Madrid afina su capacidad de respuesta ante fenómenos meteorológicos extremos y lo ha hecho este jueves 13 de noviembre con uno de los simulacros más ambiciosos de los últimos años: un ensayo a gran escala para poner a prueba cómo reaccionaría la ciudad ante el desbordamiento del río Manzanares en plena DANA. El Ayuntamiento quiere adelantarse a un escenario que, aunque poco habitual, sí podría darse con lluvias prolongadas, desembalses en la cuenca alta y un posible colapso de los sistemas de contención.
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Este ejercicio ha movilizado a más de una veintena de organismos municipales, autonómicos y estatales, desde Bomberos y SAMUR hasta AEMET, la Confederación Hidrográfica del Tajo y el Canal de Isabel II. El objetivo: comprobar que todos los engranajes funcionan de manera coordinada si la ciudad tuviera que enfrentarse a una crecida brusca del Manzanares, especialmente en el tramo comprendido entre el Puente de los Franceses y el Puente de Segovia.
El simulacro se ha desarrollado sobre un escenario técnico muy detallado, que incluye lluvias intensas durante más de veinte días, un aumento repentino del caudal procedente de El Pardo y la saturación de los tanques de tormenta. Como resultado, el río acabaría rebasando sus márgenes, inundando zonas aledañas y obligando a realizar evacuaciones y cortes de tráfico en puntos clave.
Búsquedas con drones
Para reforzar el realismo, se han simulado desapariciones en la ribera, búsquedas con drones, evacuación de animales y personal del Escuadrón de Caballería, asistencia a personas sin hogar y activación de alertas masivas a la ciudadanía mediante el sistema ES-Alert. Se busca medir no solo la capacidad de intervención, sino también la rapidez y claridad de la comunicación con los madrileños, un elemento crítico en situaciones de emergencia.
El desbordamiento del río Tormes
En este contexto, el reciente desbordamiento del río Tormes, aunque un suceso de mayor escala, sirve como recordatorio de que la naturaleza puede sorprender incluso a ríos tranquilos o aparentemente controlados. Lo ocurrido allí ofrece información valiosa: cómo responde un cauce urbano ante lluvias extremas, cómo se gestionan las evacuaciones y qué medidas funcionan mejor para proteger infraestructuras y viviendas. Madrid aprovecha ese aprendizaje para reforzar su preparación.
Aunque el simulacro tiene un carácter preventivo, envía un mensaje claro: estar preparados es la mejor manera de minimizar daños. La ciudad no vive ajena a los efectos del cambio climático y estos ejercicios buscan garantizar que, si la DANA llega y el Manzanares se desborda, Madrid sepa responder con rapidez, coordinación y serenidad.
