Cuando se dice que la realidad siempre supera la ficción, no es ninguna exageración. ¡HOLA! acaba de conocer la triste casualidad que existe entre Encarnita Polo y la residencia donde ha muerto, a los 86 años, a manos presuntamente de un compañero que residía en el mismo módulo que ella. Un trágico final para la artista española que ha dejado a su familia y amigos sumidos en una profunda tristeza, y que parece haber salido del guion de una película de terror.
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Del centro para mayores, solo se ha conocido un comunicado con el que piden respeto y discreción sobre este delicado asunto: "Estamos consternados ante lo ocurrido y por máximo respeto a la confidencialidad que ahora mismo se nos pide y el cariño de nuestros residentes, familias y personal del centro, no vamos a pronunciarnos ante la situación. Nuestra prioridad es velar por el bienestar general en estos momentos tan difíciles", han dicho.
Triste coincidencia
Encarnita Polo había visitado la residencia, donde, presuntamente, le han quitado la vida, en el año 2017. Con motivo del décimo aniversario de este centro para mayores, la cantante recibía hace ocho años un premio, en compañía de otros artistas como Arévalo, Malena Gracia, y Montty, quienes también participaban como artistas invitados.
"Me dijo que iría a esta residencia"
"En el año 2017 yo acompañé a Encarnita a esta residencia, porque le daban el premio a dos personas que vivían allí, y otro era para una persona de fuera, que era ella. Yo la acompañé y fuimos a esa residencia donde ella cantó", nos ha contado con detalle Antonio Montiel, el pintor malagueño y gran amigo de la cantante desde el año 1986.
"Nos enseñaron las instalaciones y ella llegó a decir que si tenía que ir a una residencia algún día, quería que fuera esa, de camino a Madrid me lo dijo, que le había encantado", nos ha contado Antonio sobre el recuerdo que guarda de aquel día feliz para todos ellos.
"Durante todo el tiempo que estuvo en Ávila, echaba de menos Madrid, su vida en la ciudad, las fiestas, los amigos"...nos ha contado el gran amigo de Polo sobre cómo, a pesar de estar bien atendida, ella echaba de menos su vida de artista en la capital. Pero, según ha relatado el pintor: "Encarnita se fue a vivir a Ávila porque su hija se había ido allí con su marido y su hijo, porque querían vivir en una casa, más que en un piso, y se fueron a un chalet adosado", nos ha explicado. "Porque, además, Encarnita vivía de alquiler en Madrid y su hija la tenía que ayudar".
Polo estuvo años viviendo en un piso en la ciudad castellana hasta que hace año y medio, su hija, Raquel Waitzman, de 55 años, decide que vaya a vivir con ella a su casa. Allí Encarnita tenía su propia habitación, "con televisión y todo", y así estuvo hasta mayo, cuando ingresa en la residencia, nos ha contado su buen amigo sobre cómo fue el último año de vida de la intérprete. "Cuando empieza a tener lagunas, ella (Raquel) ya no puede ocuparse tanto porque está trabajando y decide llevarla a la residencia", nos ha contado Montiel.
