Nos encontramos en la Costa Dorada de Long Island, a solo 40 minutos de Manhattan, Nueva York. Aquí se extienden las propiedades de algunas de las familias más influyentes de Estados Unidos, desde los Vanderbilt y los Guggenheim hasta los Morgan; un enclave que inspiró a F. Scott Fitzgerald para escribir El gran Gatsby. En esta zona destacan villas y palacetes rodeados de paisajes que muestran la fuerza de la naturaleza, con fincas donde aún se recuerdan los carruajes de caballos y los antiguos establos, símbolos de la vida de la élite durante la edad dorada y los primeros años del siglo XX.
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En este entorno se sitúa la historia de Monique Delacroix, descendiente de la nobleza, cuyos lazos familiares atravesaron momentos clave que desembocaron en el desmantelamiento de la monarquía en Rumanía, en 1947 (cuando el Rey Miguel I fue obligado a abdicar por el régimen comunista tras la ocupación soviética de la posguerra).
Monique encontró su nuevo hogar en Nueva York, centro internacional de cultura e innovación. Al llegar quedó impresionada por el paisaje urbano y, con su mirada estética, aplicó diseños y conceptos artísticos que transformaron el emblemático horizonte de la ciudad. Sus proyectos, desde fachadas hasta paisajes urbanos, le valieron el título de Reina de los rascacielos de Nueva York.
Con una presencia notable en la industria, decidió establecerse en este oasis donde la discreción es parte esencial del estilo de vida. Su residencia es una casa de cristal con techos excepcionalmente altos, una escalera y una chimenea concebidas como auténticas obra de arte. Dispone de tres piscinas y un concepto decorativo que integra el exterior con el interior a través de enormes ventanales, creando efectos distintos según la luz del día.
Una casa impresionante y acogedora que refleja la personalidad de su propietaria: "Aquí, la mayoría de las residencias son iguales. Nosotros, sin embargo, no queríamos eso; queríamos construir la nuestra propia. Pese a encontrarnos en la parte más antigua y original de Brookville, no buscábamos una vivienda clásica americana. Queríamos crear una casa moderna, casi futurista".
Un lugar precioso para vivir
¿Cuándo comenzaste a vivir aquí?
Me mudé de la ciudad tras el atentado de las Torres Gemelas, en 2001. Sentí que era el momento de alejarme. Me dolía el corazón por las vidas perdidas en aquel trágico suceso, muchas de ellas personas que conocía personalmente, y comprendí que debía cambiar de entorno. Puse la mirada en los alrededores, encontré un terreno baldío y pensé: "Este es un lugar precioso para vivir". Así fue como me trasladé aquí.
¿Construiste esta residencia o ya estaba hecha?
No, la construí yo. Estoy acostumbrada a vivir en una vivienda con cristales, así que levanté este hogar transparente para experimentar tanto el ambiente interior como el exterior, sumergiéndome en la belleza de la naturaleza. Quería contemplar el amanecer desde la cocina y la puesta de sol desde la sala de estar. Deseaba contar con amplios balcones en todos los dormitorios para salir por la mañana, abrir las puertas y disfrutar de un desayuno tranquilo.
"Hoy en día, mi misión es defender a los padres dedicados y a las mujeres emprendedoras. Cada día que pase utilizaré mi talento y creatividad para inspirar a la nueva generación a soñar en grande"
Y ahora, cuéntame, ¿a qué te dedicas?
Una parte importante de mi negocio nace de mi deseo de transformar el paisaje de Nueva York. Cuando llegué a este país, aspiraba a ser diseñadora de moda, pero, poco a poco, descubrí que quería dejar mi huella en la ciudad. ¿Qué mejor manera de hacerlo que contribuyendo a dar forma a un lugar tan enérgico y atemporal? Aprovechando mi talento, comencé a trabajar en el diseño y desarrollo de edificios modernos. Así nació mi proyecto, creando exteriores que embellecen la ciudad. Estudié en la Parsons School of Design, donde me licencié en Arquitectura y Diseño. Me incorporé a una industria dominada por hombres y terminé fascinándome y destacando en ella. Finalmente, fundé mi empresa, que construye y desarrolla edificios que transforman el horizonte y dan forma a la ciudad.
Entonces, ¿se te considera la primera mujer en construir este tipo de edificios en la ciudad?
No estoy segura de ser la primera, pero, sin duda, soy de las pocas mujeres que han logrado destacar en este sector. Aunque hay muchas mujeres en arquitectura, en el desarrollo y la construcción propiamente dichos probablemente sea una de las pocas, si no la única. Hoy quizás haya algunas más.
