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Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), mantener separados los alimentos crudos de los cocinados y usar bolsas térmicas en verano ayuda a evitar contaminaciones cruzadas desde el primer momento. Es especialmente importante con carnes, pescados y lácteos frescos.
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La falta de higiene personal es una de las principales causas de enfermedades de transmisión alimentaria Lávate siempre las manos antes de cocinar, después de manipular alimentos crudos y tras usar el baño. Agua y jabón, mínimo 20 segundos.
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Se recomienda conservar los alimentos perecederos por debajo de 4°C para mantener la cadena de frío y evitar el crecimiento de bacterias. En verano, evita dejar platos fuera del frigorífico más de dos horas (o una si hace más de 30°C). Una buena refrigeración es clave para frenar la proliferación bacteriana.
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Salmonella, E. coli o Campylobacter pueden sobrevivir en productos de origen animal mal cocinados. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda cocinar completamente carnes de todo tipo, huevos y pescados, asegurando que no queden zonas crudas o poco hechas.
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En verano es muy típico comer al aire libre, sobre todo por las noches cuando las temperaturas dan algo de tregua. La EFSA aconseja mantener los alimentos fríos en neveras portátiles, evitar su exposición al sol y no reutilizar envases de alimentos crudos para servir cocinados.