El verano no sería el mismo sin ella. El último miércoles de agosto, las calles de Buñol (Valencia) abandonan su tranquilidad habitual para convertirse en el epicentro de la guerra de comida más famosa del mundo. En 2025, la Tomatina celebra 80 años de historia.
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Todo comenzó en 1945, cuando unos jóvenes provocaron la caída de un participante durante el desfile de Gigantes y Cabezudos. La tensión acabó en una batalla improvisada de tomates. La escena gustó tanto que se repitió al año siguiente. Aunque la fiesta fue prohibida en los años 50, los buñolenses no se rindieron: en 1957 organizaron el simbólico “entierro del tomate”, con un ataúd cargado con la fruta, hasta que la tradición fue reinstaurada.
Con el tiempo, la Tomatina creció hasta convertirse en un fenómeno global. En 2002 fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional y hoy atrae a miles de visitantes de todo el mundo.
La jornada arranca con el “palo jabón”, un poste de seis metros engrasado con un jamón en lo alto. A las 10:00 de la mañana, los más valientes intentan treparlo entre los vítores del público. Aunque no es necesario que alguien lo consiga para dar inicio a la batalla, este ritual funciona como el calentamiento perfecto antes del estallido rojo.
Cuando suena la segunda carcasa, la batalla termina en seco. Entonces entran en acción bomberos y vecinos, que limpian las calles en cuestión de horas. El ácido cítrico del tomate actúa como un desinfectante natural, dejando los adoquines más limpios que antes.
Los participantes pueden ducharse en mangueras públicas o en las zonas habilitadas para quitarse el tomate. La fiesta continúa en el municipio con conciertos, gastronomía y celebraciones.
Tomaterapia: el lema del 80 aniversario
En 2025, la Tomatina se celebra bajo el lema “Tomaterapia”, un guiño al carácter catártico y liberador de esta tradición. Una hora de adrenalina y risas que convierte la batalla en una auténtica terapia colectiva.
Y es que la Tomatina 2025 promete ser inolvidable: 80 años de historia, 120 toneladas de tomates y miles de personas dispuestas a vivir la catarsis más roja del verano. Porque más que una batalla, la Tomatina es una celebración de libertad, humor y pura diversión.