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"Pensé que lo perderíamos todo"

La increíble unión de un pueblo para salvar del fuego el hogar de una familia en Gredos

El incendio provocado en Cuevas del Valle, Ávila, arrasó con 2.200 hectáreas aproximadamente


Actualizado 5 de agosto de 2025 - 18:53 CEST

Dicen que la unión hace la fuerza, y lo ocurrido hace apenas una semana en la localidad abulense de Cuevas del Valle es la prueba. Un incendio intencionado estuvo a punto de destruir el hogar de Lucía y Luca, un joven matrimonio que vive junto a su hijo Mateo en plena Sierra de Gredos. Las llamas les sorprendieron en plena noche, obligándoles a huir sin mirar atrás, sin saber si, al regresar, su casa seguiría en pie. Por suerte, la historia tuvo un final feliz gracias a todas las personas que se lanzaron al monte para combatir el fuego, entre ellos el propio Luca, bombero forestal.

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La casa de Luca y Lucía, en medio del monte en Cuevas del Valle© ¡HOLA!
La casa de Luca y Lucía, en medio del monte en Cuevas del Valle

"Eran las 23:13 horas, Luca y Mateo estaban ya acostados y yo viendo la televisión. Sonó el teléfono y nos asustamos. Luca fue corriendo hacia el móvil y yo a la calle, porque presentí que una llamada a esas horas era por aviso de incendio. Así fue, nada más salir al porche ya vi el resplandor del fuego. La llamada era de un compañero de trabajo de Luca. Le dijo: 'Hay un fuego en la Chorrera Marcos con mucha fuerza, saca a tu familia de ahí ya'", nos cuenta Lucía.

"En nuestro interior sabíamos que este día, antes o después, llegaría"

Siguiendo las recomendaciones de seguridad, bajaron las persianas, cerraron las ventanas, pusieron el aspersor en el tejado y salieron de la casa con lo puesto rumbo al centro del pueblo. Lucía se refugió con su hijo en casa de su madre, mientras Luca "se fue en busca del incendio para intentar frenarlo". 

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"No cogimos nada. No solo porque no me diera tiempo, es que ni siquiera pensé en llevarme nada. Tampoco tenemos nada de especial valor", asegura Lucía. "Pero estando a salvo pensé en algo que tenía que haber cogido, solo una cosa, nuestros álbumes digitales. Hago un álbum con Hoffman cada año desde que nació Mateo, son nuestros recuerdos, nuestros tesoros no son más que los momentos vividos y los que vendrán, en familia siempre", confiesa emocionada.

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La casa de Lucía y Luca estuvo a punto de arder bajo unas llamas que ayudaron a apagar los bomberos y la solidaridad de los vecinos

Miedo e incertidumbre

Aquella noche se convirtió en una auténtica pesadilla. "Fueron unos momentos muy duros, de camino al pueblo ya veíamos las llamas y el miedo te invade. Mateo, como es normal, se puso muy nervioso. Luca y yo intentamos mantener la calma todo lo que pudimos y creo que lo hicimos bien", señala Lucía. "Digamos que por la profesión de Luca tenemos el fuego normalizado pero por eso mismo sabemos el respeto que hay que tenerle y lo tremendamente peligroso que es. Hay que intentar mantener la calma y hacer las cosas bien, de ello depende tu seguridad y el poder salvar tu casa o no... Un mínimo descuido puede hacer que lo pierdas todo", añade.

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Por desgracia, no era la primera vez que Cuevas del Valle, un pueblo de 500 habitantes aproximadamente, sufría un fuego de estas dimensiones. Hace justo 16 años, los vecinos ya se enfrentaron a otro devastador incendio provocado. "En nuestro interior sabíamos que este día, antes o después, llegaría. Aun así, ante un incendio no hay nada escrito ni hay nada a salvo", advierte Lucía. 

"Fueron unos momentos muy duros, de camino al pueblo ya veíamos las llamas y el miedo te invade"

Durante las primeras horas del incendio, Lucía mantenía viva la esperanza de salvar su hogar y su verdadera angustia era la suerte de su marido. "Sabía que estaría luchando como una fiera, sin descanso y dándolo todo".

Situación crítica

Con la luz del día llegaron buenas noticias. Pero al caer de nuevo la noche, el viento cambió de rumbo y las llamas comenzaron a rodear su hogar. "El fuego bajaba rápido. Luca, que estuvo todo el día trabajando en la extinción, volvió a nuestra finca para esperar ahí al fuego y defenderla. Ardían pinos grandes a gran velocidad", recuerda. 

La situación se volvió crítica y Lucía llamó a su marido para que saliera de allí. “Pensé que si se quedaba no se salvaría. No quería, se negaba, pero logré convencerle por nuestro hijo y por mí. Volvió por nosotros", dice. Y cuando por fin estuvieron los tres juntos, "sentí que mi familia estaba a salvo y me sentí en paz". 

"Aunque siento tristeza por todo lo que se ha quemado, me inunda la alegría de tener nuestro hogar a salvo"

Sin embargo, aquel sentimiento le duró poco. "Me derrumbó el miedo. Sin Luca allí, pensé que lo perderíamos todo. Nuestra finca, nuestra casa, nuestra vida. Tuve un ataque de ansiedad, nunca lo había tenido en mi vida. Estaba convencida de que se quemaría".

Solidaridad sin límites

Afortunadamente, la unión de todo un pueblo obró el milagro. "No había nadie que hiciera su vida normal, es como si el tiempo se parara para centrar todas las fuerzas en el mismo propósito, salvar nuestro monte”, explica Lucía, quien todavía se emociona al recordar la ayuda recibida. “Nosotros no tenemos ninguna otra casa en el pueblo ni en ninguna parte. Si se nos quemaba, nos quedábamos sin nada. La gente ha sido muy consciente de esto, más de lo que yo podría imaginar y han puesto nuestra casa como prioridad", declara. 

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"Me encontraba por el pueblo a mujeres que me decían que sus maridos estaban en nuestra zona peligrosa, porque no podían dejar que se quemara nuestro hogar. Me escribió gente que no era del pueblo al WhatsApp y a Instagram preguntándome dónde estaba mi finca, para venir, aquí porque sabían del peligro que corríamos. Me devolvieron la esperanza y me hicieron ver la unión y la generosidad de las personas. Siempre estaré agradecida por lo que nos han demostrado. Querían a toda costa salvar nuestra casa", añade. 

“Me siento inmensamente afortunada”

Una semana después del incendio, Lucía solo tiene palabras de gratitud hacia todos los que lucharon contra las llamas. "Aunque siento tristeza por todo lo que se ha quemado, me inunda la alegría de tener nuestro hogar a salvo. Todo el trabajo de tanta gente ha merecido la pena. Me siento inmensamente afortunada", asegura.

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Cuando alguien le pregunta si, tras lo ocurrido, siente miedo de volver a casa, su respuesta es un no rotundo. "Nunca lo he sentido. Estoy en mi casa, mi refugio y mi sitio de confort. ¿Cómo iba a sentir miedo aquí? Si vuelve a sorprendernos un incendio, lo defenderemos a capa y espada otra vez, y estaremos aún más preparados", concluye con firmeza.

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