En uno de los yacimientos de ámbar más ricos del mundo, situado en el norte de España, investigadores han dado con restos extraordinariamente conservados de un animal que no encaja en ninguna especie conocida hasta ahora.
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La pieza, atrapada en resina hace más de 100 millones de años, promete ofrecer pistas únicas sobre la evolución de los ecosistemas del Cretácico medio y la diversidad biológica de aquel periodo.
Una joya atrapada en el tiempo
Uno de los hallazgos más fascinantes en los últimos años en paleontología europea ha tenido lugar en Cantabria, donde el yacimiento de El Soplao continúa revelando secretos de un pasado remoto. Este lugar, célebre por la excelente conservación de sus fósiles en ámbar, ha ofrecido una vez más un espécimen que ha dejado perplejos a los científicos.
La resina fosilizada actuó como una cápsula del tiempo natural y preservó con un detalle inusual las estructuras del animal, desde rasgos delicados del cuerpo hasta detalles que normalmente se perderían en otros tipos de yacimiento. Gracias a esto, los investigadores han podido observar características anatómicas con una precisión que pocos hallazgos permiten.
¿Qué es lo que se encontró?
El espécimen pertenece a un tipo de insecto primitivo emparentado con las avispas, pero con rasgos únicos que no encajan en ninguna de las especies ya descritas por la ciencia.
Los expertos han bautizado a esta criatura "Cretevania orgonomecorum", que refleja tanto su pertenencia a un grupo taxonómico determinado como su singularidad evolutiva. La nueva especie ofrece rasgos que según los análisis comparativos la distinguen claramente de sus parientes fósiles conocidos hasta ahora. Además, su morfología permite reconsiderar algunos aspectos de la clasificación dentro de su familia.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores utilizaron técnicas modernas como microscopía confocal y reconstrucciones tridimensionales de alta resolución que revelaron detalles clave:
- La forma del tórax
- El patrón de venación de las alas
- La configuración de las antenas
Estos son solo algunos de los rasgos que han determinado su condición de especie inédita.
Colaboración científica internacional
Este descubrimiento no habría sido posible sin la sinergia entre equipos científicos de varios países y disciplinas. Paleontólogos, biólogos y expertos en técnicas de imagen trabajaron de manera conjunta para analizar la pieza y compararla con registros fósiles de otros yacimientos.
Entre las instituciones implicadas se encuentran centros de investigación y universidades tanto españoles como extranjeros, lo que ha permitido combinar recursos técnicos, conocimientos previos y enfoques metodológicos distintos. Este tipo de colaboración refuerza la importancia de la ciencia abierta y de la cooperación internacional en proyectos de paleontología.
El valor del ámbar de El Soplao
El yacimiento de El Soplao, descubierto de forma casual durante labores mineras a principios del siglo XX, se ha convertido en un referente mundial para el estudio de fósiles en ámbar. La resina que se solidificó hace decenas de millones de años encapsuló no sólo animales, sino también plantas, hongos y otros materiales biológicos que permiten reconstruir escenas del pasado con un nivel de detalle excepcional.
La importancia de este lugar radica en que preserva tejidos blandos, estructuras delicadas y microdetalles anatómicos que raramente se conservan en otros tipos de fósiles. Esto convierte a El Soplao en una ventana única al mundo del Cretácico, un momento clave en la historia de la vida en la Tierra.
Los científicos cuentan con cientos de piezas fósiles procedentes de este yacimiento, muchas de ellas aún en estudio. Este nuevo descubrimiento se suma a una creciente lista de especies que amplían el conocimiento sobre la biodiversidad del pasado y ayudan a trazar cómo los grupos animales evolucionaron y se dispersaron a lo largo del tiempo.
Qué nos dice este descubrimiento sobre el pasado
El hallazgo de una nueva especie animal de más de 100 millones de años en España no solo es un hito en sí mismo, también aporta contexto sobre cómo eran los ecosistemas europeos durante el Cretácico medio, una etapa en la que los mares cubrían gran parte del continente y la vida animal estaba en plena diversificación.
Los insectos, como el recién identificado, cumplen un papel fundamental en la cadena ecológica. Su presencia y diversidad influyen en el equilibrio de plantas, depredadores y otros organismos. Al ampliar el catálogo de especies conocidas de aquella época, los investigadores pueden formular nuevas hipótesis sobre las interacciones ecológicas, los patrones de evolución y la respuesta de los ecosistemas a cambios ambientales.
Un legado para futuras generaciones
Más allá de su valor científico, este tipo de hallazgos fomenta el interés por la paleontología entre el público general y pone de relieve la riqueza natural e histórica de regiones como Cantabria. Iniciativas que combinan ciencia, divulgación y conservación ayudan a que estas piezas de nuestro pasado común sean accesibles, comprendidas y valoradas por amplios sectores de la sociedad.
El nuevo espécimen fósil descubierto en España es un recordatorio de que, incluso después de más de un siglo de exploraciones, la Tierra todavía guarda innumerables secretos esperando ser descubiertos.
