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Si notas que poco después de terminar de comer vuelves a tener hambre, quizás necesites aumentar el contenido de fibra de tus platos. Esta sustancia saciante consigue que mantengas el estómago lleno durante más tiempo, por lo que llegarás con menos hambre a la siguiente comida. 

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Los laboratorios de diagnóstico médico Synlab, recomiendan una alimentación equilibrada para evitar la inflamación de los tejidos, y la fibra forma parte de ella: "Debe ser muy rica en verduras, hortalizas y frutas de muchos colores -polifenoles-, consumiendo entre 8 y 10 raciones de 100 gramos al día. Se completa con la ingesta de mucha fibra prebiótica dietética, legumbres, frutos secos y con el control de la grasa abdominal".

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Además de en el cuerpo, la piel también se beneficia de las propiedades de la fibra si la eliges en lugar de opciones menos saludables: “Cuando ingerimos muchos alimentos ricos en azúcares, aumentamos los procesos de glicación e inflamación del organismo y la piel. Además, se generan más obstrucciones intestinales que se somatizan directamente en la piel”, asegura Raquel González, directora de educación de Perricone MD. 

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