de vidrio y metal dorado. La combinación de terciopelo, detalles dorados y un mural con un paisaje de época crea un espacio lujoso y visualmente cautivador
© Mattia Bettinelli

Dices que disfrutas del ritmo intenso y brillante de la ciudad.

Sí, encuentro paz y consuelo en el ajetreo y el bullicio, liberando mi verdadero potencial en medio del caos de Nueva York, lo cual resulta sorprendente. En esta ciudad tan acelerada me siento viva, una sensación que no puedo experimentar en ningún otro lugar.

"Mi herencia es muy profunda y siempre me sentiré rumana, desde los sabores de la cocina tradicional hasta las fiestas especiales y los actos de homenaje junto a la familia y los amigos"

© Mattia Bettinelli
La cocina, moderna y lujosa, dominada por una gran isla de mármol que combina funcionalidad y estilo

¿Qué planes o proyectos tienes para el futuro?

Me gustaría involucrarme más en el desarrollo de los jóvenes y ayudar a que se comprenda mejor el impacto de la salud mental en esta etapa. Ahora que tengo un hijo, sé lo frágiles que pueden ser a ciertas edades y cuánta ayuda necesitan de sus padres, así como lo difícil que resulta guiarlos en la transición a la edad adulta. Hoy mi misión es apoyar a los padres dedicados y a las mujeres emprendedoras. Cada día que pase, utilizaré mi talento y creatividad para inspirar a la nueva generación a soñar en grande y alcanzar sus metas más ambiciosas.

© Mattia Bettinelli
Monique posando en el vestíbulo de la casa, donde las pinturas se mezclan armoniosamente con fotografías en blanco y negro de su querida amiga Dana Mytech, reconocida fotógrafa y artista, creando un espacio de gran personalidad y sensibilidad estética
© Mattia Bettinelli
La zona del "office", con una mesa redonda de mármol blanco y sillas a juego, perfecta para desayunos y reuniones informales
© Mattia Bettinelli
TEXTO

Naná Bottazzi

PRODUCCIÓN

Naná Bottazzi

FOTOGRAFÍAS

Mattia Bettinelli

VESTUARIO

Ermanno Scervino, Celia Kritharioti y Stephere

JOYAS

Roberto Coin

AGRADECIMIENTOS

Leila Heller Art Gallery New York-Rachel Lee Hovnanian

© ¡HOLA! Prohibida la reproducción total o parcial de este reportaje y sus fotografías, aun citando su procedencia.