Así es Villa Louveciennes, la mansión olvidada de Karl Lagerfeld a las afueras de París y vendida por 4,7 millones de euros
El icónico diseñador tenía muchas viviendas. Una de las más icónicas es Villa Louveciennes, donde "escondía" sus colecciones más preciadas y que se ha vendido por 4,7 millones de euros. ¿Quieres verla?
Durante la segunda mitad del siglo XX y hasta su fallecimiento en 2019, Karl Lagerfeld no solo redefinió la moda, sino que su imagen personal, estética y creativa trascendió las pasarelas. Al frente de firmas tan emblemáticas como Chanel, Fendi y una casa con su propio nombre, sus diseños se caracterizan por las líneas clásicas y siluetas geométricas, logrando una estética muy característica. Para Lagerfeld, sus casas eran una extensión de su creatividad. Cada casa que diseñó o reformó fue también un manifiesto estético. Un ejemplo es una villa ubicada a las afuera de París que acaba de venderse por 4,7 millones de euros. Nos colamos en los pasillos, habitaciones y jardines de la casa del icónico diseñador.
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A las tan solo 15 minutos de París, en la exclusiva zona de Louveciennes, Karl Lagerfeld, conocido también como el Káiser, encontró el lugar donde crear su refugio más íntimo. Se trata de una villa del siglo XIX con más de 600 m², rodeada por un parque de dos hectáreas con árboles centenarios, pista de tenis y piscina. La villa se encuentra cerca de Versalles, en un entorno arbolado y discreto, donde el diseñador disfrutaba de su privacidad y del espacio perfecto para crear sin distracciones. Lagerfeld la adquirió en 2010 con un objetivo claro: transformarla en su casa de trabajo ideal.
Se dice que el diseñador solo pasó una noche allí desde que la adquirió. Y es que para Lagerfeld esta villa no era un espacio para vivir, sino para crear, aunque sí que recibía visitas allí. De hecho, la planta baja la reformó para que albergara su taller y zona de trabajo. Tras su muerte en 2019, la mansión quedó abandonada hasta que en 2023 fue adquirida por una sociedad inmobiliaria, que se encargó de su restauración y posterior puesta en subasta. Esta se celebró el pasado 1 de julio, según el método francés conocido como subasta “à la bougie” (a la vela). En este tipo de subastas, el tiempo de la venta viene determinado por la duración de dos pequeñas velas, un método que aporta solemnidad al acto e impide que se retrase artificialmente el cierre con pujas tardías.
Tras adquirir la mansión de Louveciennes, el diseñador dedicó cuatro años a su reforma, supervisando cada detalley eligiendo con mimo cada pieza, desde los sillones de los años 20, jarrones hasta esculturas decorativas y alfombras finas. Y es que allí reunió gran parte de sus “tesoros”, como muebles art decó, su preciada colección de carteles alemanes de principios del siglo XX o creaciones de diseñadores contemporáneos. Y es que más que una vivienda, la villa era una auténtica sala de exposiciones de las propiedades del diseñador. Tras su muerte, la casa de subastas Sotheby’s vendió más de cuatro mil lotes para pagar las deudas del alemán, que debía millones de euros a Hacienda.
La Villa Louveciennes, como la bautizó el diseñador, fue construida en 1858 por orden del conde Charles Tavernier como el “Pabellón de Voisins”, ya que se encuentra en el parque de Voisins en Louveciennes. La mansión responde al diseño neoclásico propio de mediados del siglo XIX. En la segunda mitad del siglo XIX, también perteneció al poeta Charles Leconte de Lisle, quien falleció en 1894.
Posteriormente, la gran propiedad pasó a manos de banqueros. Con el tiempo, la villa se convirtió en una joya olvidada entre bosques, hasta que Lagerfeld puso sus ojos en ella.
Durante toda su historia y hasta ahora, la villa ha mantenido su imagen exterior, con una fachada de aspecto simétrico y con grandes ventanales enmarcados por marcos de piedra, conservando la elegancia del estilo neoclásico del siglo XIX. Ahora, tras la reforma llevada a cabo por sus anteriores propietarios, el interior mantiene alguna de esas reminiscencias, como las puertas con molduras, con una combinación de elementos más modernos, como los sanitarios de los baños.
Aunque el diseñador no habitó nunca la villa, sí que la utilizó para albergar sus colecciones. Además de las ya mencionadas colecciones de carteles alemanes, piezas art decó o muebles contemporáneos, la Villa Louveciennes también fue el hogar de su colección de muebles de diseño alemán de la década de los 20, en particular piezas de Bruno Paul. También un gran piano de época y una sala de música con chimeneas de época. Y, por supuesto, su vasta biblioteca.
Una de las máximas del diseñador cuando reformó la vivienda fue que la luz no tuviera impedimentos para bañar su interior, en especial su biblioteca. Y es que Lagerfeld ha pasado a la historia no solo por ser uno de los diseñadores más icónicos del siglo XX y XXI, sino también por contar con una de las colecciones privadas de libros más extensas de la historia. Él afirmaba que llegó a acumular unos 300.000 volúmenes. Y, aunque parte de ellos se encontraba en la librería y estudio de Lagerfeld en París, 7L, la mayoría la guardó en su Villa Louveciennes.
El pequeño palacete cuenta con más de 10 habitaciones. En la planta baja, cuenta con una majestuosa entrada, dos salones con vistas al parque, un dormitorio (su antiguo taller) con baño, cocina y un aseo. Subiendo a la segunda, encontramos cinco dormitorios más, dos baños y mucho espacio de almacenaje (la casa está llena de armarios). Otra de las plantas que reformó el diseñador fue el sótano, que ahora es un espacio de piedra vista con varias estancias, incluyendo cada una de ellas un aseo. Y lo mejor es que Lagerfeld pensó en todo e incluso instaló un ascensor que une todas las plantas con el sótano.
A todo esto se suma también dos casas de invitados, una biblioteca, la casa del conserje, una sala de calderas, una pista de tenis, una piscina y una caseta con sauna integrada para relajarse rodeado por la naturaleza.
Otras curiosidades
Aunque no hay imágenes, una de las extravagancias del diseñador la encontramos en uno de los dormitorios, en el que Lagerfeld replicó el que era su habitación cuando era niño, y donde ha instalado hasta una pared de leopardo. Lo cierto, es que nos quedamos con las ganas de haber sido cualquiera de los afortunados que pudo visitar Villa Louveciennes y ser testigo de Lagerfeld en su estado más puro.