En verano la vida se hace fuera de casa, siempre que la climatología lo permita y el calor no sea extremo. Por eso merece la pena contar con un rincón cómodo y acogedor en el jardín, el patio o la terraza. Acondicionar estos espacios es un acierto y así tendrás un lugar perfecto para estar, para montar un comedor de exterior o una zona de relax.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Elige tu estilo de pérgola o el cenador que mejor se adapte al estilo de tu jardín y aprovecha esta solución práctica y decorativa.

Pérgolas que se adaptan al espacio
No hace falta tener un jardín muy grande para poner una pérgola que te ayuda a conseguir un rincón protegido del sol en el que relajarte o celebrar comidas y cenas de verano. Si en lugar de una gran extensión de terreno solo tienes una terraza amplia puedes poner una pérgola adosada a la fachada. Este tipo de estructuras ocupan menos espacio y son perfectas para jardines o patios pequeños. Te ayudará a transformar la zona de delante de la fachada en un porche con mucha vida. En la imagen, la pérgola de hierro Solaire, de Unopiù, adosada a la fachada y con cubierta de caña de bambú.
Modelos exentos para crear rincones con encanto
¿Tienes un jardín o un patio espacioso y los metros cuadrados no son un problema? Elige un modelo exento, más o menos grande, y colócalo en el centro del jardín o en un lateral. Trata de elegir un tamaño acorde al del jardín, para que no quede desproporcionado. Piensa que tampoco necesitas muchos metros cuadrados para disfrutar de una zona acondicionada bajo la pérgola. Lo importante es que optes por la estructura adecuada para ganar un rincón cómodo y protegido del sol. La pérgola de la foto es el modelo Shibuya, de Unopiù, en aluminio blanco.
La estructura: los materiales marcan la pauta
Lo primero que debes pensar a la hora de elegir la pérgola ideal para tu jardín es el material de la estructura. Este debe ser acorde al estilo que tiene la fachada de la casa y el propio jardín. Puedes elegir hierro o forja para un aire clásico, madera para darle al rincón un estilo rústico y de campo, o aluminio si tu casa es de arquitectura contemporánea. Hay una gran diversidad de materiales para pérgolas y cenadores que te ayudarán a marcar el estilo que tendrá el espacio. La pérgola de la imagen está fabricado en acero y su diseño imita la apariencia del bambú. Es el modelo Bamboo de la firma Naterial, en Leroy Merlin.
El toque clásico de las pérgolas de hierro
Tanto si se trata de una estructura adosada a la fachada como si es un cenador independiente, elegir una estructura de hierro puede ser una idea genial que te sirva para acentuar el aire clásico del conjunto. Elige la forma y el tamaño adecuado, en hierro o forja. Es importante aplicar al hierro un tratamiento adecuado para que puedan soportar las inclemencias de estar a la intemperie y no se deteriore antes de tiempo.
Una idea es instalar una estructura con forma de arco para añadir después plantas trepadoras que creen un emparrado. Puedes colocar varios elementos simples y curvos, anclados al suelo y unidos entre sí con piezas metálicas. Las plantas ocultan las uniones y añaden color y aroma al espacio. Este es el modelo Tibisco, de Unopiù.
Las mil posibilidades de la madera
Hay muchos tipos de madera para crear una pérgola en el exterior, empezando por el tipo. Puedes elegir madera maciza, que suele ser de pino o de abeto, o madera laminada (compuesta por varias capas de madera termoselladas). Este tipo de madera es más resistente que la maciza y proporciona pilares y postes más gruesos y vigas más grandes, perfectas para crear la pérgola que se adapta mejor a tu espacio.
Para que la madera sea capaz de aguantar a la intemperie debe estar convenientemente tratada para ello. Lo habitual es que lleve un tratamiento en autoclave que la proteja de la humedad, de los hongos y del ataque de los insectos xilófagos.
A la hora de decorarlas, las pérgolas de madera pueden mostrar su tonalidad natural o ir barnizadas o pintadas de colores. El blanco, por ejemplo, nunca falla. Sea como sea, la madera es siempre una buena opción, decorativa, natural y cálida.
Aluminio: ligero y moderno
De líneas rectas y diseño contemporáneo, las estructuras de aluminio son perfectas para jardines y casas de arquitectura moderna. Se trata de un material ligero que ofrece gran resistencia a los cambios de temperatura y a la corrosión. Como no requiere apenas mantenimiento, es una opción cómoda y práctica.
Puedes montar una estructura de aluminio y añadir la cubierta que desees. Para este tipo de pérgolas van bien las lamas orientables (también de aluminio), los toldos o los techos de policarbonato que protegen de la lluvia y de la radiación solar, pero dejan pasar la luz natural. El problema del policarbonato es que no aporta sombra, por lo que puedes complementarlo con cañizo o una malla de sombreo. En la foto, la pérgola de aluminio Clima Bio, de Naterial, en Leroy Merlin.
