El mundo de la arquitectura ha perdido a uno de sus máximos exponentes. Hablamos de Frank Gehry, cuya historia está estrechamente vinculada con España al haber diseñado el museo Guggenheim, pinacoteca ubicada en Bilbao que es un referente internacional del arte contemporáneo y que cambió para siempre la historia de la ciudad vasca. Poseedor de un talento innato y una visión única, tenía 96 años y ha muerto este 5 de diciembre en su casa de Santa Mónica (California) a causa de una enfermedad respiratoria, como han confirmado desde su gabinete.
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Nacido en Toronto como Ephraim Goldberg, era hijo de una violinista de origen polaco y un boxeador que trabajaba de conductor. Siendo Frank adolescente se mudaron a Estados Unidos, donde se ganó la vida siguiendo los pasos de su padre hasta que se apuntó a una escuela nocturna que cambió para siempre su destino. Como contó en Arquitectura Viva, en el centro recibió clases de cerámica con un profesor que estaba construyendo una casa diseñada por Raphael Soriano y que le invitó a conocer el proceso. Le gustó tanto esta experiencia que empezó a recibir lecciones de arquitectura, campo en el que ha hecho historia. De hecho, él mismo ha estado en el otro lado, como profesor en la Universidad de Yale.
Admirador de Gian Lorenzo Bernini, el ganador del premio Pritzker ha dejado huella mediante diferentes construcciones que están repartidas por todo el mundo. Su sello está en el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles y la sala de conciertos New World Center, en Miami. Pero la obra que marcó el inicio de una carrera marcada por el éxito data de 1978, cuando construyó su propio hogar, en el que pasó cuatro décadas, un bungalow económico de madera cubierta con malla de alambre. Él mismo confesaba que siempre se había rebelado contra todo y a raíz de ahí empezó a encadenar proyectos por todo el mundo: la Fondation Louis Vuitton, en París; el Museo de Diseño Vitra, en, Alemania; y la emblemática Casa danzante de Praga, en la que formó equipo con el arquitecto croata-checo Vlado Milunić.
Trabajador incansable, hace poco más de una década le preguntaban por la idea de jubilarse y decía con gran sentido del humor que todavía era muy joven para hacerlo. Frank Gehry, que hizo un sombrero para Lady Gaga, adoraba los cuadros, las esculturas, los libros y la música, siendo Gustavo Dudamel uno de los directores de orquesta a los que más admiraba. Además, era dueño de un equipo de hockey sobre hielo llamado Foq y su secreto para desconectar y relajarse era navegar. "Tengo un velero Beneteau First 44.7 que guardo en Marina del Rey. Solo salgo a navegar durante el día. Me relaja como ninguna otra cosa. Cuando navegas, todo cambia a cada segundo, así que tienes que estar alerta. Me encanta", confesaba en Wall Street Journal.
Inaugurado el 18 de octubre de 1997 por el rey Juan Carlos, el museo Guggenheim fue una de sus obras más célebres. "Milagrosamente, los rusos tuvieron un exceso de titanio, los precios reventaron en el mercado durante esos tres meses y el precio del titanio fue más barato que el del acero. Así que, ¡bingo! Lo teníamos. Fue un milagro", recordaba en TVE sobre el revuelo que causó su propuesta y el uso de titanio. Aquel proyecto le hizo además enamorarse de nuestro país y de la personalidad de los vascos, de los que hablaba en el ente público con cariño: "Puedes cerrar un trato con un apretón de manos. No hay por qué firmarlo todo. Se guían por la confianza, la honestidad y la claridad, y eso me gustó".
