Una esponja carnívora apodada "la bola de la muerte" que caza con ganchos. Un gusano sin boca ni intestino que devora los huesos de ballena desde dentro, conocido como el “gusano zombi”. Y un calamar colosal juvenil captado por primera vez en vídeo.
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No son criaturas de una película de terror, sino algunos de los hallazgos más sorprendentes de una expedición científica que acaba de confirmar 30 nuevas especies completamente desconocidas en una de las regiones más remotas del planeta: el fondo del Océano Austral.
Un tesoro de vida en un 'mundo' inexplorado
A principios de 2025, un equipo internacional de biólogos marinos del Instituto Oceánico Schmidt —una organización sin ánimo de lucro dedicada a la exploración y conservación de los océanos— y de la Fundación Nippon–Nekton Ocean Census, un programa global que busca identificar y catalogar nuevas especies marinas, se embarcó en el buque de investigación R/V Falkor (too) rumbo a las Islas Sandwich del Sur, una cadena volcánica perdida en los confines del hemisferio sur.
Su misión era ambiciosa: descubrir vida nunca antes documentada. Y lo lograron con creces.
Allí, donde la oscuridad es permanente y la presión aplasta cualquier intento de vida superficial, desplegaron robots submarinos (ROV) y tecnología de mapeo 3D para explorar calderas volcánicas, grietas profundas y hábitats jamás vistos por el ser humano.
El resultado fue tan inesperado como impresionante: 2.000 especímenes recolectados, 14 grupos de animales estudiados y, por ahora, 30 especies oficialmente reconocidas como nuevas para la ciencia.
Lo más asombroso es que, según los investigadores, solo se ha analizado el 30 % del material obtenido.
La 'bola de la muerte': una esponja que caza
Entre los hallazgos, una criatura destacó por su aspecto y comportamiento: la Chondrocladia sp. nov., apodada por los científicos como “la bola de la muerte”.
A diferencia de las esponjas marinas comunes —que viven ancladas y se alimentan filtrando agua—, esta especie es carnívora.
Tiene forma esférica y su superficie está cubierta de microscópicos ganchos que utiliza para atrapar a sus presas activamente, como pequeños crustáceos y zooplancton que quedan adheridos sin posibilidad de escapar.
Es la primera vez que se registra un organismo de este tipo en la zona, y su hallazgo redefine lo que se sabía sobre la evolución de las esponjas, tradicionalmente consideradas pasivas.
“Las herramientas avanzadas —desde el mapeo preciso del fondo marino hasta las imágenes en alta definición obtenidas con ROV— nos permiten explorar lugares jamás vistos por el ser humano”, explicó la doctora Jyotika Virmani, directora ejecutiva del Instituto Oceánico Schmidt.
El 'gusano zombi' que devora huesos
Pero si la 'esponja de la muerte' impresiona, el llamado gusano zombi (Osedax sp.) perturba por su macabro modo de vida. Este animal carece de boca, intestino o sistema digestivo, y, sin embargo, sobrevive alimentándose de los huesos de grandes vertebrados muertos, como ballenas.
¿Cómo lo hace? Se adhiere a los esqueletos y segrega un ácido capaz de disolver el hueso, mientras bacterias simbióticas descomponen las grasas y proteínas del interior. Así obtiene los nutrientes necesarios para sobrevivir en un entorno donde la vida parece imposible.
Aunque los Osedax ya eran conocidos por la ciencia, su hallazgo en esta expedición es inusual: viven a miles de metros de profundidad y solo se han visto en contadas ocasiones. Su reaparición refuerza la idea de que la vida en el fondo marino ha desarrollado estrategias extremas para adaptarse a la oscuridad y la escasez.
Más allá del horror: corales negros, estrellas de mar y un calamar colosal
Junto a estas criaturas, el equipo también encontró gusanos escamosos acorazados e iridiscentes (Eulagisca sp. nov.), un tipo de animal marino tan extraño como fascinante. Se les llama escamosos porque su cuerpo está cubierto de pequeñas placas que parecen escamas metálicas, a modo de armadura protectora. Y son iridiscentes porque brillan con reflejos de colores cambiantes, como si fueran arcoíris bajo el agua.
Además, los investigadores identificaron tres nuevas especies de estrellas de mar que nunca habían sido catalogadas y corales negros capaces de sobrevivir en lugares extremos, cerca de volcanes submarinos y fuentes hidrotermales.
Pero una de las imágenes más impactantes fue el primer registro confirmado de un calamar colosal juvenil, una criatura legendaria de la que casi no existen observaciones directas. Ver un ejemplar joven es algo extraordinariamente raro, ya que estos calamares viven a miles de metros de profundidad y solo los adultos suelen aparecer en la superficie, normalmente cuando ya han muerto.
“Cada nuevo descubrimiento demuestra cuánto ignoramos aún sobre los océanos”, explicó la doctora Michelle Taylor, jefa científica de Ocean Census. “Hasta ahora hemos analizado menos del 30 % de las muestras, así que esto es solo el principio. Hay miles de especies esperando a ser identificadas”.
Un océano aún lleno de secretos
Los resultados de esta expedición, presentados en el Taller de Descubrimiento de Especies del Océano Austral, han conseguido algo que antes parecía imposible: acelerar un proceso que solía tardar más de diez años.
Gracias a la combinación de nuevas herramientas digitales, análisis de ADN en tiempo real y la colaboración entre expertos de todo el mundo, los científicos pueden ahora identificar nuevas especies en cuestión de meses.
Cada muestra que recogen, cada secuencia de ADN y cada criatura descubierta no solo amplía nuestro conocimiento sobre la vida en el mar, sino que también ayuda a entender cómo los océanos están cambiando con el clima y qué podemos hacer para protegerlos.
“Acelerar el descubrimiento de especies no es un lujo científico, sino una necesidad para el bien público”, explicó Mitsuyuki Unno, director ejecutivo de la Fundación Nippon.
El Océano Austral, con sus aguas heladas y su fondo volcánico, sigue siendo uno de los lugares menos explorados de la Tierra. Y, sin embargo, bajo esa inmensidad oscura, prospera un mundo de criaturas que parecen sacadas de otra era.