Cómo montar una pérgola paso a paso
Aunque puedes atreverte con todo tipo de pérgolas de distintos materiales, las de aluminio y las de hierro que sean sencillas, son las más adecuadas para montar tú mismo, ya que pesan menos. En la imagen, el modelo Maranza Deluxe de Lime Lace. Existen pérgolas que se comercializan en kit, muy funcionales. Vienen con todos los elementos necesarios y un manual de instrucciones para que no tengas ningún problema.
- Desembala todos los elementos de la pérgola y trata de familiarizarte con ellos, estudiando para qué sirve cada uno y cómo debes ensamblarlos. Asegúrate de que no falta nada, para no quedarte estancado a la mitad del montaje, y revisa que tienes todas las herramientas necesarias.
- Monta los soportes de los pilares de tu pérgola. Son las piezas que irán ancladas al suelo.
- Coloca las vigas frontales, que van unidas a los pilares mediante tornillos.
- Después de unir los cuatro pilares con las vigas frontales, añade las vigas laterales.
- Instala la viga central, coloca las lamas del techo.
- Termina el trabajo anclando la pérgola al terreno, sujetando los soportes de los pilares.
Un consejo: ten en cuenta que todo tipo de pérgolas han de instalarse en terreno planos y bien nivelados. Puedes ponerlas sobre una pradera de césped pero entonces necesitarás unos soportes especiales.
Elegir la cubierta adecuada
Puede que tu pérgola incluya un techado, sobre todo si se trata de un modelo de aluminio con lamas orientables, o puede ser que solo hayas montado la estructura. En este caso tendrás que decidir qué tipo de cubierta quieres poner sobre la pérgola o el cenador para conseguir una sombra fresca y agradable:
- Madera: puedes crear una cubierta de lamas de pino instaladas con un sistema de machihembrado, más una tela asfáltica que proteja de la lluvia y aporte impermeabilidad a la pérgola.
- Materiales que imitan las tejas de barro: se pueden añadir a cualquier cubierta para mejorar estéticamente el resultado.
- Plantas trepadoras y enredaderas: tienes mil opciones para elegir, en función del clima de la zona, de si prefieres una especie con flores como la buganvilla, etc. Si eliges una trepadora de hoja perenne la tendrás frondosa durante todo el año.
- Toldos: una buena alternativa para proteger el rincón bajo la pérgola del sol.
- Cañizo o brezo: son opciones muy asequibles y fáciles de instalar que resultan una buena protección frente a la radiación solar. Crean espacios de sombra muy prácticos.
Toldos: una solución práctica y versátil
Si necesitas una cubierta para tu pérgola y quieres algo que no sea definitivo y que puedas retirar cuando pase el verano, los toldos son una buena opción. Te protegerán del sol cuando lo necesites, y se pliegan y retiran fácilmente. Algunos toldos, además, son impermeables y protegen también de la lluvia. Tienes varias opciones para elegir.
- Toldos deslizantes. Se recogen en un momento cuando acaba la temporada de uso. También los puedes plegar los días que el cielo esté cubierto, para protegerlos de una lluvia inesperada, del viento o de las tormentas de verano. De esta forma, no se deterioran antes de tiempo y duran mucho más.
- Toldos ondulados. Son fijos, pero podrás quitarlos para guardarlos cuando termine el verano. Se trata de tiras de lona que se sujetan a las vigas y se pasan entre los travesaños de la pérgola. Aportan elegancia al conjunto.
Plantas trepadoras para la cubierta
Cubrir la pérgola o el cenador con enredaderas y plantas trepadoras es una de las mejores opciones, ya que no solo proporcionan una sombra natural, fresca y agradable, sino que además resultan de lo más decorativo. Además, existe una interminable variedad de especies perfectas para este fin.
Si quieres plantas de flor y vives en una zona de clima cálido, puedes elegir la buganvilla (Bougainvillea spp.) o el jazmín (Jasminum officinale) que, además, perfumará el ambiente con su aroma. La glicinia (Wisteria sinensis) es también preciosa, con sus flores que cuelgan en racimos.
Otra opción es elegir una planta perenne de hoja verde como la hiedra (Hedera helix), que aportará frescor. La parra o vid (Vitis vinífera) es también muy aconsejable. Además de una sombra muy fresca, podrás disfrutar de sus ricos racimos de uva cuando llegue el momento. ¿Quieres una opción más exótica? Apuesta por la pasionaria o flor de la pasión (Passiflora caerulea), bella y original.