Se ha popularizado últimamente en las redes sociales y no es otra cosa que un afeitado facial realizado con una cuchilla específica para conseguir una exfoliación mecánica muy suave, que deja la piel más uniforme, luminosa y lisa al tacto. Se llama dermaplaning y "consiste básicamente en pasar una cuchilla o un bisturí quirúrgico sobre la piel para generar un peeling profundo. Es una especie de afeitado cosmético que se ha popularizado en los últimos tiempos como el atajo más directo para conseguir una piel suave y luminosa”, nos explica Pedro Catalá, cosmetólogo, doctor en farmacia y profesor de química cosmética en la Universidad de Siena.
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Lo sentimos por los creadores de contenido que se crean que acaban de descubrir la pólvora porque “esta práctica procede de una antigua tradición japonesa llamada kao-sori, que consiste en rasurar el rostro para eliminar tanto el vello fino como las células muertas superficiales. Y lleva décadas utilizándose en Japón”, revela la dermatóloga Ana Molina. En Hollywood también la utillizan desde hace décadas: desde Marilyn Monroe a mediados del siglo XX, hasta Victoria Beckham o Eva Mendes en la actualidad, muchas celebrities han probado este tratamiento. Sin embargo, no es una práctica recomendada desde un punto de vista dermatológico: “Especialmente cuando hablamos de piel sensible y reactiva. Este tipo de procedimientos mecánicos de exfoliación requieren una valoración muy cuidadosa”, advierte Pedro Catalá.
El verdadero fenómeno del dermaplaning se ha desatado en EEUU “sobre todo entre actrices, presentadoras y profesionales del mundo de la belleza”, apunta la doctora Molina. También en redes sociales en rutinas glass skin o skincare de influencers. “La tendencia ha crecido rápidamente porque se presenta como una técnica rápida y efectiva para mejorar la textura y luminosidad del rostro. En Estados Unidos se ha popularizado en spas y clínicas de estética; y en Europa, especialmente en España, Reino Unido y Francia, se ha vuelto tendencia en centros de belleza”, asegura el cosmetólogo y fundador de Twelve Beauty. La razón es muy sencilla: “La piel queda extremadamente homogénea delante de la cámara. El maquillaje se asienta de forma impecable y la luz refleja mejor”, apunta la Dra. Molina.
Hasta aquí nada que objetar. El problema es que, “desde un punto de vista dermatológico, especialmente en pieles sensibles o reactivas, este tipo de procedimientos mecánicos de exfoliación requieren una valoración muy cuidadosa. Además, el peligro aumenta si esta técnica se realiza en casa”, advierte Pedro Catalá.
¿Qué riesgos tiene?
- Riesgo de lesiones y microcortes: al usar una cuchilla, aunque sea superficialmente, se pueden generar microcortes o irritación si no se hace con buena técnica. Además, estos microcortes se pueden infectar si la herramienta no está estéril.
- Irritación y sensibilidad aguda: al eliminar una capa superficial de la piel, ésta queda temporalmente desprotegida, lo que puede provocar enrojecimiento, sensibilidad extrema, sensación de ardor, y una reacción exagerada a los cosméticos que utilizamos habitualmente.
- Foliculitis: cuando se infectan e inflaman los folículos pilosos.
- Empeoramiento del acné: si hay lesiones inflamadas, el dermaplaning puede arrastrarlas, extender bacterias y empeorar el brote.
- Alteración de la barrera cutánea: si se realiza con demasiada frecuencia, puede sobreexfoliar la piel, favoreciendo la tirantez, las rojeces y la sensibilidad.
- Infecciones si no hay higiene adecuada: La cuchilla debe estar perfectamente desinfectada. Cualquier descuido puede causar foliculitis o infecciones superficiales.
¿Qué pieles son las más perjudicadas?
Se trata de un procedimiento que genera inflamación por lo que, en principio, las pieles más perjudicadas son las que sufren patologías de tipo inflamatorio:
- Piel con acné “son las pieles donde hay más riesgo de irritación y empeoramiento”, según la dermatóloga.
- Piel sensible, rosácea o dermatitis: ya que, “el dermaplaning puede provocar su brote”, advierte la doctora Molina.
- Piel muy seca o descamada: “porque puede alterar aún más la barrera cutánea”, advierte la experta.
Ahora bien, no todo son malas noticias, beneficios tenerlos los tiene. De hecho, puede ser una buena opción para:
- Pieles normales o mixtas: sin patología activa.
- Mujeres con vello facial más marcado: en las que otros métodos (como la cera) resultan demasiado agresivos. “Es especialmente útil en mujeres con vello más marcado por razones hormonales”, según la dermatóloga.
- Es económico: “es un atajo relativamente económico para obtener una piel más luminosa y con menos irregularidades, más suave”, apunta Pedro Catalá.
- Consigue una exfoliación superficial inmediata: La piel queda más luminosa y uniforme al retirar las células muertas.
- Mejora la penetración de cosméticos: “Al eliminar la capa externa de células, los productos funcionan mejor”, según la Dra. Molina.
- Logra un maquillaje más suave y homogéneo: Es uno de los motivos por los que triunfa entre profesionales de la imagen.
Eso sí, en todos estos casos, también “requiere una valoración profesional muy cuidadosa previa”, apunta el cosmetólogo.
¿Cómo deberías realmente exfoliarte la piel?
La exfoliación es un procedimiento muy útil para mantener una piel luminosa, pero es importante elegir el método adecuado. En dermatología hay principalmente tres tipos:
- Exfoliación física o mecánica: es la que incluye los scrubs con gránulos, los cepillos y algunas técnicas como el dermaplaning. Funciona por fricción. Es decir, arrastra las células muertas y deja una sensación inmediata de piel más lisa. “El inconveniente es que puede irritar fácilmente, sobre todo si la piel es sensible. En cuyo caso es mejor evitarla o realizarla de forma puntual. En pieles normales o mixtas debe emplearse de forma ocasional, y en las grasas sin acné inflamatorio siempre con una frecuencia moderada”, aconseja Ana Molina.
- Exfoliación química: es la que se realiza mediante la aplicación de alfahidroxiácidos, como el ácido glicólico, láctico o salicílico. “Disuelve las uniones entre las células muertas sin necesidad de fricción, lo que la convierte en una opción más controlada”, explica la doctora Molina. La clave aquí es la frecuencia: “En pieles sensibles o con rosácea, una vez cada diez o quince días es más que suficiente. Las pieles normales o mixtas pueden usar exfoliantes químicos entre una y dos veces por semana, mientras que las pieles grasas o con tendencia a puntos negros suelen beneficiarse del salicílico un par de veces por semana”, aconseja la experta.
- Exfoliación enzimática: Es la opción más suave, basada en enzimas de frutas como la papaya o la piña, que ‘digieren’ las células muertas sin necesidad de arrastre. Por eso, “suele ser muy bien tolerada incluso por pieles sensibles, y es una alternativa idónea cuando buscamos algo suave”, aconseja la dermatóloga. Pero, no conviene abusar: “En general, una vez por semana es suficiente para la mayoría de las pieles”, concluye la dermatóloga.
