María Pombo, Bella Hadid, Laura Sánchez… Hay pieles tan bonitas y con tanta luminosidad y brillo que es imposible no fijarse en ellas porque es como si, literalmente, estuvieran recién barnizadas. Pero… ¿y si realmente lo estuvieran? "Hay una técnica en skincare que consiste en barnizar la piel para protegerla y que, a la vez, no se deshidrate", revela Mireia Fernández, directora dermocosmética de Perricone MD. Te contamos más detalles acerca de esta tendencia y, de la mano de otros expertos, te revelamos para quién se recomienda.
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¿En qué consiste la técnica del Varnishing?
"Cuando hacemos uso del varnishing al final de nuestro skincare es como si barnizáramos un suelo de parqué, pero lo haríamos con la piel. Con la ayuda de un aceite facial, nutrimos y sellamos la humedad para evitar la deshidratación y reforzar, a la vez, la función barrera", nos explica Raquel González, cosmetóloga y creadora de Byoode. "Así evitamos la pérdida de agua transepidérmica y mantenemos la piel suave, con un extra de jugosidad y sin esa sensación de tirantez que se tiene cuando le falta nutrición", agrega.
"Cuando aplicas un aceite facial al terminar tu rutina de skincare, estamos creando una película que sella la hidratación en el interior y protege la barrera cutánea", explica Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8. Ahora bien, ¿es la del varnishing una tendencia apta para todas las pieles?
Posibles riesgos del 'varnishing'
El doctor Carlos Morales Raya, director de la clínica de dermatología estética que lleva su nombre en Madrid y fundador de Raya Cosmetics, advierte de que hay que tener en cuenta que la piel no es una superficie inerte: "es un órgano dinámico, inmunológicamente activo y con una estructura altamente regulada".
"La barrera cutánea está compuesta principalmente por el estrato córneo, una capa formada por corneocitos (células muertas) embebidos en una matriz lipídica organizada en bicapas de ceramidas, colesterol y ácidos grasos libres", nos cuenta el doctor. "Esta estructura no solo retiene el agua, sino que actúa como defensa física, química, inmunológica y microbiana frente al entorno", agrega. "El equilibrio de esta matriz es fundamental para evitar inflamaciones, infecciones, sensibilidad o brotes de patologías como el acné o la rosácea", revela.
El dermatólogo advierte de que "cuando aplicamos aceites puros como capa final podemos alterar el equilibrio de la microbiota". "Algunos aceites vegetales son comedogénicos, otros se oxidan fácilmente o incluso interaccionan negativamente con la microbiota cutánea, favoreciendo fenómenos de disbiosis (desequilibrios) y el sobrecrecimiento de microorganismos", asegura el doctor. Además, advierte de que la naturaleza oclusiva de algunos aceites puede generar un microambiente cálido y húmedo que activa vías inflamatorias, especialmente en pieles reactivas o con alteraciones previas. Por eso, si se quiere puntualmente llevar a cabo esta técnica de tendencia, hay que apostar por aceites de formulación óptima y nunca debería realizarse en pieles sensibles.
Una alternativa segura para pieles sensibles
En lugar de recurrir a los aceites como "barniz cosmético", sobre todo en el caso de pieles sensibles, lo ideal es sellar la rutina con una crema fluida reparadora de la barrera cutánea, según el doctor. Estas fórmulas respetan la arquitectura lipídica natural del estrato córneo e incluso la refuerzan, gracias a la presencia de activos biomiméticos como ceramidas, colesterol, escualano, niacinamida, pantenol o ácido linoleico. De este modo, no solo evitamos la pérdida de agua, sino que favorecemos la regeneración fisiológica de la barrera, restauramos el pH, protegemos la microbiota y prevenimos la inflamación crónica de bajo grado.
"En dermatología estética, siempre buscamos tratamientos que respeten y restauren la fisiología natural de la piel", explica el doctor Morales. "Por eso, mi recomendación es clara: mejor reparar la piel con ciencia que "barnizarla" con aceites que pueden causar más daño que beneficio", sostiene.