Ha pasado una semana desde que os narramos, sin escatimar en detalles, como fue el enlace de Stella Banderas y Alex Gruszynski. Sin embargo, hubo algo de la idílica jornada que nos reservamos y hemos desvelado en nuestras páginas, que han visto la luz este miércoles: la posterior cena —y fiesta—, que estuvo repleta de sorpresas y momentos inolvidables. Lágrimas, sonrisas, diversión... la velada donde se festejó el amor entre los recién casados estuvo cargada de emociones, y nadie estuvo exento de contagiarse de la alegría que inundaba el enclave vallisoletano. La fiesta, al igual que la ceremonia, tuvo ese aire gótico que tanto apasiona a la protagonista, quien lució un segundo look nupcial firmado por Jane Brooke. Además, para esta segunda parte —así como en la primera—, Antonio tuvo un papel fundamental —y el más importante hasta la fecha—, cautivando a todos los invitados.
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Tras acompañar a la "niña de sus ojos" al altar derramando alguna que otra "lagrimilla", Antonio fue uno de los encargados en ofrecer un precioso discurso —en inglés—, emocionando a todos los presentes al escuchar las palabras dedicadas a su única hija. Una vez terminada su avalancha de elogios a los recién casados y los recuerdos con su pequeña Stella —porque sí, para él siempre será su pequeña—, esta se levantó de su asiento para fundirse con su padre en un sentido abrazo repleto de cariño y agradecimiento.
Una vez terminada la cena, se trasladaron a la pista de baile, donde Stella eligió a Antonio para su primer baile como casada. Meciéndose al ritmo de Moonlight Serenade, del artista Glenn Miller aunque interpretada por la orquesta sinfónica Larios Pop del Soho, padre e hija disfrutaron de un momento inolvidable antes de separarse para bailar con sus respectivas parejas.
De Hollywood, a Broadway
Sin embargo, este emocionante acto no fue lo único que tenía preparado el actor malagueño. Bajo la manga de su espectacular esmoquin —decorado con una cala negra—, el que es uno de los rostros de la cinematografía de Almodóvar tenía guardada una sorpresa digna de su propia estatuilla de los Oscar.
Antonio dejaba sin palabras a los recién casados cuando cogía de nuevo el micro, aunque esta vez no fue para dar ningún discurso, si no para convertirse en toda una estrella del pop. El que fuera Alejandro Murrieta en la ficción interpretó, junto a la orquesta de su compañía teatral El Teatro del Soho, una versión de Minnie The Moorcher de Cab Calloway que, si bien fue escuchada por primera vez en 1931, no fue hasta los años ochenta que se convirtió en el hit que es ahora al ser parte de la banda sonora de la película The Blues Brothers.
"Ha sido algo especial. Quería que la fiesta tuviera ese calor, esa pasión y esa capacidad de celebración que tenemos los españoles. Quería que la gente se quedara con el sabor de la alegría y de los buenos caldos de nuestro país", nos confesaba el laureado actor tras la insuperable fiesta.