Los colores, la iluminación, el mobiliario o los textiles. La forma en que elegimos y combinamos los distintos elementos que componen la decoración de nuestra casa define claramente cómo somos, cuáles son nuestras inquietudes, qué cosas priorizamos en nuestra vida, etc. El arquitecto Javier de la Cruz, director del estudio DmasC Arquitectos, nos explica cómo y por qué cada espacio habla de las personas que lo habitan.
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Una conexión fuerte y especial
Las diferentes estancias de tu casa dicen mucho de tu forma de ser, de cuáles son tus prioridades y de cómo vives piensas y sientes. Para el arquitecto Javier de la Cruz, interiorismo y psicología están profundamente conectados. "Los espacios que habitamos condicionan cómo nos sentimos, actuamos e, incluso, la forma en la que nos relacionamos. Por eso es importante valorar siempre la perspectiva emocional, no dejarla de lado, entendiendo que el entorno construido puede generar calma, tensión, apertura o recogimiento". Y en este aspecto, todos los elementos nos influyen, desde la elección de los materiales, la luz y el orden espacial. "Un interiorismo bien planteado es siempre una herramienta de bienestar", explica Javier de la Cruz.
¿Un proceso consciente o inconsciente?
Esta relación tan especial que se genera entre nuestra casa y nuestra forma de ser, ¿es consciente o inconsciente? Es decir, ¿hay algo que nos mueve a tratar de reflejar en nuestra casa cómo somos o es algo que surge de forma espontánea, sin que nosotros lo provoquemos intencionadamente? Para Javier de la Cruz el proceso tiene un poco de ambas cosas. "En esta cuestión hay un componente consciente que se manifiesta a la hora de elegir una lámpara, una obra de arte o una distribución que representa nuestros gustos y valores. Pero también hay una dimensión inconsciente: muchas decisiones surgen de recuerdos, de necesidades emocionales no verbalizadas o de hábitos adquiridos", nos cuenta el arquitecto. Ser conscientes de los elementos que influyen en el interiorismo que buscamos en nuestra casa es una forma de involucrarnos al máximo en las decisiones.
Manifiesto de estatus
La vivienda refleja con fidelidad la posición socioeconómica de las personas que la habitan: es el primer análisis que podemos hacer sobre lo que nuestra casa dice de nosotros. Su emplazamiento, los metros cuadrados que tiene, la calidad de los materiales con los que está construida, la singularidad de los muebles, etc. Sin duda, el presupuesto con el que vivimos se refleja en nuestra casa. "Más allá del dinero, lo verdaderamente revelador es cómo se gestionan los recursos: la intención estética, el gusto por las cosas bien hechas. Lo importante es lograr una casa que se defina por lo significativo y no por lo costoso", dice Javier.
Tú casa dice cómo quieres ser y no solo cómo eres
Los espacios en los que habitamos no dicen solo cómo eres, sino también cómo quieres ser. Todas las decisiones que tomamos, desde elegir los materiales hasta los objetos de decoración, reflejan nuestras referencias culturales, el estilo de vida que deseamos y los hábitos que tenemos. En muchas ocasiones, las casas respiran una historia personal que se manifiesta a través de muebles de herencia o de elementos que proceden de viajes, de nuestra propia andadura. Pero en otras ocasiones la casa parece perfecta y un tanto impersonal, lo que puede indicar que aún no hemos encontrado nuestro propio estilo.
Lo que refleja tu salón
El salón es la zona de representación de la casa. El espacio más social y en el que solemos focalizar toda la atención. En ocasiones tratamos de crear un escenario que podemos enseñar a las visitas, con los muebles que nos gustan y los libros que queremos mostrar. Es la forma en la que proyectamos nuestra imagen hacia el exterior, un relato que construimos sobre nosotros mismos. Por eso lo habitual es que nos preocupemos más de decorar las zonas de estar de la casa como el salón, mientras que los dormitorios y el baño, las zonas más íntimas de la casa, quedan desatendidas a nivel decorativo. "Es importante no descuidar los espacios íntimos, como el dormitorio o el baño, donde realmente sucede la conexión con uno mismo. En estos espacios se construye el bienestar profundo, no solo la estética de cara al otro", explica Javier de la Cruz.
