El atraco al Louvre de París parecía, en un primer momento, más una escena de ficción sacada de una serie que un hecho real… y quizá lo era. El pasado domingo, cuatro ladrones enmascarados ejecutaron un robo de película en el museo más visitado del mundo. En apenas siete minutos lograron entrar en la Galería Apolo, forzar dos vitrinas y escapar con ocho joyas imperiales de valor incalculable, entre ellas la tiara de la emperatriz Eugenia, con casi 2.000 diamantes, y un espectacular collar de zafiros y diamantes que perteneció a las reinas María Amelia y Hortensia.
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Lo hicieron a plena luz del día, apenas media hora después de la apertura del museo, y con un método que ha dejado boquiabierta a media Francia: una escalera elevadora de mudanzas apoyada contra la fachada del Sena, un corte preciso con una radial angular en la ventana del primer piso y una fuga en motos que les permitió desaparecer en segundos. La operación fue tan estudiada y planeada que la ministra de Cultura llegó a calificarla como “una operación profesional de cuatro minutos”.
La escena, milimétrica y teatral, fue descrita por algunos turistas evacuados como “algo digno de Hollywood”. Y no solo de Hollywood: en redes sociales, el nombre que más se repitió fue el de Lupin, la exitosa serie francesa de Netflix protagonizada por Omar Sy. No es para menos: el primer episodio arranca con un plan casi idéntico, ambientado también en el Louvre, con protagonistas disfrazados de trabajadores, acceso por zonas en obras y el robo de una tiara muy similar a la sustraída ahora en la vida real. El propio alcalde del centro de París lo resumió con una frase: “Estamos ante Arsène Lupin. Hasta ahora era ficción, ahora parece real”.
Una coincidencia inquietante
Los paralelismos entre la serie y el robo real son tantos que cuesta hablar de casualidad. En Lupin, Assane Diop es un ladrón de guante blanco que convierte cada atraco en una partida de ajedrez donde la inteligencia y la astucia pesan más que la violencia. En París, la banda actuó con la misma precisión: llevaban herramientas profesionales, chalecos reflectantes para hacerse pasar por obreros y un plan de huida perfectamente ensayado. Hasta dejaron atrás un objeto, la corona de la emperatriz Eugenia, hallada rota cerca del museo, como si fuese una pista de novela policiaca.
Un museo con historia de robos legendarios
No es la primera vez que el Louvre se ve envuelto en un golpe que parece literatura. En 1911, la Mona Lisa fue robada por un empleado que la escondió bajo su abrigo, un escándalo que acabó convirtiendo a la Gioconda en la pintura más famosa del mundo. En 1998, desapareció un cuadro de Jean-Baptiste-Camille Corot que nunca se recuperó. Ahora, más de un siglo después del primer gran atraco, el Louvre vuelve a ser escenario de un robo que parece escrito para la pantalla.
¿Inspiración o coincidencia?
El debate ya está abierto.
Para algunos, el paralelismo con la serie es demasiado claro: mismo escenario, joyas imperiales y un plan de infiltración brillante, mientras que para otros, el Louvre es un objetivo tan icónico que no hace falta Netflix para concebir un plan así.
Lo cierto es que, más allá de la cultura pop, el atraco plantea preguntas incómodas: ¿cómo pudo vulnerarse en minutos la seguridad del museo más famoso del mundo? El ministro del Interior advirtió que los ladrones eran “un equipo claramente experimentado”, y expertos señalan que Francia podría enfrentarse incluso a consecuencias legales si se demuestra negligencia en la protección del patrimonio.
Desde su estreno en 2021, Lupin se convirtió en un fenómeno global traducido a decenas de idiomas y con millones de espectadores fascinados por las aventuras del “caballero ladrón” creado por Maurice Leblanc en 1905. Su cuarta temporada ya está en marcha y, tras este golpe, la realidad ha terminado de darle un inesperado golpe de marketing.
Quizás nunca sepamos si los delincuentes eran fans de Omar Sy o simples profesionales del robo. Pero lo que está claro es que, por unas horas, París vivió un episodio que parecía arrancado directamente de Netflix.