El calendario emocional de Carmen Lomana tiene fechas que, por su significado, se imponen a cualquier otra. Una de ellas es, sin duda, el aniversario de su boda con Guillermo Capdevila, un día que la empresaria y socialité ha querido evocar recientemente con una publicación cargada de sentimiento en sus redes sociales, demostrando que el tiempo no ha mermado la fuerza de un amor que perdura más allá de la ausencia. Con la discreción y la elegancia que la caracterizan, Lomana compartió una instantánea del día de su enlace junto a una conmovedora reflexión: "Momento arroz y felicidad. Hoy es mi aniversario de boda. Santa Lucía! Lo sigo sintiendo muy cerca aunque hayan pasado muchos años". El mensaje, que acompaña a la imagen de aquel día y a otra más reciente con velas encendidas ante retratos de su marido, habla del recuerdo sereno y la presencia constante de Guillermo en su vida.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 5 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 5 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
"Recuerdos felices", explicaba en la publicación. Un amor que, tal y como nos confesó en una entrevista con ¡HOLA!, fue de una intensidad insuperable, asegurando: "Me he vuelto a enamorar, pero no de esa intensidad. No, ni color. La prueba es que no me he querido casar y sigo llevando mi anillo de casada". La unión de Carmen Lomana y el ingeniero industrial chileno Guillermo Capdevila, aunque se forjó de manera inesperada, se convirtió en el capítulo más significativo de su vida.
Ella, una joven en Londres, como ella misma recordó, conoció a Guillermo en un club de jazz, en un flechazo que fue, según sus palabras, "un golpe de amor". A pesar de no darle el teléfono en aquel primer encuentro, el destino, en forma de reencuentro casual en Brompton Road, propició que el chileno la conquistara. "Willy se me acercó y hablamos: 'Me darás el teléfono, ¿no? Porque no he hecho más que pensar en ti'”, rememoró.
Su boda, celebrada en un entorno de ensueño en Llanes (Asturias), fue un día inolvidable. Un enlace que se fraguó apenas seis meses después de conocerse, cuando Guillermo se lo propuso: "Nos casamos enseguida, a los meses. Estuve 23 años casada con él y fueron los años más felices de mi vida. ", confesaba a ¡HOLA!.
El estilismo de Carmen en su gran día fue, como era de esperar, inolvidable. El vestido, creación de la diseñadora Marisa Martín, era de inspiración victoriana, confeccionado con delicados encajes antiguos de Irlanda, con un cuerpo ceñido, cuello alto y mangas jamón. Un look nupcial que reflejaba su particular estilo y que completó con merceditas blancas, un broche antiguo y pendientes heredados de su familia.
El dolor tras la pérdida
La felicidad de la pareja se prolongó durante 23 años. Una etapa que, si bien fue la más plena de su vida, estuvo marcada por un profundo dolor: la imposibilidad de ser padres tras un embarazo extrauterino y una negligencia médica. “Tuve un embarazo extrauterino. En vez de quitarme la trompa donde se formó el bebé, el médico me quitó las dos… Por si acaso…”, una situación que la dejó "desesperada" y que la llevó incluso a pedir a Guillermo separarse para que él pudiera tener hijos, a lo que él respondió con una generosidad inmensa y amor incondicional.
La tragedia golpeó de nuevo en enero de 1999, con el repentino fallecimiento de Guillermo Capdevila en un accidente. Un mazazo que, tal y como nos confesó a ¡HOLA!, fue lo más doloroso que ha vivido: "La noche en la que me avisaron que mi marido había tenido un accidente y supe que estaba muerto –el 9 de enero de 1999–. Fue horrible. Fue de un impacto tan enorme…". El impacto la sumió en una profunda depresión, llegando a perder el pelo por el estrés y sintiendo que la vida era "una losa". "Hubo un momento en el que quería tirar la toalla y se me pasó por la cabeza… No sabía cómo parar de sufrir", confesó en aquella ocasión.
Sin embargo, su optimismo innato y su "pasión por la vida" la sacaron adelante. "Creo que nunca, nunca debemos dejar que la vida nos hunda, nos doblegue", afirma con convicción. Se aferró al día a día, a las pequeñas cosas, y cinco años después de la pérdida, se mudó a Madrid, donde comenzó una nueva etapa profesional y personal. "A la que me descuido, me divierto", bromea sobre su espíritu indomable.
Hoy, Carmen Lomana, que vive un dulce presente junto a su actual pareja, Antonio Gutiérrez Marcet —a quien define como "muy inteligente" y con el que se quiere "muchísimo"—, sigue honrando la memoria de Guillermo con un profundo respeto. Su historia juntos, aunque brevemente interrumpida, permanece viva, demostrando que el amor verdadero es, sencillamente, indestructible.