Un equipo de científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha realizado un hallazgo sorprendente: nada menos que 23 nuevas especies marinas han sido descubiertas en aguas españolas, concretamente en el mar de Alborán, entre Andalucía y el norte de África. Este descubrimiento no solo es un hito para la biodiversidad marina europea, sino también una señal clara de que nuestro Mediterráneo está viviendo una transformación profunda.
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"Estamos viendo cómo especies propias de latitudes más cálidas se están asentando en nuestras aguas", explica el investigador José Templado, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC). "Este proceso, que llamamos tropicalización, está estrechamente vinculado al calentamiento global".
¿Qué significa que el Mediterráneo se esté 'tropicalizando'?
La tropicalización es un fenómeno ecológico por el cual especies propias de mares cálidos, como los del Caribe o el Índico, comienzan a proliferar en aguas que antes eran más templadas. En el Mediterráneo español, esto se traduce en la llegada de peces tropicales, nuevas algas, corales y otros organismos marinos que antes eran rarísimos o directamente inexistentes en la zona.
Pero la historia no es solo de recién llegados. Muchas de las 23 especies descubiertas no son invasoras, sino nativas pero desconocidas hasta ahora. Esto sugiere que nuestros fondos marinos aún guardan misterios por desvelar, incluso en zonas tan exploradas como el mar de Alborán.
Una joya submarina en riesgo
El estudio, publicado recientemente en la revista Frontiers in Marine Science, pone de relieve no solo la riqueza de la fauna marina española, sino también los riesgos a los que se enfrenta. Las nuevas especies, aunque fascinantes, podrían verse amenazadas por la contaminación, la pesca intensiva y el aumento de la temperatura del agua.
“El descubrimiento es una llamada de atención. El Mediterráneo es un auténtico laboratorio del cambio climático. Lo que está ocurriendo aquí pronto podría verse en otras partes del mundo”, afirman los investigadores.
Un Mediterráneo con alma tropical
Así, el mar que baña nuestras playas favoritas, donde disfrutamos de las vacaciones y del atardecer sobre la costa, está cambiando en silencio, a decenas de metros bajo la superficie. Cada vez más colorido, más cálido, más diverso… pero también más vulnerable.
Por ahora, la buena noticia es que aún hay tiempo para conservar y proteger esta nueva biodiversidad. Y quién sabe, quizás algún día estos hallazgos se conviertan en un atractivo más para nuestros fondos marinos, dignos de los mejores documentales de naturaleza… o de una escapada de ensueño para los amantes del buceo.