Herencia rumana
Quisiera conocer un poco más sobre tu vida personal. ¿Es cierto que eres rumana?
Sí, mi herencia rumana proviene de mi padre y mi ascendencia francesa, de mi madre. Crecí allí y luego vine aquí a estudiar. Me educaron con amor y cuidado por los demás, con la comprensión de que dar es una parte esencial de la vida y que, a lo largo de tu existencia, debes cambiar y dejar tu huella, sin importar tus orígenes. Eso siempre formará parte de tu educación y de lo que eres. Las posesiones materiales van y vienen, y la historia lo ha demostrado. Esto es algo que quería transmitir a mi hijo: lo que tú o tu familia posean no debe definirte. Lo que realmente importa es lo que haces y el legado que dejas atrás.
Tenías una residencia en Rumanía que, después, se donó para acoger a niños en orfandad. ¿Cómo se produjo ese proceso y qué significó para ti?
Rumanía contaba con un gran número de huérfanos desatendidos y mi familia dedicó su tiempo y recursos para crear un lugar seguro e inclusivo donde pudieran crecer. Contamos con el apoyo de la Madre Teresa, cuya amabilidad y ayuda contribuyeron a generar conciencia, ya que muchas de las personas a las que ella asistía tenían discapacidades. Curiosamente, muchos de esos niños terminaron viniendo a Estados Unidos, porque los estadounidenses eran los únicos que aceptaban a niños con discapacidades, lo cual resulta bastante interesante. El centro ahora está cerrado, ya que todos los niños han sido acogidos en hogares definitivos.
Veo que tu hijo está muy ocupado con su trabajo y sus estudios, y tú también con el tuyo. ¿Cómo sigue adelante tu legado en Rumanía?
Soy muy proactiva a la hora de promover mi país entre los recién llegados y actúo como una verdadera embajadora, apoyando a quienes desean venir aquí y empezar una nueva vida, así como a conectar con empresas locales. También sirvo de enlace para atletas y jóvenes adultos que aspiran a vivir y aprender en Estados Unidos.
¿Cómo es tu hijo?
Es un ganador. Tiene 17 años y se llama Tristan. Desde muy joven, se ha dedicado a muchas actividades. Además de estudiar, también rema y, cuando era más joven, también participaba en karting. Habiendo viajado mucho, ha desarrollado una gran curiosidad por la historia de su propia familia. Así, se ha vuelto cada vez más consciente de lo frágil que es la vida, de lo fácil que es darla por sentada y de lo a menudo que la humanidad no aprende de su pasado. La guerra actual le ha hecho darse cuenta de cómo la historia se repite, a pesar de todo lo que nos ha enseñado. Al mirar a su alrededor y adquirir una nueva comprensión del mundo, se dio cuenta de que ser deportista no es tan fácil en zonas desfavorecidas. Por ello, decidió crear una organización llamada United Athletes for Peace (Atletas Unidos por la Paz). Es el fundador de esta organización sin ánimo de lucro, que ayuda a los atletas en zonas de conflicto.
En este momento de tu vida, te consideras más estadounidense o más rumana?
Mi herencia es muy profunda y nunca dejaré de sentirme rumana, desde la cocina tradicional hasta las fiestas especiales y los actos de honor con la familia y los amigos. Esto es lo que soy, donde está mi sangre y mi linaje. Pero lo que me define hoy, lo que realmente soy, es Nueva York.
Dices que disfrutas del ritmo intenso y brillante de la ciudad.
Sí, encuentro paz y consuelo en el ajetreo y el bullicio, liberando mi verdadero potencial en medio del caos de Nueva York, lo cual resulta sorprendente. En esta ciudad tan acelerada me siento viva, una sensación que no puedo experimentar en ningún otro lugar.
"Mi herencia es muy profunda y siempre me sentiré rumana, desde los sabores de la cocina tradicional hasta las fiestas especiales y los actos de homenaje junto a la familia y los amigos"
¿Qué planes o proyectos tienes para el futuro?
Me gustaría involucrarme más en el desarrollo de los jóvenes y ayudar a que se comprenda mejor el impacto de la salud mental en esta etapa. Ahora que tengo un hijo, sé lo frágiles que pueden ser a ciertas edades y cuánta ayuda necesitan de sus padres, así como lo difícil que resulta guiarlos en la transición a la edad adulta. Hoy mi misión es apoyar a los padres dedicados y a las mujeres emprendedoras. Cada día que pase, utilizaré mi talento y creatividad para inspirar a la nueva generación a soñar en grande y alcanzar sus metas más ambiciosas.
