En el Día Internacional de la Juventud, no todo es TikTok, retos virales o NFTs. Hay una generación que está cambiando el guion: en lugar de gastar su dinero en el último gadget, en cafés de moda o en figuras de colección digitales, prefiere guardarlo en forma de metales preciosos. Para una creciente comunidad de millennials y Gen Z, la elección es clara: invertir en algo que puedan tocar, guardar y que no dependa de los vaivenes de las redes sociales. Coincidiendo con esta fecha, analizamos un fenómeno que rompe estereotipos: la entrada de jóvenes inversores en el mercado del oro y la plata. Para entenderlo, hablamos con Daniel Marburger, CEO de StoneX Bullion, una de las plataformas europeas más importantes de compraventa de metales preciosos, con sede en Alemania y alcance global, que ofrece desde lingotes y monedas físicas hasta soluciones de almacenamiento seguro sin IVA en Suiza.
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De las criptos a la “seguridad tangible”
“Vemos a una nueva generación increíblemente consciente de la volatilidad financiera”, explica Marburger. “Aunque las criptomonedas ofrecían la promesa de ganancias rápidas, las subidas y bajadas del mercado han llevado a muchos inversores jóvenes a buscar algo más sólido. El oro y la plata ofrecen justamente eso: activos reales y tangibles con siglos de valor probado. Dicho esto, no se trata necesariamente de elegir uno u otro… tal vez sea ambos. La diversificación es la clave del juego”.
Redes sociales y herencia familiar, el canal de entrada
El oro ya no se descubre en la ventanilla de un banco, sino en la pantalla del móvil.
“Las redes sociales juegan un papel enorme. Los influencers financieros en TikTok e Instagram han hecho más por la educación sobre el oro en los últimos dos años que algunos bancos tradicionales en una década”, afirma.
El boca a boca familiar también pesa, especialmente cuando padres o abuelos ya poseen oro. “Algunos de los compradores jóvenes más implicados nos cuentan que oyeron hablar por primera vez de los metales preciosos en un pódcast o en un vídeo corto de YouTube”.
Físico sí… pero con gestión digital
Lejos de la imagen de un lingote guardado en una caja fuerte, la nueva generación quiere combinar lo tangible con la comodidad tecnológica. “Muchos clientes jóvenes valoran la idea de poseer algo real —una barra o moneda física que puedan sostener—. Esa conexión emocional es muy fuerte. Pero también quieren la rapidez y la comodidad de las plataformas digitales. Por eso, en StoneX Bullion vemos una gran demanda de soluciones híbridas: productos físicos con gestión digital de la cuenta o incluso almacenamiento libre de IVA en Suiza”.
Quiénes son y qué buscan
El perfil medio es claro: finales de los 20 a mediados de los 30, con formación financiera y empleos en tecnología, finanzas o industrias creativas.
“Más mujeres compran oro que nunca antes. Y muchos quieren que parte de su cartera sea independiente de la economía digital”, apunta Marburger.
“El oro ya no se percibe como un producto anticuado: cada vez más se ve como un pilar moderno de carteras inteligentes y equilibradas”.
Educación, accesibilidad y confianza
Pero no todo es tan sencillo. “La mayor barrera es la educación. Muchos no saben la diferencia entre una moneda y una barra, o qué significa realmente el precio spot. La sensibilidad al precio es otro factor, especialmente con el oro. Por eso la plata funciona tan bien con los compradores jóvenes: es accesible, tangible y sigue transmitiendo una sensación de exclusividad. La confianza también es crucial”, señala el CEO.
Del oro “aburrido” a un valor de moda
La extrema volatilidad de las criptomonedas ha actuado como catalizador. “Ha sido una llamada de atención para muchos inversores jóvenes. Aunque los activos digitales atrajeron inicialmente a una generación en busca de ganancias rápidas, las oscilaciones repetidas del mercado han resaltado el valor de la estabilidad”, explica Marburger. Las barras de oro de 1 onza o 100 gramos están entre sus productos más vendidos. “El oro no es llamativo, pero su historial como reserva de valor habla por sí solo, sobre todo en tiempos inciertos”.
En definitiva, esta nueva tribu urbana no persigue coleccionar likes, sino patrimonio. Y su símbolo no es un logo de red social, sino el brillo de una onza de plata o de un lingote dorado.