El genio italiano que revolucionó la moda hace cinco décadas nos ha dicho adiós. Giorgio Armani falleció ayer, a los 91 años, en su querida Italia, rodeado de sus seres queridos. "Incansable hasta el final, trabajó hasta sus últimos días", como explicaba el comunicado emitido por el Grupo Armani, que llora la pérdida de su fundador. Un hombre que ya se ha convertido en leyenda y cuyo nombre será siempre sinónimo de lujo, elegancia, sublimación...
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Huía de exhibicionismos innecesarios. Prefería la pulcritud que otorga la sutileza. Una filosofía que trasladaba a todo su universo, desde sus creaciones —como su línea Armani Casa, que este año celebra su 25 aniversario— a sus residencias, especialmente la que tenía en Pantelleria, que, por su funcionalidad y sencillez, refleja fielmente su visión del estilo y su estética personal.
Esta remota isla italiana, un paraíso volcánico a medio camino entre dos mundos (Sicilia y Túnez), que se caracteriza por su paisaje agreste y ventoso, con escarpados acantilados de lava, naturaleza salvaje y ruinas antiguas, conquistó al diseñador cuando la pisó por primera vez, hace más de 40 años. Aunque, en verdad, no fue un amor a primera vista, como él mismo ha reconocido.
Silencio absoluto
"Cuando la visité por primera vez, a finales de los años 70, me pareció, simplemente, árida y hosca. No tenía playas de fácil acceso, ni hoteles ni restaurantes. Pensé: '¡Qué error haber venido aquí!'. Y, sin embargo, tras unos días contemplando el cielo despejado y el paisaje que me rodeaba, me di cuenta de que reinaba la paz y la tranquilidad por doquier. Un silencio absoluto. Fue en ese momento —confesaba en Vogue Italia— cuando comprendí que algo me había cautivado. Admirando con calma su paisaje inmaculado, me enamoré de su encanto salvaje".
Enclave estratégico
Antiguo hogar de fenicios, romanos y cartagineses, esta singular isla de 82 kilómetros cuadrados, más cerca de Túnez que de las costas italianas, fue objeto de intensas disputas por su posesión, incluso durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue, primero, un enclave estratégico para las campañas africanas de Mussolini, y después, cuando los aliados tomaron el control como base para su asalto a Sicilia.
A lo largo de los años, Armani trabajó incansablemente en el jardín que rodea la casa, un oasis con árboles de Tiaré, arbustos de romero, setos de jazmines, cipreses exóticos y palmeras de 300 años
Fue en 1981, años después de su primera incursión, cuando Armani regresó a la isla y decidió comprarse una casa en Cala Gadir, en la costa noreste. Inicialmente, adquirió dos "dammusi" abandonados —las típicas casas locales de formas cuadradas, con muros de piedra volcánica y techo abovedado blanco, que son verdaderas joyas de arquitectura rural— en un paraje aislado al que la gente solía ir a recoger higos chumbos.
En aquella época, recordaba en alguna ocasión, no había electricidad en la isla, "necesitábamos un generador para cocinar y tenías que bombear tu propia agua".
Con el tiempo, el creador de Piacenza amplió la propiedad a siete "dammusi" —50 habitaciones en total— con dos zonas centrales principales, que incluyen un salón y un comedor al aire libre, terrazas con vistas al mar, además de una piscina que parece natural en medio del indómito paisaje.
A lo largo de los años, Giorgio Armani, que cuando estaba en la isla contaba con doce empleados, trabajó incansablemente también en el jardín que rodea la casa, un verdadero oasis del que se sentía muy orgulloso: incluye espectaculares árboles de Tiaré, magníficos arbustos de romero, setos de jazmines, cipreses exóticos y palmeras de 300 años importadas de Sicilia, sin olvidar los cactus de barril dorado y las cicadáceas locales.
La casa tiene 50 habitaciones en total, con dos zonas centrales principales, que incluyen un salón y un comedor al aire libre
Inspiración
Armani solía terminar sus vacaciones estivales en Pantelleria, tras haber navegado junto a un grupo de amigos en su fabuloso yate, Main, por las islas del Mediterráneo. Allí permanecía tres semanas, el período más largo que el director artístico pasaba en un solo lugar durante todo el año.
