La música tiene el poder de sanar, de unir y, en noches como la del pasado viernes 19 de diciembre, de escribir historias con letras de oro. El plató de La Voz 2025 se transformó en un escenario de ensueño para acoger la Gran Final de una edición que ha destacado por un nivel vocal excepcional y, sobre todo, por una humanidad que ha traspasado la pantalla. En el centro de todos los focos, una joven de Pontevedra cuya vida ha cambiado para siempre: Antía. La flamante ganadora, que comenzó su andadura en el equipo de Sebastián Yatra para terminar encontrando su hogar artístico de la mano de Pablo López, se alzó con el preciado trofeo en una gala que fue mucho más que una competición. Fue una celebración de la vida y del talento en estado puro, pero también la confirmación definitiva del malagueño como un auténtico e infalible cazatalentos.
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La velada no pudo tener un comienzo más sugerente. La icónica Laura Pausini fue la encargada de bautizar el escenario con una interpretación magistral de ‘Mi historia entre tus dedos’, envolviendo el plató en una atmósfera de nostalgia y elegancia. Fue el preludio perfecto para lo que estaba por venir. Tras ella, la complicidad se hizo carne cuando Malú y Pablo López se unieron a los cuatro finalistas para regalar a la audiencia dos temas que resumían meses de esfuerzo y sueños compartidos.
Sin embargo, el momento en el que el tiempo pareció detenerse fue cuando Antía se plantó ante el micrófono para defender su actuación individual. Con una sensibilidad que recordaba a las grandes damas de la canción, interpretó ‘Complicidad’, de Vanesa Martín. No fue solo cantar; fue un ejercicio de vulnerabilidad que conectó de inmediato con el público. La audiencia, que llevaba toda la semana volcada en la web de Antena 3, confirmó con sus votos lo que muchos ya sospechaban: estábamos ante la nueva gran voz.
"Una joyita en bruto"
La final estuvo jalonada por colaboraciones que ya forman parte de la memoria colectiva del programa. Antía tuvo el privilegio de compartir escenario con la legendaria Ana Torroja, interpretando juntas ‘Se ha acabado el show’. Al finalizar, la que fuera vocalista de Mecano no pudo contener su admiración por la joven concursante y dejó una sentencia que hoy resuena con más fuerza que nunca: "Antía es una joyita en bruto".
No fue la única visita de altura. Artistas de la talla de Pablo Alborán, Sergio Dalma, Edurne, Pastora Soler y Melody quisieron ser testigos de excepción del nacimiento de una estrella. Cada uno de ellos aportó su granito de arena para que los finalistas —Audrey, Oihan, Kimy y la propia Antía— se sintieran arropados en el momento más determinante de sus incipientes carreras. Detrás de la artista que hoy celebra su triunfo, se esconde una joven de 20 años con una historia personal que sobrecoge y admira a partes iguales. Estudiante de Arquitectura y habitual de la música callejera, Antía llegó a La Voz con un objetivo humilde: "vivir la experiencia, conocer gente y descubrir hasta dónde era capaz de llegar".
Pero su camino no ha sido fácil. Tal y como se ha destacado a lo largo del concurso, Antía es una mujer "noble, fuerte y positiva", cualidades que ha tenido que forjar a fuego tras la pérdida de su hermana hace tres años. Esa "compañera de vida" sigue presente en cada nota que entona, convirtiendo su ausencia en una luz que guía su interpretación. Su victoria es, en parte, un homenaje a ese vínculo inquebrantable. A pesar de amar la soledad y la introspección, Antía ha demostrado que su voz pertenece a la multitud.
El fenómeno Pablo López: cuatro veces histórico
Si Antía ha sido la protagonista indiscutible sobre el escenario, en la silla de los coaches el nombre propio es el de Pablo López. Con este nuevo triunfo, el malagueño consolida una trayectoria sin precedentes en el universo del programa en España. Esta victoria supone su cuarto "pleno", un récord que comenzó en 2019 con Andrés Martín y que ha continuado a través de las diferentes versiones del formato: La Voz Senior con Helena Bianco y La Voz Kids junto a Pol Calvo.
Pablo, que siempre se ha caracterizado por su conexión casi mística con sus talents, vuelve a demostrar que su visión artística es infalible. Durante la gala, se recordó la emotividad que rodea a sus victorias, como aquel momento en que el propio Andrés Martín confesó: “No sé si seré capaz de cantar sin llorar”. Esa misma emoción, cruda y verdadera, es la que ha vuelto a coronar a López de la mano de su nueva pupila.
Aunque solo una persona podía llevarse el título, la Gran Final fue un despliegue de compañerismo. Audrey, bajo la tutela de Malú, y los jóvenes Oihan y Kimy, del equipo de Yatra, demostraron que el futuro de la música española está en buenas manos. Las encuestas previas ya daban como favorita a la gallega con 265 puntos, pero la realidad superó cualquier predicción cuando el confeti dorado inundó el plató.
