Los cojines tienen más poder decorativo del que parece. Son como los complementos de moda: pequeños, sí, pero capaces de transformar por completo cualquier rincón. Y ahí está la clave para darle un giro a la decoración cada vez que llega una nueva temporada: no necesitas pintar ni cambiar muebles para que en tu casa se respire verano. Con solo renovar los cojines —jugar con colores, texturas y patrones— puedes lograr ese aire fresco y luminoso que pide el salón o el dormitorio cuando suben las temperaturas. Y lo mejor es que hay mil formas de conseguirlo: desde combinaciones náuticas muy refrescantes hastalooks más tranquilos y serenos en tonos apagados. Además, aquí te damos trucos para colocarlos con estilo, ya sea en el sofá, sobre la cama o en ese ambiente exterior que pide un extra de encanto. Sigue leyendo, porque tenemos ideas para todos los gustos (y espacios).
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Una combinación que nunca falla es jugar con cojines estampados en la misma gama cromáticay que armonicen con la tapicería del sofá o con la ropa de cama. Fíjate en esta propuesta de Designers Guild: el sofá se ha decorado con cojines con flores, otro liso y otro con rayas, todo en distintos tonos de verde.
Si tu sofá es de dos plazas, con tres cojines tienes más que suficiente: uno central más llamativo y dos lisos a los lados. Para un modelo de tres plazas, puedes subir a cinco, agrupándolos en pares en cada extremo y dejando uno protagonista en el centro. Y si el sofá es grande, tipo rinconera, puedes permitirte entre siete y nueve, pero siempre agrupados en pequeños conjuntos. Juega con mezclas de tamaños, alguna forma distinta (un rectángulo entre los cuadrados siempre queda bien) y que no falte un poco de contraste para que el conjunto tenga vida.
¿Quieres una propuesta divertida y luminosa? Prueba con cojines de rayas en colores primarios, es decir, rojo, azul y amarillo sobre fondo blanco, como estos de Westwing.Este print resulta muy veraniego, aunque si temes que quede el conjunto quede muy recargado con tanta raya, añade diseños lisos o con estampados más discretos en la misma gama cromática. Una fórmula que va de maravilla es alternar franjas verticales con horizontales para romper la monotonía visual.
El verano invita a saltarse las normas. Atrévete a mezclar texturas y estampados florales con geométricos, ikats con rayas o colores que, a priori, no combinarías. ¿La clave? Que tengan algún nexo común: por ejemplo, todos con tonos cálidos, o con un color que se repita. Esta fórmula va especialmente bien sobre sofás crudos o blancos, o en camas con ropa de cama sencilla. Colócalos sin un orden aparente, incluso amontonados, tal como se ha hecho en este salón, con cojines de Kiabi. No hace falta que todo parezca perfecto: parte del encanto está en lo improvisado. Un tip visual: juega con tres tamaños distintos y pon el más pequeño en primer plano.
Diseños tipo kilim, ikat o bordados con pompones aportan un toque viajero y veraniego a cualquier rincón. Quedan especialmente bien sobre bancos de madera natural, sofás de fibras vegetales como el ratán o el mimbre, o incluso en los asientos del porche. Para completar el conjunto y darle coherencia, puedes sumar una alfombra de exterior con dibujo geométrico y una mesa baja de madera desgastada, que refuerce ese look relajado pero con personalidad. Si los cojines están dentro de la misma gama de tonos que la base —como estos, de Leroy Merlin— no dudes en añadir uno que rompa un poco con todo, pero que recoja algún color presente en la decoración. Un toque de contraste que levante el conjunto.
Naranja y azul, verde y rojo, amarillo y morado. Otra forma infalible de acertar es alternar tan solo dos colores diferentes, pero eso sí complementarios (ya sabes, esos que en el círculo cromático están enfrentados), ya que crean un contraste fuerte y vibrante, ideal para las decoraciones veraniegas. Estos dúos quedan muy bien sobre blanco (solo tienes que ver cómo animan este sillón de la colección Agora de La Oca), y también con gris claro y beis. Si son lisos, asegúrate de que el tejido tenga cuerpo o textura para que se vean "ricos".
El binomio azul y blanco, con estampados marineros, rayas o motivos playeros, siempre funciona. Pero si quieres ir un paso más allá, añade un toque rojo: un cojín pequeño, un ribete o algún patrón con anclas o cangrejos. Como ves en este salón, decorado con complementos de Primark, este trío va genial sobre sofás blancos, beige o azul marino. Juega con distintos tamaños y alterna los estampados: uno de rayas, otro liso, uno con dibujo… Si el sofá es blanco, mete uno rojo en el centro para darle fuerza y colócalos algo ladeados o uno ligeramente cruzado sobre otro.
Porque no todo en verano son colores chillones. La colección Tote Navy de la marca británica Andrew Martin (de venta en Pepe Peñalver) es igual de refrescante. Así que, si prefieres una atmósfera más serena y calmada, escoge cojines en tonos azul lavado, lino beis, rayas finas y tejidos naturales. Este look queda estupendamente en sofás de ratán, sillones tapizados en lino o incluso sobre una colcha blanca de algodón. Coloca dos o tres en cada esquina del sofá y añade un plaid de lino arrugado al lado para reforzar el efecto. Tip de estilismo: elige uno en un tono más oscuro o con textura diferente (como uno de lino rústico) para darle profundidad.
Otra propuesta igual de sosegada y veraniega que la anterior es esta de la marca George Home: cojines en verdes empolvados, lino natural y con estampados pequeños: hojas mini, cuadros vichy suaves, motivos botánicos muy sutiles… Si te gusta la idea de utilizarlos para completar un banco de obra, lo ideal es que crees una composición de cojines galleta en el asiento y no escatimes en el respaldo: coloca tantos como sea necesario para que resulte cómodo apoyar la espalda.
Una apuesta más atrevida: los estampados tropicales, pero no los típicos de flamencos y piñas. Busca diseños más sofisticados: palmeras estilizadas, frutas en tonos mate o prints selváticos más elegantes. Quedan muy bien en exteriores o sobre un sofá con el que contrasten. Aquí puedes jugar un cojín protagonista y alguno más neutro que lo acompañe. Si tienes miedo de cansarte, elige fundas que puedas cambiar fácilmente y reserva estos cojines más llamativos solo para los meses de más calor.
Solemos pensar que los estampados con animales salvajes o escenas de bosque son cosa del invierno. Pero basta con ver estos cojines de Lo de Manuela para desmontar el mito. Las cebras, dibujadas con trazos finos sobre lino claro, se integran sin esfuerzo en una atmósfera cálida y luminosa, perfecta para el buen tiempo. Los tonos tierra, el blanco roto y las fibras naturalesdel sofá hacen que todo respire calma y, lejos de resultar pesados, estos motivos aportan un punto exótico y elegante que encaja de maravilla con la luz del verano. ¿El truco? Apostar por tejidos ligeros y mezclar con cojines lisos en tonos suaves como el arena o el terracota.