El pasado sábado 1 de noviembre, Sevilla amaneció radiante. Un sol otoñal, cálido y luminoso, bañaba cada rincón de la ciudad, presagiando un día lleno de emoción. La fecha estaba marcada en rojo en el calendario de los familiares y amigos de María Fernanda Martín Losada y Pablo Solís Hernández, quienes no dudaron en acompañarlos en el día más importante de sus vidas.
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UNA FAMILIA BODEGUERA
María Fernanda es nieta de los condes del Álamo por la rama materna y pertenece a una de las familias más conocidas de Andalucía. Su familia es fundadora y propietaria de la Bodega Palacio Quemado. Como no podía ser de otro modo, los vinos que se sirvieron durante la celebración fueron los de la bodega familiar, brindando por el amor y la tradición.
La pareja se dio el sí quiero en la Parroquia del Santísimo Corpus Christi, situada en la popular Avenida de la Palmera de la capital hispalense. Una elección, con la que la novia rompía con la tradición familiar de casarse en la Parroquia de Santa María Magdalena, donde su tío ostentó el cargo de hermano mayor de la Hermandad de la Quinta Angustia, apostando por un escenario distinto, pero igualmente emblemático.
Tras la ceremonia religiosa, los novios y sus invitados se desplazaron hasta el Real Club Pineda de Sevilla. Fundado en 1940, este exclusivo club es conocido por ser punto de encuentro de la aristocracia y nobleza sevillana, así como uno de los lugares predilectos de la infanta Elena para practicar la equitación en sus viajes a Sevilla. Entre brindis y felicidad, los asistentes disfrutaron de un cóctel variado y de un exquisito arroz con vieiras y foie, antes de dar paso a una fiesta que se prolongó hasta altas horas, animada por el DJ Staffand Sound. Las fotógradas que los novios escogieron para captar los momentos de un día inolvidable fueron Encarnación Campanario y Paricci.
ESPECTACULAR TIARA Y PENDIENTES FAMILIARES
Uno de los secretos mejor guardados era, como en toda boda, era el vestido de la novia. María Fernanda deslumbró con un diseño exclusivo de Fernando Marín Pallarés. De líneas puras, corte recto y caída fluida tenía la cintura ceñida con un delicado fajín que realzaba su figura. El mismo diseñador fue el encargado de confeccionar un vestido largo rojo para la madre del novio, quien ejerció como madrina y lució la tradicional mantilla española.
El look nupcial se completó con un velo de encaje y una tiara familiar de brillantes con motivos florales y vegetales, que aportaban un aire regio y atemporal. Los pendientes, también de herencia familiar, añadían el toque de sofisticación perfecto. El peinado y maquillaje, obra del equipo de Dinte Estudio, realzaron la belleza serena de la novia.
UNA INVITADA ESPECIAL
Entre las invitadas, una de las más aplaudidas fue Ana Gallardo, cuñada de la novia y creadora de The Nook Store. Ana acaparó todas las miradas con un diseño en transparencias buganvilla firmado por el sevillano Nicolás Montenegro, y un impecable maquillaje de Alejandra Domínguez Gila.
Además, la empresaria se encargó de diseñar el vestido de la madre de la novia, confeccionado en seda rústica de color verde jabonoso: una creación delicada y elegante, que se convirtió en otro de los grandes aciertos de una jornada inolvidable.