La importancia de la luz
La forma en que permitimos que la luz entre (o no) en nuestros espacios es una declaración de cómo somos. Si controlamos la luz para no dejarla pasar, bajamos las persianas durante el día y ponemos cortinas tupidas, estamos transmitiendo un deseo de cerrar, de esconder de alguna forma los ambientes. Al contrario, si dejamos que el sol bañe los interiores, que la luz fluya por los espacios de la casa, mostramos una intención de apertura. "El tratamiento de la iluminación, tanto natural como artificial, refleja nuestra relación con el paso del tiempo, la energía o la intimidad", explica Javier de la Cruz.
Estilo... ¿minimalista?
Hay muchos aspectos que inciden en la forma de decorar nuestros espacios. Uno de ellos es el estilo o, más bien, la forma en que interpretamos nosotros dicho estilo. El minimalismo, la corriente que propugnaba el menos es más, a veces oculta una inseguridad a la hora de decorar, un miedo al exceso. No lo elegimos porque estemos convencidos, sino porque sentimos que es más fácil adoptarlo que ir un paso más allá. Este afán por neutralizar los interiores no es siempre la mejor opción para disfrutar de nuestra casa.
El orden, el caos y el estado emocional
Que tu casa esté ordenada o hecha un desastre no solamente refleja tu forma de ser. También cuenta mucho del momento vital en el que te encuentras. El desorden no siempre significa que seamos personas desorganizadas. Si estás desbordado a nivel emocional difícilmente podrás pensar en ordenar tu casa. Dice el arquitecto Javier de la Cruz que "el orden es un reflejo pero también es construcción". Tanto el desorden como el orden pueden reflejar nuestro estado de ánimo o ser una elección consciente. "Es importante resaltar el papel que la arquitectura y el interiorismo cumplen al diseñar espacios pensando en el orden: con circulaciones claras, almacenaje inteligente, etc. Es la mejor forma de permitir que cada persona encuentre su propio equilibrio", explica el experto.
No olvides el dormitorio
El dormitorio, como la zona de la casa íntima que es, suele quedar relegada al olvido en muchas ocasiones. Estas estancias de la casa, junto con los cuartos de baños, suelen estar a medio hacer, sin terminar de decorar, desordenados, con muchos objetos que sobran o con paredes vacías y armarios provisionales. Para Javier de la Cruz esto "suele reflejar una falta de atención, no de recursos. Dado que el dormitorio es nuestro espacio más íntimo y privado, se convierte en la última zona a la que prestamos atención. No lo ve nadie y eso no nos espolea a la hora de prepararlo, de dejarlo más bonito y acogedor, lo que dice mucho de nosotros".
Espacios a tu medida
No es fácil conseguir espacios que reflejen realmente lo que somos, en los que podamos encontrar el bienestar y sentirnos plenamente a gusto, pero sí podemos tener ciertas claves muy claras que nos ayuden a alcanzar el objetivo. Javier de la Cruz recomienda seguir ciertas pautas:
- Conectar con tu forma de vivir: no diseñes desde lo aspiracional, sino desde lo real. Observa cómo usas el espacio y qué te hace sentir bien.
- Prioriza la luz: la calidad de la luz, su temperatura y recorrido, transforma por completo un espacio y tu estado de ánimo.
- Apuesta por materiales honestos: nobles, duraderos, que envejezcan bien. Lo auténtico genera pertenencia.
- No tengas miedo al vacío: el espacio libre es necesario. Permite respirar, moverse, pensar.
- Cuida el relato personal: incorpora objetos con historia, piezas que hablen de ti. No se trata de decorar, sino de habitar con sentido.
- Busca equilibrio: entre función y emoción, entre orden y sorpresa, entre presente y memoria.
- En definitiva, diseña para ti. No para la revista, no para la foto. Para la vida.