Los gatos son expertos en sorprendernos. A veces corren por la casa como si hubieran visto un fantasma, otras se quedan mirando un punto fijo de la pared o deciden que las tres de la mañana es la hora perfecta para maullar. Estos momentos de “locura felina transitoria” son normales y forman parte de su instinto.
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Pero no todos los comportamientos extraños son inofensivos. Los veterinarios advierten de que, especialmente en los gatos mayores, ciertos cambios pueden ser una señal de algo más serio: demencia felina, un deterioro cognitivo similar al Alzheimer en humanos y mucho más común de lo que se piensa.
Un nuevo estudio de la Universidad de Edimburgo acaba de confirmarlo y, además, ha identificado ocho señales clave que cualquier dueño debería vigilar.
¿Qué es la demencia felina y por qué ahora se habla tanto de ella?
El síndrome de disfunción cognitiva felina (SDCF) es un deterioro progresivo de las capacidades cognitivas del gato que aparece con la edad. Los primeros estudios apuntan a que:
- 1 de cada 3 gatos entre 11 y 14 años muestra al menos un síntoma.
- Más de la mitad de los mayores de 15 años presenta signos claros.
- Incluso en gatos de 7 años ya se han observado cambios compatibles con deterioro cognitivo.
Lo que ha hecho saltar las alarmas es el hallazgo más reciente: los cerebros de gatos con demencia muestran acumulación de beta-amiloide, la misma proteína tóxica implicada en el Alzheimer humano.
Un equipo de la Royal (Dick) School of Veterinary Studies, en Edimburgo, analizó los cerebros de 25 gatos que en vida habían mostrado confusión, desorientación, trastornos del sueño o vocalización excesiva. Los científicos descubrieron:
- Depósitos de beta-amiloide alrededor de las sinapsis: la beta-amiloide es una proteína que, cuando se acumula, se pega a las sinapsis —las uniones por donde las neuronas se comunican— y actúa como una especie de obstrucción. Esa acumulación dificulta el paso de señales entre las células cerebrales, lo que puede provocar desorientación, problemas de memoria y cambios de comportamiento, igual que ocurre en el Alzheimer humano.
- Inflamación del tejido cerebral.
- Pérdida de conexiones neuronales (sinapsis).
Todo ello refleja un patrón sorprendentemente similar al que se observa en personas con Alzheimer.
El Dr. Robert McGeachan, director del estudio, lo resumió así: “La demencia es devastadora en humanos, gatos o perros. Los hallazgos muestran similitudes sorprendentes con el Alzheimer humano”.
Las 8 señales que podrían indicar demencia en tu gato
Según veterinarios, etólogos y los autores del estudio, estos son los síntomas más comunes:
- Vocalizaciones inusuales: maullidos repentinos, fuertes o más frecuentes, especialmente de noche.
- Cambios en la interacción: se vuelven extremadamente dependientes… o todo lo contrario: se aíslan, parecen irritables o incluso no reconocen a personas conocidas.
- Alteración del sueño: duermen más durante el día y pasean inquietos por la noche.
- Perder el hábito de hacer sus necesidades en el arenero: orinar fuera del arenero sin causa médica aparente.
- Desorientación: mirada fija a las paredes, quedarse atrapado detrás de muebles, caminar hacia el lado incorrecto de una puerta.
- Cambios de actividad: juegan menos, exploran menos o se asean con menos frecuencia, dejando su pelaje descuidado.
- Ansiedad inesperada: se esconden más, reaccionan con miedo a sonidos que antes ignoraban, evitan visitas o habitaciones conocidas.
- Problemas para aprender (o recordar): olvidan dónde está su comida, no responden a rutinas habituales o no aprenden cosas nuevas.
¿Y si mi gato presenta alguna de estas señales?
Los expertos insisten en algo fundamental: estos síntomas pueden deberse también a otras enfermedades muy comunes, como:
- Artritis
- Problemas renales
- Dolor crónico
- Enfermedades endocrinas
Por eso, la primera recomendación siempre es consultar con un veterinario para descartar causas físicas.
Cómo ayudar a un gato con posibles signos de deterioro cognitivo
Aunque no existe cura, sí hay medidas que pueden mejorar su bienestar:
Estimulación suave
Juguetes interactivos, juegos de escondite o rutinas de caza simulada ayudan solo si la demencia es leve.
Evita cambios bruscos
En casos moderados o graves, cambiar muebles, ruidos o rutinas puede empeorar la confusión.
Alimentación adecuada
Suplementos antioxidantes (vitaminas E y C) y ácidos grasos esenciales podrían ayudar, pero solo si son específicos para gatos. Los suplementos para perros pueden ser tóxicos (ej.: ácido alfa lipoico).
