Las manchas difíciles pueden estropear tu prenda favorita o marcar para siempre un sofá o encimera. Pero no todas son iguales, su origen químico y la naturaleza del tejido o la superficie son clave para deshacerse de ellas con éxito.
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En esta guía especializada recopilamos los métodos más profesionales y los trucos caseros más fiables para tratar manchas según dónde hayan aparecido y de qué tipo sean.
Las bases de una limpieza efectiva: identificar y actuar rápido
Antes de probar cualquier truco casero o producto quitamanchas, hay dos pasos esenciales, saber qué ha provocado la mancha y sobre qué material ha caído. No es lo mismo limpiar grasa en algodón que vino en lino, ni tratar sangre en una alfombra que en una prenda sintética.
El segundo principio es actuar cuanto antes, la mayoría de manchas se incrustan en minutos si no se interviene de inmediato. Los expertos coinciden en que los primeros 10–20 minutos pueden ser decisivos para evitar que el líquido penetre en profundidad.
Manchas difíciles en la cocina
Las manchas de grasa son de las más frecuentes en la cocina y también unas de las que más se resisten. El primer paso es absorber, no frotar. Colocar papel de cocina o talco sobre la mancha ayuda a retirar la mayor cantidad posible de aceite.
Una vez absorbido el exceso, los tejidos resistentes agradecen un masaje con un jabón desengrasante, aplicado directamente y dejando actuar 10 minutos. Después, un lavado con agua tibia suele bastar.
En tejidos delicados como seda o lana, mejor apostar por jabón neutro y agua fría, evitando cualquier producto agresivo.
El vino tinto es probablemente la mancha que más pánico provoca durante una cena. El motivo es su poder de penetración y la intensidad del color. Cuando cae sobre un mantel o camiseta, el primer gesto es cubrir la mancha con sal fina para absorber el líquido. Después, para romper los pigmentos, funciona bien una mezcla de bicarbonato y agua oxigenada, aplicada directamente y aclarada con detergente suave.
En superficies como encimeras porosas, lo ideal es un limpiador oxigenado que no dañe el material.
El café parece una mancha inocente, pero deja un halo marrón difícil de quitar si se seca. Lo ideal es aplicar agua fría rápidamente y luego sumergir la prenda en una mezcla de jabón neutro y vinagre blanco. En alfombras o sofás, conviene aplicar la mezcla con un paño húmedo y repetir hasta que el color desaparezca.
La pesadilla de los padres: tinta y pintura
Los bolígrafos que estallan en el bolsillo o los apuntes que acaban en la ropa son un clásico. Para la tinta, la clave está en el alcohol. Humedece un algodón con alcohol de farmacia y presiona sin frotar para evitar que se expanda.
En superficies como madera barnizada, es mejor optar por un limpiador específico sin alcohol para no deteriorar el acabado.
Si es pintura al agua, como témperas infantiles, basta con agua fría y jabón cuanto antes. La pintura acrílica o esmalte es más compleja, conviene recurrir a disolventes suaves o acetona, pero siempre probando antes en una zona oculta del tejido para asegurar que no se decolore.
Manchas de sangre, una carrera contra el tiempo
La sangre necesita un tratamiento inmediato y siempre con agua fría, ya que el agua caliente fija aún más la mancha. En ropa, se puede dejar en remojo con agua fría y un poco de sal o percarbonato. Después, frotar con suavidad y lavar de forma habitual.
Si la sangre está seca, el agua oxigenada aplicada directamente descompone los restos orgánicos, pero debe usarse sólo en tejidos claros o resistentes para evitar daños.
Óxido y cal, cuando las superficies se rebelan
Las manchas de óxido aparecen sobre todo en terrazas, bañeras o textiles que han estado en contacto con metales. El aliado perfecto es el limón, cuyo ácido cítrico descompone el óxido. Mezclado con sal, forma una pasta que puede aplicarse sobre la zona y dejar reposar antes de aclarar.
La cal, en cambio, necesita productos desincrustantes o vinagre caliente aplicado con un paño. En grifos y cristales, envolver la zona con papel de cocina empapado en vinagre durante 10 minutos puede dejarlos como nuevos.
Trucos para emergencias
Y en casos de urgencia, siempre podremos recurrir a los remedios tradicionales que siguen funcionando sorprendentemente bien:
- La tiza: absorbe la grasa reciente en tejidos, ideal para prendas que no pueden lavarse de inmediato.
- La leche para manchas de tinta: sumergir la prenda en leche templada ayuda a diluir tintas ligeras.
- Sal y agua con gas para manchas de vino, la efervescencia levanta pigmentos antes de que se fijen.
- Aceite para restos de pegamento, sorprendentemente eficaz para eliminar adhesivos sin dañar superficies.
Conocer el tipo de mancha y el material afectado es la clave para elegir la técnica adecuada. La mayoría de los problemas domésticos tienen solución si se actúa rápido y con los productos correctos.
Y, si todo falla, siempre queda un último recurso, acudir a una tintorería profesional antes de que la prenda sea irrecuperable.