Eran sus días de máxima evasión, en los que disfrutar del contacto con la energía de la naturaleza era su máxima prioridad. Para él era fundamental el hecho de estar tan cerca de Milán —donde tenía su cuartel general— y, sin embargo, tener la sensación de estar a kilómetros de distancia de la civilización.
También es el lugar donde encontraba inspiración para sus creaciones, como el diseño de algunos productos de su línea Armani Casa o, sin ir más lejos, la colección de hombre primavera-verano 2026, que presentó en Milán antes de decirnos adiós para siempre.
La prensa especializada ha reseñado que la propuesta de moda masculina "parece un pedazo de la isla, rodeada de ese cielo azul especial que se refleja en el mar". De hecho, ese azul "pantesco" (gentilicio de la isla), tan característico, predominaba en algunas prendas y teñía el fondo que enmarcó a los modelos en la pasarela.
Por su funcionalidad, sencillez y elegancia, la casa refleja fielmente la visión del estilo y la estética personal de Giorgio Armani
Caminatas y flores
Los días de Armani en la isla seguían una rutina sencilla: paseos matutinos; desayuno junto a la piscina; quizás, un paseo hasta Gadir, el puerto que se encuentra colina abajo de su casa, y navegar en lancha para buscar lugares donde bañarse, ya que Pantelleria no tiene playas de arena en las que tumbarse tranquilamente al sol.
Los techos abovedados blancos son formas naturales de aislamiento y protección contra las altísimas temperaturas, por lo que las habitaciones de la casa son frescas sin necesidad de aire acondicionado
Solía caminar dos kilómetros y cuarto a diario, saliendo de su casa a las siete de la mañana con su entrenador personal, y recorría cualquiera de los senderos que atraviesan la zona noroeste de la isla, como Cala Cinque Denti o Cala Cottone, que lleva al faro.
Uno de sus favoritos era el Sentiero Romano, "un camino que recorrían los antiguos romanos y una caminata que disfruto mucho". Durante el paseo, recogía flores silvestres que llevaba a casa. Solía almorzar a las tres; después, una pequeña siesta, un paseo por el mercado local o una película, y, por la noche, las cenas siempre eran al aire libre y a la luz de las velas.
Agradable contraste
La decoración de su residencia favorita de verano también fue una larga tarea que el genio de la aguja fue completando en el tiempo. Al principio, la atmósfera era de una simplicidad elemental, pero después, además de objetos que fue adquiriendo en sus viajes o en mercadillos, el diseñador empezó a añadir mobiliario de formas modernas de su línea de casa, creando así un agradable contraste.
Pantelleria no es el lugar preferido de la jet set ni destaca por su intensa vida nocturna, gente cool y fiestas hasta el amanecer
"Un estilo que, en general, combina naturaleza y evasión. Porque la casa de vacaciones —comentaba— debe hacerte soñar, representar un respiro de la rutina diaria del trabajo y brindarte también el placer de la compañía de la familia y los verdaderos amigos".
Como perfecto anfitrión, en sus días de verano en Pantelleria, tuvo invitados tan célebres como Madonna, Ornella Muti, Claudia Cardinale, Michelle Pfeiffer, Lauren Hutton, Eric Clapton... Todos ellos disfrutaban de la paz que enamoró a Armani y de la vida casi espartana de esta "roca en medio del mar", como la describía el máximo exponente del minimalismo.
Al contrario que en otros destinos del Mediterráneo, Pantelleria no es el lugar preferido de la jet set ni destaca por su intensa vida nocturna, gente cool y fiestas hasta el amanecer.
"No es un lugar para todos y esto, en mi opinión, multiplica su encanto", manifestaba Armani sobre la isla, cuya personalidad, "está estrechamente ligada a la luz, directa y casi cegadora; al terreno de roca volcánica, negro y accidentado, y al carácter de sus habitantes, orgullosos e independientes".
Cada agosto, Armani terminaba sus vacaciones estivales en Pantelleria, tras haber navegado junto a un grupo de amigos en su fabuloso yate, Main, por las islas del Mediterráneo
Armani fue quien puso el nombre de Pantelleria en el mapa y ahora Sting, Naomi Campbell, Isabella Rossellini o Carole Bouquet son otras de las figuras de la escena internacional que también recalan en sus escarpadas costas.